Snowpiercer en su temporada 2 balancea bien la aventura y la ciencia ficción con las discusiones existencialistas sobre política y medio ambiente.
En la Temporada 2 de esta serie basada en la película de culto de 2013 dirigida por el cineasta Bong Joon-ho, la trama ha recorrido un camino propio, valiéndose por su propia cuenta y con confianza ha avanzado a terrenos nuevos. Siendo entretenida y sorpresiva a la vez.
La nueva historia de Snowpiercer continuó con las escenas de acción y aventura que fueron sumamente exitosas en su historia anterior. Llevando esa tensión y emociones a todo lo alto, poniendo en verdaderos aprietos a los protagonistas y con la inclusión de un «villano» que sobresale: el genialísimo Sean Bean (a quien recordamos por Juego de Tronos) interpretando al temible Señor Wilford, soberano del mítico tren.
Trama a alta velocidad
Las cosas las retomamos de como había concluido la Temporada 1, con la sorpresa del Big Alice, un segundo tren que es liderado por Wilford y que además cuenta con recursos necesarios para mover al gigante Snowpiercer. Desde ahí vemos cómo la balanza va cambiando, y que esa unión que tanto le costó a Layton y compañía para alcanzar con su revolución, ahora puede verse comprometida gracias a esta imponente figura.
Melanie tampoco pasa el mejor momento, el reencuentro con su hija Alexandra es algo que le cuesta procesar. Saber que ella la odia y que no puede abrazarla después de tanto tiempo la carcome por dentro, sin embargo tiene una misión mucho más importante que cumplir. De ella puede depender el futuro de toda la raza humana.
Por otro lado tenemos a personajes que pasan por muchos cambios como Till, quien enfrenta demonios internos explorando la fe; Ruth y su lealtad a costa de muchas cosas; Audrey que debe confrontar traumas peligrosos; Josie y una transformación significativa, entre otros que por la lucha y por perseverar el status quo pre-revolución son capaces de todo.
Un futuro emocionante
Lo que hace tan bien Snowpiercer en esta Temporada 2 es que las historias van aumentando en su nivel, las motivaciones y las dudas en cada pieza del rompecabezas hacen que lo impredecible sea la ley. La presencia de Wilford como persona y como ícono da un realce a tantas historias de la humanidad en que incluso los tiranos han tenido tantos adeptos.
El manejo que hay de la trama para ir de un lugar a otro está muy bien llevada, con algunos saltos convenientes por aquí y por allá pero todo comprensible para una serie que no hay que olvidar que es de cable tradicional, y que por lo tanto no tiene tantos focos encima como si fuese de Netflix, HBO o Disney+.
Pero puedo decir con total y plena seguridad que hasta ahora lo que ha mostrado la serie, y perdonándole algunas extravagancias un tanto ilógicas, es de lo mejor que ha ofrecido la tv (ya sea cable o streaming) en todo lo que llevamos de 2021.
Y, obviamente, las comparaciones con la película original seguirá mermando puntos con la crítica. Sin embargo, yo que también amé la obra de Bong Joon-ho en su momento, digo que esta serie hace un tremendo homenaje a la misma, a tal punto que ya agarró su propia vida y va encarrilada a mayores éxitos.