Ant-Man & The Wasp: Quantumania tiene sobre sus hombros ser el inicio de la fase 5 del Universo Cinematográfico de Marvel. Después de una fase 4 que ya comenzó a mostrar lo difícil que es retomar la historia después de la épica conclusión de Iron Man y el Capitán América en Endgame, esta es la primera película que nos prometía darnos una vistazo más completo de Kang (Jonathan Majors), cómo se convertirá en la gran amenaza del MCU y cómo se conectará con la idea del multiverso.
Con todo esto en mente, es raro que hayan decidido que la película en solitario de Ant-Man fuera la elegida para dar comienzo a esta nueva etapa. En el pasado, las producciones protagonizadas por Paul Rudd han sido consideradas las de menor alcance y ambición, no porque sean malas, sino porque usualmente están más enfocadas a la comedia y el desarrollo del personaje.
La ambición y las expectativas son muchas. Y aunque logra proponer unas partes memorables y divertidas, a Ant-Man & The Wasp: Quantumania le falta el corazón necesario para ser el inicio de Marvel.
¿Una Comedia demasiado ambiciosa?
Al inicio de Quantumania, vemos que la vida de Scott Lang (Paul Rudd) ha mejorado bastante: por fin está absuelto de todos sus cargos criminales, se lleva bien con su familia, con todo y el proceso que tienen que llevar Janet (Michelle Peiffer), Hope (Evangeline Lilly), Hank (Michael Douglas) y Cassie (Kathryn Newton) para acercarse después del blip y estar perdidos en el reino cuántico.
Scott ahora vive de la fama que lo lleva a ser un vengador, y en general quiere mantenerse alejado de todos los asuntos súper heroicos, muy a pesar de su hija y de Hank, quienes todavía trabajan en una búsqueda por trascender y dejar una huella positiva en el mundo.
Como ya es costumbre, un error los transportará al reino cuántico y terminan conociendo un poco más sobre el pasado de Janet y por supuesto, al temible Kang, un villano que promete ser uno de los personajes más ambiciosos y diferentes que se han hecho en las películas de superhéroes blockbuster.
Kang es, de hecho, quien brinda las razones emocionales más poderosas en la historia, pues su interacción con Janet y la verdad sobre su pasado son de los elementos más interesantes de la historia, que juega mucho con la idea de las apariencias y las consecuencias de decidir ayudar a la persona equivocada.
También porque el nuevo villano presenta un nuevo dilema para Scott: Él puede hacer cualquier sueño realidad, incluyendo eliminar los eventos del blip para permitirle tener una mejor relación con Cassie y ser un buen padre, así que sólo tiene que unirse a él para sofocar la revolución que se está gestando.
Quantumania se sostiene por lo imponente que se ve Jonathan Majors como Kang y la simpatía que siempre muestra Paul Rudd para convertir a Scott en un tipo simpático que sin querer queriendo se encuentra en medio de una guerra épica. Y si han seguido todos y cada uno de los pasos que ha dado Marvel hasta la fecha en su universo, es posible que conecten mejor con el dilema de Scott y se emocionen por la amenaza que promete ser Kang.
¿Qué le falta a Quantumania?
Aunque al principio nos presentan a personajes interesantes y divertidos dentro del reino cuántico, el hecho de que sea una atmósfera tan parecida a Star Wars, Shark Boy & Lava Girl, Mad Max y The Land of The Lost le quita personalidad a la historia, especialmente porque casi no pasamos tiempo conociendo las costumbres o la vida de estos personajes. Lo cual es un desperdicio si tomamos en cuenta que la película se llama «Quantumania» y por ahí hay esbozos de diferentes versiones de personajes coexistiendo entre sí, un desperdicio parecido a todo el potencial multiversal que tenía In The Multiverse of Madness.
Eso entra en detrimento de la amenaza de Kang, ya que si bien nos repiten varias veces que es un poderoso conquistador, la batalla revolucionaria que llevan a cabo no se siente tan grande, tan épica ni tan importante. También faltó ahondar más en el pasado de Janet, no sólo porque al principio también promete ser un punto importante para la historia que queda poco desarrollado, también porque es de los momentos más interesantes de todo Quantumania.
El tratar de balancear los intereses de tantos personajes también es algo que se queda corto en Quantumania. Realmente no se siente el dilema de Scott más allá de querer estar y resguardar a Cassie, una noble proeza que se convierte en el centro de la trama, pero que entonces realmente no nos ofrece ningún otro tipo de tensión y se desdibuja la idea de que Ant-Man es alguien cuya vida mejoró después del blip.
Además, personajes como el de Evangeline Lilly y Michael Douglas quedan muy relegados a los márgenes de la historia, limitándose a ser los salvadores sorpresa en varias situaciones y quitándole, de nuevo, tensión e impacto a las escenas de acción.
Prueba de ello también es el villano MODOK, quien resulta ser el antiguo villano Darren Cross interpretado también por Corey Still. El personaje es raro, grotesco y por ahí también nos quiere decir algo sobre el poder de cambiar y tratar de ser mejor persona, pero también queda sepultado a un rol genérico que no sirve tanto a la trama más allá de ser un descanso cómico.
Paul Rudd entrega una gran actuación y Jonathan Majors promete un futuro interesante como villano en el MCU, pero Ant-Man & The Wasp: Quantumania se tropieza intentando hacerlo todo: ser una película de Ant-Man, ser una película del reino cuántico y ser el inicio de la saga del multiverso, entregándonos una película sin mucha personalidad y que se lamentablemente, se olvida con facilidad.