Cada adaptación de una obra literaria enfrenta los mismos problemas que se pueden resumir en uno sólo: nunca se va a tener contentos a todos. La primera temporada de la adaptación de la novela “Diablo Guardián” escrita por Xavier Velasco no es la excepción. Va a desilucionar a muchos fans, que sin embargo, terminarán la primera temporada con pocas ansias de ver la conclusión.
Violetta es una chica con ganas de vivir su vida al máximo. Convencida de que trae justicia al universo (al suyo principalmente), toma el dinero que sus padres robaron a la Cruz Roja y escapa a Nueva York. De ahí se desprende una serie de experiencias donde vamos conociendo cómo es Violetta; a veces como si la viéramos estática en una postal sin remitente, y otras cómo si pasara a toda velocidad en un Corvette Amarillo.
Todo esto se alterna con la vida de escritor fallido que lleva Pig, el protagónico másculino, encargado de escribir la vida de Violetta. De sobra está decir que Pig es una proyección más que obvia del autor Xavier Velasco.
Los fanáticos del libro sabemos que Violetta, (el personaje principal y alma de la novela) quiere siempre ser otra… y en esta adaptación lo logra. Quizá la mayor coincidencia entre la serie y el libro es que pocos van a pasar del primer capítulo. Sin embargo y como en el libro: los que lo hagan lo agradecerán.
Es posible reconocer a esa chica del pastel que conocimos en las páginas del libro, pero sólo porque conocemos el libro. Lamentablemente, y como es de esperarse, muchas motivaciones quedan fuera de la serie. Esto resulta en una tramposa mujer que si bien se siente profunda, nunca se llega a comprender del todo.
Esta es sin duda la mayor pérdida en la adaptación. Aunque de hecho, lo único que provoca es un interesante equilibrio con Pig. El escritor parece tener más protagonismo en la pantalla que en el papel. Adrián Ladrón como Pig, es quizá lo más destacado de la serie, en comparación con el libro.
La serie comienza bien, y después de un par de capítulos aceptas la nueva forma de Violetta encarnada por una guapísima y talentósisima Paulina Gaitán. Pero ya por el capítulo 8, los escritores se toman demasiadas libertades, creando personajes y situaciones que distraen, y de hecho, minimizan al antagónico. Nefastófeles deja de parecer el villano principal, aunque sigue revolviendo el estómago quizá más que en la novela impresa.
Por otro lado, es maravilloso el nivel de producción que la serie maneja, simplemente impecable. Mención especial la música que sorprende y envuelve, transmitiendo la escencia de cada situación.
En resumen:
El casting, la música y la producción son sencillamente geniales. Hay cambios comprensibles y hasta benéficos con respecto al libro. Los fans incluso disfrutarán el cameo del autor de la novela. Pero Violetta parece otra; uno apenas logra reconocer a la tramposa que hay en la prostituta que nos presenta la serie.
Los fans no se pueden perder la primera temporada de Diablo Guardián, pero no comerán ansias por ver la segunda temporada. Parafrasenado la novela: Diablo Guardián no es esa bola rápida que necesita control; pero es preferible ahogarse en la serie que lamentarse por ella.