Happiest Season hizo historia al ser la primera comedia navideña LGBT. Pero, ¿por qué es tan importante para la historia del cine? ¡La Directora Clea Duvall, Kristen Stewart y Mackenzie Davis nos platicaron al respecto!
Conocer a los suegros es una experiencia difícil. Conocerlos en navidad añade todavía más presión. Pero conocerlos en las fiestas decembrinas cuando ni siquiera saben que son tus suegros porque tu pareja no ha salido del clóset, debe ser una experiencia sumamente estresante. Eso es justamente lo que debe enfrentar Abby (Kristen Stewart) en Feliz Novedad (Happiest Season), la nueva historia de Clea DuVall que ya está revolucionando las películas navideñas.
Una Historia Diferente
Considerada como la primera comedia romántica navideña con temática LGBTTTIQ+, Happiest Season ya hizo historia. Sin embargo, lo que más destaca es la insistencia de DuVall por hacer una comedia ligera con un mensaje positivo, pues usualmente las historias alrededor de la comunidad queer se centran en dramas que representan las dificultades y obstáculos que experimentan aquellos que intentan reconciliar su identidad sexual con una sociedad jerarquizada y rígida. Y de hecho, eso fue lo que atrajo a la actriz Mackenzie Davis a interpretar a Harper, la novia de Abby que todavía no ha podido salir del clóset con su familia.
En entrevista para Fuera de Foco, Mackenzie nos dijo: “Happiest Season intenta traer una narrativa diferente a las historias LGBT que son mostradas usualmente en la cultura pop. Casi no hay historias sobre amor y triunfo, que es justamente de lo que trata esta película. Aunque sí lidia con temas difíciles, está muy enfocada en dejar el mensaje de que el amor puede conquistarlo todo”.
Y sin duda, la dupla entre Stewart y Mackenzie funciona perfectamente para resaltar los elementos cómicos de la cinta. Su relación se siente orgánica y natural, y el talento de la también actriz de Clouds of Sils Maria nos ayuda mucho a navegar la película y los sentimientos de Abby, quien no sabe cómo comportarse con una familia que no está consciente el tipo de relación que tiene con su hija, dando pie a momentos muy incómodos pero sumamente graciosos.
Eso no quiere decir que la película sea superficial. Al contrario, la directora Clea DuVall quería justamente retratar este tipo de experiencias, que son parte del desarrollo de las personas con identidades disidentes, de manera personal e íntima: “Algo que espero que sea muy empático es el hecho de que, cuando tú o tu pareja está saliendo del clóset, a veces vas a lugares como amig/as/os. Eso es algo que yo he experimentado y he estado en los dos lados de la moneda”.
Y ese es uno de los más grandes logros de la película. A pesar de ser una producción comercial grande, pues fue uno de los estrenos más fuertes de la temporada para Sony. Las vicisitudes que debe enfrentar Abby durante su visita dentro de la familia de su novia se sienten sumamente íntimas y personales. Principalmente porque la historia la muestra por momentos enclaustrada, en cuartos adornados con felices luces y decoraciones, pero que esconden la frustración de tener que esconder su identidad. De acuerdo con Clea DuVall: “La autenticidad fue muy importante para mí. Quería que la gente pudiera verse reflejada en la cinta”.
Representando problemas difíciles
Y es que no se puede eliminar la tragedia de la premisa de la historia: Al final del día, Abby debe volver a esconderse para poder convivir en paz con una parte de la vida de Harper que le es completamente extraña. Su familia, a pesar de mostrarse como un equipo exitoso donde cada miembro ha logrado grandes cosas, se nota que tiene una jerarquía bien definida y expectativas muy rígidas con respecto a sus hijas, y aunque nunca se dice abiertamente, es claro que cualquier actitud “fuera del estándar” dolerá.
Por eso, la dinámica entre Harper y su familia es muy tensa. Su hermana Sloane (Alison Brie) está en constante competencia con ella, y su madre, Tipper (Mary Steenburgen) tiene rituales y tradiciones tan específicos que muchas veces se ve como la villana de la historia, pues es la que se interpone constantemente para que Abby pueda hablar con franqueza sobre sus sentimientos con Harper.
