Mr Robot es una serie que en su temporada final nos da pincelazos de un arte cambiante, desafiante y hasta poético. Para algunos el episodio 4 de esta Temporada 4, «Not Found«, pudo haberse sentido como un relleno, pero para mí es un pequeño desvío para apreciar el panorama en trama y personajes hasta llegar a un explosivo desenlace.
Cada una de las piezas principales de este show están en algún momento de angustia; ya sea en la oscuridad y soledad de un cuarto haciendo sex-chat en la computadora, o recorriendo la ciudad con un extraño ebrio vestido de Santa, o peor aún, emprendiendo un viaje bajo la luz de la luna en un sombrío bosque que parece ser el sendero a la muerte.
No me canso de decir que el desempeño actoral es cada vez más exquisito en este programa. Ahora le tocó el turno de brillar a Wellick, este enigmático personaje que siempre dio eco a un «American Psycho» y que en sus momentos finales (si es que en verdad es su fin), mostró tener más humanidad de la que le dábamos crédito.
Dom y Alexa
Cuando presentaron a Dom como esa agente especial del FBI se notaba una mujer decidida pero a la vez solitaria, acompañada en su cuarto únicamente por su fiel compañera: Alexa, la inteligencia artificial del altavoz inteligente de Amazon.
Aunque en ese momento era su decisión ser así, ahora parece ser su única escapatoria de la realidad; al ser amenazada directamente por el Dark Army, por lo cual es una esclava de la organización criminal.
De ella vemos que se involucra de lleno al saber que quien creía era un hombre a quien le estaba sex-chatiando en realidad es una mujer, lo que despierta inmediatamente su interés, al ser gay. Se emociona tanto que la invita a su apartamento y cuando parecía que iban a tener una noche de acción pasional todo se vuelve rojo…
Sucede que la mujer que invitó se pone una máscara del Dark Army e intenta ahogarla en su propia bañera, la cual está llena de pétalos rojos y el baño lleno de candelas; decoración que ella no había montado.
Al estar sumergida forzadamente por su victimaria, eventualmente despierta. Sí, todo fue un mal sueño de una Noche antes de Navidad.
Desesperación de Darlene
En otras ocasiones me parecía que la actuación de Darlene era lo que tenía flojo esta serie, pero en este conjunto de capítulos me han dado una cachetada con ese argumento. Esta mujer se está luciendo y ojalá sea tomada en cuenta en próximos premios.
Ella se encuentra desesperada porque sabe que si Elliot no contesta es porque algo malo pasó, lo presiente y se preocupa muchísimo. Eso la pone de mal humor, sabe que toda su vida así ha sido y su hermano no es el más agradecido que exista.
El punto es que consigue información valiosa sobre cómo llegar a las cuentas del Banco de Chipre que tiene el Grupo Deus, pero necesitan infiltrarse en la compañía Virtual Realty para ello. Creativo nombre en verdad.
Al no conseguir dar con Elliot intenta otras formas, hasta que es captada por un hombre ebrio vestido de Santa. Con su ingenio logra convencerlo que le preste el carro para ir a hacer una misión, lo cual acepta el buen Tobías, sujeto que lleva alegría a niños con cáncer en esas fechas especiales.
El viaje en vehículo da chance para conversaciones interesantes, a como siempre tiene esta serie, hasta que llegan a la casa de Tobías y se da cuenta que en realidad el carro en que andan no es el suyo, así que Darlene hackeó/robó un vehículo ajeno.
Todo eso queda en segundo plano cuando la vemos quebrarse por su angustia, siendo reconfortada por este Santa que le dice que también debe preocuparse por ella misma.
Un bosque al más allá
Y en la parte más frontal del capítulo tenemos a Elliot, Wellick y Mr Robot en una misión prácticamente suicida. Wellick mató, o creyó que había matado, al agente del Dark Army que siguió a Elliot hasta su casa en una van.
Luego se dirigen en esa van hacia las afueras de la ciudad, con el objetivo -según el plan de Wellick- de quemar el vehículo junto al hombre del Dark Army para no dejar rastro.
Todo se estropea cuando se bajan a comprar gasolina y fósforos, siendo retrasados por una insistente señora que atiende el local, solo para darse cuenta que el que creían muerto seguía vivo, y que además se llevó la van hacia quién sabe dónde. Lo peor del asunto: no tienen señal de celular en ese sitio de la ciudad.
Es así que se enrumban al pueblo más cercano, a pie y a través de un bosque, dando espacio a preciosas tomas de claroscuro y un ángulo de cámara confuso cuando los tres avanzan hacia la nada, hacia la incertidumbre.
Wellick es el primero en quebrarse, siente que es en vano que sigan caminando, anticipa que los Dark Army ya deben saber de ellos y están cerca de alcanzarlos. Bajo esa reflexión se sincera con Elliot, diciendo que lo envidia por lo despreocupado que es, todo lo contrario de lo que él siempre fue en la vida, con trajes caros y una pose constante.
¿El fin de Wellick?
Eventualmente y tras una acalorada discusión entre Elliot y Wellick, llegan a ver un ciervo muerto en la pista, así como la van que se estrelló contra un muro. Al acercarse sigilosamente, cada uno por un lado de la ventana, el hombre del Dark Army moribundo hace disparos a ambos lados.
A Elliot y Mr Robot no les pasa nada, sin embargo no corrió con la misma suerte Wellick, quien sufre por un disparo en el estómago. Éste le insiste que no se preocupe por él, que «solamente dará un paseo», por lo que lo vemos alejarse hacia la neblina nocturna…
Lo curioso es que se topa con el animal que emitía un sonido que los tenía preocupados anteriormente, agachándose para verlo mejor y notar que tiene un brillo multicolor.
¿Tendrá un significado en específico todo ello? No lo sabremos, lo que sí es que fue un capítulo mucho más poético, imaginario y sensible; lo cual no me deja ninguna objeción al respecto.