¿Hay sueños que se pueden cumplir sin salir de casa? Si, y realizar la cobertura de Sundance es uno de ellos.
Cuando reflexiono en el por qué una de mis grandes pasiones es el cine y hablar sobre todo lo relacionado al mismo, mi respuesta es que, a través de sus historias, tanto fuera como dentro de la pantalla, han sido el medio por el cual una persona introvertida como su servidor, encontró la manera de comunicarse consigo mismo y el mundo a su alrededor.
Me parece que la emoción de participar en un festival de cine -por lo menos para mi persona- reside en esto último: la sensación de comunidad, una fiesta donde todas las fronteras se rompen, pues en esencia todos compartimos una misma pasión y partir de ella forjamos un diálogo.
Pero las celebraciones / debates son aún más interesantes cuando participa un gran grupo de personas, y eso sucede cuando hablamos de los festivales más importantes del mundo, por lo que durante años he tenido el sueño profesional de participar en alguno de ellos y gracias a Sundance este año pude hacerlo.
Pero para quienes nunca hayan escuchado hablar del mismo, permítanme brindarles un poco de contexto. Sundance fue fundado por el icónico actor Robert Redford, quien nombró al evento en honor a su personaje homónimo en Butch Cassidy and the Sundance Kid.
El propósito de aquel espacio era contraponerse a la industria hollywoodense mediante la creación y distribución de cine independiente, donde nuevas y diversas voces / formas de narrar vieran la luz. Así desde 1985, cada segunda quincena de Enero, en Utah, Estados Unidos, hemos visto el nacimiento de grandes películas y directores/as como Antes del Amanecer de Richard Linklater, Whiplash –creada por Damien Chazelle-, American Psycho –la ópera prima de Mary Harron-, o más recientemente Minari de Lee Isaac Chung, Never, Rarely, Sometimes, Always –obra de Eliza Hittman- e inclusive Palm Springs.
Pero hecha esta introducción, ¿cómo fue la experiencia de realizar la cobertura de Sundace para el sitio web de Fuera de Foco?
La experiencia a través del clic
Hablemos del elefante en la habitación. Si hace exactamente un año, me hubieran comentado que en 2021 estaría realizando la cobertura de Sundance, les respondería -en el mejor de los sentidos- efusiva y respetuosamente que estaban locos, y si a eso le añadían que debido a una pandemia generada por un bicho llamado COVID – 19, tendría acceso al mismo a tan sólo unos clics de distancia, les diría que estaban dementes. Y bueno, bajo dichas circunstancias acá andamos. Aún necesito que alguien me pellizque.
Dentro de las pocas cosas buenas que han traído estos tiempos convulsos para todos/as, y hablando desde mi privilegio clasemediero, ha sido la oportunidad de accesar online a la realización de diversos circuitos cinematográficos, a los cuales por lo referente a costos de traslado me sería imposible experimentar.
Sería bellísimo poder viajar a Park City, conocer sus alrededores y disfrutar bajo el mismo son, una película en una sala llena de personas espectadoras. Por mi experiencia en otros festivales, extrañé la convivencia con otros/as y la emoción de sacar los mejores outfits para ir a conocer lugares nuevos donde haya mucha gente que comparta la misma pasión por el cine.
Pero debo admitir que la experiencia en línea tiene un enorme encanto llamado comodidad: quizá no tenga una pantalla o el sonido con la calidad de un complejo cinematográfico, pero que bonito es disfrutar un filme desde la suavidad que proporciona un colchón o sillón y la calidez de una cobertor. Aunque esto pueda ser contraproducente pues la tranquilidad proporcionada por dichos elementos puede generar la ensoñación.
Existía un tiempo límite para observar cada filme, el tiempo estipulado para las premieres era de 3 horas y para las segundas visualizaciones era de 72, sin embargo el poder darle play / pausa o adelantar -para aquellos casos donde la obra en cuestión te este aburriendo- es simplemente reconfortante.
Además al eliminar mediante el clic las barreras temporales y físicas que regularmente suelen traer consigo la sensación de prisa en los festivales, hizo más sencillo la posibilidad de ver muchos más largometrajes, Q&A, compartirlos con las personas de casa y al mismo tiempo disfrutar con calma de un rico acompañamiento alimenticio.
Eso si, la experiencia de muchas películas constantemente se vio interrumpida por la realización de las actividades cotidianas del hogar: tareas domésticas y sobrinos que cuestionaron mi estado Zen al ponerse a bailar frente al televisor, mientras el sonido de la gallina pintadita se alzaba por encima de lo audible en el filme.
Debo confesar que mi experiencia se remitió al visionado de las cintas y las posteriores preguntas y respuestas con las/os realizadores/as, por lo que me perdí secciones que sonaban bastante interesantes, como los lobby donde podías crear tu avatar y conversar con otra gente del festival -donde por cierto anduvo Edgar Wright- o la sección VR.
Reflexiones finales
Por lo menos en aquellas obras que tuve la oportunidad de observar, me parece que cada una de ellas representa a la perfección la ideología del festival, más de la mitad se trataban de óperas primas y quizá en algunas producciones participaron grandes estrellas o realizadores/as consolidadas/os en el medio, pero ya fuera a nivel narrativo / temático se trataban de ejercicios arriesgados.
Ya fuera que su resultado -a mi parecer- fuera satisfactorio o no, fue agradable encontrarse con propuestas claramente autorales que se sentían cercanas a sus creadoras/es: Censor fue un homenaje de su directora al cine que tanto ama, El Planeta es una exploración de los miedos y vulnerabilidad de su creadora, e inclusive largometrajes como R#J se atrevieron a explorar narrativas suscitadas plenamente en lo digital.
Lo escribía en mi crítica sobre esta última cinta y perdón que me repita, pero creo que dicho argumento ejemplifica el contenido de Sundance este año: un espacio que busque dar voz a contenidos que se contrapongan a una industria donde la creatividad suele ser eclipsada o apagada en beneficio de las fórmulas comunes que generen millones en la recaudación, me parece algo merecedor de los aplausos.