Esa es una de las dinámicas que más le interesó a Kristen Stewart en esta película, porque: “Es muy difícil regresar con tu familia cuando ya has cambiado, porque para pasar tiempo con ella te tienes que volver a adaptar un poco, y eso puede ser un poco difícil, especialmente cuando tú has trabajado y te ha costado tanto aceptar tu identidad”. Mientras que, para Mackenzie, dijo que fue explorar algo muy común: “Tu relación con tu familia es muy rígida. Hay estructuras muy jerarquizadas. Siempre serás la hermana, la madre, el padre, la hija. Y puede ser traumático ver que eso cambie de cualquier manera. Siempre habrá fricción cuando tu familia descubre que ya cambiaste, porque es como toparse con otra persona”.
Como es una película que muestra uno de los procesos más difíciles que debe atravesar la comunidad LGBT, Stewart justamente tuvo problemas con la idea de que una mujer de 30 años no pudiera salir del clóset con su familia: “Hubo momentos en los que dije: ¡Dude! Ya tienes 30 años, ¡sal del clóset! Así que uno de los obstáculos más grandes que tuve que enfrentar fue recordar que todavía hay muchos lugares, muchas áreas, muchas familias en donde es sumamente difícil aceptar públicamente lo que uno es en realidad”.
Happiest Season: ¿Una Historia de Esperanza?
Aún con todo el peso emocional que esta temática presenta, es sorprendente que la película se sienta muy ligera, pero sinceramente creo que es el marco de las fiestas navideñas lo que brinda ese sentimiento de esperanza y optimismo. No sólo es una película sobre salir del clóset, es una película sobre cómo el amor puede superar las pruebas más difíciles de una relación. En palabras de la directora: “La nostalgia y la universalidad también fueron un factor muy importante al hacer esta película. Por eso decidí hacerla en navidad, porque, aunque puedan no gustarnos, todos hemos experimentado esa sensación de cambio que se da en esas fechas. Algo inexplicable, pero que todos hemos sentido”.
Así, Happiest Season es una película que apuesta por revivir el género de comedias románticas y mostrarlo de manera diferente, ya que DuVall nos la presenta desde la perspectiva de una pareja lésbica, pero el no saber comunicarse con su pareja, el no saber relacionarse con la familia política, y el sentimiento de no poder encajar en una parte tan importante de la vida de otra persona, es algo que resonará con todo el mundo.
Y ciertamente, la película ayudará a empezar a normalizar ciertas experiencias que no son comunes en las comedias románticas protagonizadas por parejas heterosexuales. Los problemas son distintos, las dinámicas son diferentes, y hasta los consejos amorosos que reciben tanto Abby como Harper varían diametralmente a lo que nos ha acostumbrado Hollywood, pero los sentimientos que nos dejan las comedias románticas convencionales se mantienen.
Prueba de ello es el personaje de Riley (Aubrey Plaza), la exnovia de Harper que pronto forma un vínculo de amistad con Abby, pues es la que le enseña claramente cómo fue el pasado de Harper y las presiones que hicieron que eventualmente terminaran. Esto le permite a Abby comparar su relación, reconocer los vicios comunes entre Harper y su familia, y eso ayuda a que entendamos su estrés al no poder decidir entre seguir en la relación o tirar la toalla. Pero son problemas expuestos de una forma tan amena y clara, que podrá resonar con cualquiera.
Y para Mackenzie, ese fue justamente el éxito de la película: “No importan sus diferencias, es familiar en la parte que importa. Clea quería que esta película se convirtiera en una tradición, y para eso tenía que tocar fibras universales. Y lo logró, porque al final el punto de la historia es que el amor lo conquista todo”.
¿Qué Ofrece Happiest Season?
Clea DuVall logró hacer una comedia romántica que sí se siente muy familiar, y tal vez por eso cae en ciertos clichés difíciles de evitar en el género. La relación entre Abby y Harper se muestra por momentos tóxica, y a presión de su familia a veces nos hace pensar que Happiest Season romantiza la idea de tener que soportar abusos emocionales por amor. Además, está el difícil tema de que, a pesar de que las narrativas lésbicas están abriéndose cada vez más espacio en la cultura pop, las expresiones más importantes de esta ola las siguen protagonizando mujeres blancas con muchos privilegios.
Aún así, Happiest Season es una película necesaria. No sólo para demostrarnos que las narrativas LGBTTTIQ+ no necesariamente tienen que utilizar el drama para representar de manera íntima y precisa sus experiencias, sino porque es una película que da esperanza. Esperanza de que no todo está mal, de que las cosas no tienen que salir mal, de que el amor, tanto familiar como de pareja, puede sobreponerse a cualquier idea o preconcepto.
Y eso es algo muy necesario. Especialmente en tiempos tan difíciles como los nuestros.