“Son tiempos difíciles para los soñadores.” Amélie Poulain
El día de la muerte de la princesa Diana, Amélie ve accidentalmente una pequeña caja detrás de los azulejos de su baño. Abre la caja, y encuentra objetos de un niño que ahora es un hombre. Tomará una decisión: buscar a ese hombre y dedicar su días en mejorar las vidas de las personas que la rodean. Todo esto la llevará a conocer sus propias fortalezas y descubrir sus sufrimientos, pero al hacerlo, tendrá que cuestionarse a sí misma por primera vez.
El director Jean-Pierre Jeunet nos sumerge en un universo único, Amélie Poulain, vive en su propio pequeño mundo extravagante donde los pequeños placeres, los más insignificantes, se transforman en el elemento más importante dentro de su universo. Son estos pequeños momentos que ofrece la vida, los que dan a su espíritu una especie de bienestar interior. Además, los momentos aparentemente absurdos para muchos, son para ella un placer.
El largometraje alcanzó un gran éxito en Francia y en el mundo, con nada menos que cinco nominaciones, incluida una a mejor película extranjera, en los premios Oscar 2002. Sin embargo, lamentablemente la crítica decidió no darle ni una estatuilla.
La historia original
Jean – Pierra Jeunet sabe contar la historia de personajes fuera de este mundo inmersos en una tierra que parece de pura fantasía. En la película se combina magistralmente sus personajes clásicos e irónicos en una historia sencilla y tierna, con una lección de vida, dedicada a esas almas solitarias en el mundo.
El filme es un cuento moderno, en todos los aspectos, comenzando desde el planteamiento. Amélie es nuestra heroína, ayuda a algunas personas a superar sus bloqueos internos. Luego, como todo cuento, está la historia de amor hacia la que se dirige la heroína y que para conseguirla debe luchar.
A través de la voz narradora (un personaje primordial en la historia) conocemos todo sobre la vida de Amélie y las causas que la llevaron a vivir una vida cotidiana de soledad pero llena de imaginación. Sabemos todo sobre cualquier personaje que gira en torno a el personaje principal, lo que aman y lo que odian.
Su impecable estilo
El director tiene el mérito indiscutible de haber destacado a una de las actrices más populares del cine francés: Audrey Tattou que, con su apariencia externa y a través de su talento artístico, encarna a la perfección en Amélie, ahora es un ícono del cine moderno; sin su interpretación la película no habría tenido tanto éxito.
Por otro lado, la escenografía añade elementos de magia a la película dirigiendo todo aún más hacia un entorno fabuloso y surrealista. El ambiente es muy limpio y casi perfecto, vemos elementos del período histórico en la que se desarrolla, como cabinas telefónicas, autos y vestuario.
Los colores con tintes amarillos, verdes y rojos acompañan a la historia y quedan perfectos con la personalidad de Amélie. También, dentro de la película, todo es simétrico: el personaje principal está siempre en el centro del encuadre con espacios vacíos.
Sus movimientos de cámara con múltiples carros, zooms y avances rápidos hacia los numerosos primeros planos de los personajes, dan una narración visual muy difícil de olvidar, sin dejar de lado la música increíble de Yann Tiersen que suma un sentimiento emocional increíble.
Su éxito tras 20 años
El éxito de la película se debe en gran parte por su técnica, sin embargo, también por la forma que decidió el director narrar el tema. La historia nos aparece como un sueño delicado, un mundo alternativo en el que los inadaptados a las reglas sociales pueden contar su mundo interior.
Ante todo, se afirma una idea: nuestro ser de adulto es causado por nuestra infancia y nuestra familia, todo es una consecuencia. Jean – Pierre Jeunet habla al corazón de los solitarios que intenta inducirlos para que abandonen su mundo interior, afirmando que para vivir no tenemos que fingir, cada uno de nosotros es lo que es, nuestras manías y defectos nos hacen únicos.
Por ultimo, las escenas entre Amélie y Nino están llenas de tensión por la gran expectativa que tenemos a lo largo de la película, escuchamos el latido de su corazón y su respiración. La escena del beso es pura belleza, son dos personajes solitarios se encuentran y finalmente se aman.