Durante décadas, el cine de posesiones demoníacas ha estado dominado por clichés: crucifijos, voces distorsionadas y cuerpos retorcidos.
Pero David Midell, director de El Exorcismo: El Ritual, propone una mirada distinta. En lugar de apoyarse en sustos fáciles o exageraciones sobrenaturales, construyó una película que se siente casi como un documental, enfocada en la humanidad de sus personajes y la autenticidad de sus emociones.
En entrevista exclusiva, Midell habló sobre su intención de romper con las fórmulas del cine de terror, su colaboración con un elenco de alto perfil como Al Pacino y Dan Stevens, y cómo tratar un exorcismo como si fuera un drama humano.

El Exorcismo El Ritual simuló un documental
Desde los primeros minutos de El Exorcismo: El Ritual, es claro que algo es distinto. La cámara no actúa como espectador pasivo, sino como un testigo inmersivo, atrapado en medio de la tensión espiritual. Esa fue una elección consciente del director.
“Queremos que se sienta un poco más como un documental. Queremos que se sienta un poco más basado en la realidad que algunos de los otros filmes que tienen un tema similar que hemos visto”.
David Midell, Fuera de Foco
El objetivo era transmitir una experiencia más auténtica, más cercana al espectador.
“Casi como si los operadores de cámaras estuvieran en la habitación con los sacerdotes y los monjes, reaccionando a lo que estaba sucediendo en el tiempo real. No sabían qué iba a pasar antes. Solo estaban reaccionando a lo que estaba sucediendo”.
David Midell, Fuera de Foco
Este enfoque también se apoyó en un trabajo de investigación riguroso. Midell conversó con sacerdotes reales, exorcistas y conocedores del ritual católico para lograr una representación precisa.
La autenticidad no solo estaba en la forma visual, sino también en la ejecución de los ritos y el ambiente litúrgico.
“Fue muy afortunado que el priesto de la iglesia donde grabamos el filme fue muy generoso con su tiempo, nos ayudó en tantas maneras”, recordó.
La producción tuvo acceso a prácticas reales, desde cómo encender el altar hasta cómo sostener la hostia o recitar oraciones en latín.
Esto no solo benefició al equipo técnico, sino también al elenco, en especial a Dan Stevens, quien fue entrenado directamente por un sacerdote para dar mayor realismo a sus escenas.

“Nunca lo pensamos como un filme de terror”
Más allá del exorcismo, la clave emocional de la película está en los personajes. Según Midell, el elenco no abordó la historia como una típica película de terror. “Todos se acercaron a esta historia como si fuera un drama de personajes. Nunca lo pensaron como un filme de terror”, reveló.
Esa perspectiva transformó las actuaciones de principio a fin. En lugar de enfocarse en lo demoníaco, los actores exploraron los traumas, contradicciones y conflictos internos de sus personajes.
“Fueron muy profundos en lo que estas personas estaban pasando, sus background y el conflicto entre ellas”, agregó el director.
Un ejemplo destacado es la relación entre los personajes de Dan Stevens (Padre Steiger) y Al Pacino (Padre Teófilo).
Ambos representan dos generaciones, formaciones religiosas y visiones del mundo distintas, y esa tensión se convierte en uno de los pilares dramáticos de la película.
“El personaje de Dan y Al empiezan, gastan una buena porción del film en odios con los demás. Vienen de perspectivas diferentes. Probablemente tienen diferentes formaciones educativas.
El Padre Steiger es más joven, su entrenamiento era probablemente más moderno que el entrenamiento del Padre Teófilo”.
David Midell, Fuera de Foco
Pero a pesar de esas diferencias, hay algo que los une. “Ambos quieren ayudar a esta mujer, y ven que ella está sufriendo mucho. Pero tienen diferentes maneras de ayudar a ella, y eso inevitablemente causa conflicto, pero al final del film vienen juntos y se unen en su aprocha”, compartió el director, subrayando la dimensión empática del relato.
Para Midell, lo más importante fue capturar el espíritu de una historia en la que todos los involucrados, dentro y fuera de la pantalla, compartieron una intención común: la compasión.
“Esta historia es realmente sobre una mujer que estaba sufriendo mucho, y este grupo de personas se unieron y se pusieron en gran riesgo para ayudarla”, afirmó. Y añadió con sinceridad:
“Los priestos y nonos que se unieron hicieron grandes sacrificios. Se sacrificaron físicamente, espiritualmente, emocionalmente, para tratar de ayudar a aliviar esta pobre mujer que estaba sufriendo”.
David Midell, Fuera de Foco
Esa energía colectiva trascendió incluso la diversidad de creencias entre el elenco y el equipo técnico. “Tuvimos gente de todos los aspectos concebibles, religiosos, étnicos, trabajando en el filme… todo el mundo se conectó a un nivel universal”, concluyó Midell.
