El mes de de junio es conocido por ser el mes del orgullo LGBT. Y aunque ahora se trata más sobre festejar la diversidad, las diferencias y lo lejos que se ha llegado en términos de inclusión, en realidad el mes está dedicado a conmemorar las manifestaciones de Stonewall en Manhattan durante 1969.
Estas manifestaciones fueron fundamentales para empujar los derechos de la comunidad LGBT para poder vivir sin sufrir persecuciones policiales o abusos por parte de las instituciones. Es un mes que honra la lucha por poder salir de las sombras para vivir con libertad.
Y aunque no lo crean, uno de los medios que ha evolucionado conforme la lucha lo hace es el cine. Cuando Hollywood comenzó a censurar películas con temáticas queer, cineastas comenzaron a buscar formas de representar a grupos LGBT de diferentes formas. Hubo cineasta como Alfred Hitchcock, que incluía a sus personajes para desafiar la censura de la época, pero también hubo quienes fomentaron clichés y que se convirtieron en estereotipos.
Como la comunidad LGBT es un grupo que ha sido perseguido y señalado por sus preferencias sexuales, también ha aprendido a adaptarse, a cambiar y a luchar por integrarse mejor en la sociedad. Y aunque no lo parezca, el cine y las series han sido herramientas muy fuertes para crear una sensación de comunalidad, creando así también la llamada “cultura queer”, que busca incluir la historia y el arte LGBT que se ha hecho a lo largo de la historia.
La comunidad LGBT ha sido representada de diferentes maneras a lo largo de la historia del cine y la televisión. Y por eso, aquí les dejamos algunos ejemplos de personajes e historias que se han vuelto parte de la llamada cultura queer.
Películas que han impactado más la cultura LGBT
Los Villanos de Disney
La historia de Disney es un gran ejemplo de cómo la cultura puede incluir ciertas características dentro de sus ficciones que terminan conectando con un grupo de personas que las comparten. Y es que, durante muchos años, los villanos de sus afamados éxitos animados se han ido posicionando poco a poco como íconos queer.
Aunque nunca ha sido de manera explícita, la manera en la que se han construido es claramente queer. Hay ejemplos como el de Úrsula, cuyo diseño está inspirado en la drag queen Divine y que en español dio vida la artista Serena Olvido, haciéndola uno de los personajes de Disney con más influencia queer.
Pero también existen villanos como Scar, Hades, Ratigan, Cruella o el gobernador John Ratclife, personajes que se presentaban como los grandes opuestos de los protagonistas y que desafiaban las convenciones de su género. Y aunque ahora son considerados grandes personajes de la cultura pop, en un principio fueron concebidos como una forma cliché de representar las características asociadas a la comunidad LGBT como algo “malvado” o “depravado”.
Sin embargo, el amor por las películas y la increíble construcción de personajes han hecho que la comunidad LGBT+ los reclame como suyos, y al hacerlo, resignifican la identidad de los personajes y su impacto cultural. Siguen siendo los villanos de sus historias, pero ahora son alabados por sus números musicales o su inteligencia, abriendo así la conversación sobre los clichés alrededor de la comunidad.
Este es un ejemplo de cómo la cultura cambia y evoluciona, pero también nos sirve como ejercicio para comparar cómo eran concebidas las temáticas queer dentro del cine, y hasta son una buena herramienta para entender cómo a través de imágenes la humanidad percibe historias y detalles culturales que se perpetúan y se convierten en ideas preconcebidas.
Rocky Horror Picture Show
El Show de Terror de Rocky es sin duda uno de los títulos que a la fecha es uno de los clásicos más grandes de la cultura queer. La cinta musical de Jim Sharman de 1975 se volvió bandera de la liberación sexual, y el rechazo a las normas sociales, a través de la burla de los estereotipos que existían en ese entonces sobre la comunidad LGBT y el purismo excesivo de la sociedad estadounidense.
The Rocky Horror Picture Show explora también un gran espectro de géneros y sexualidades, siendo el Dr Frank-N-Furter (Tim Curry) un “dulce travesti de la Transylvania transexual.”
Si bien a su estreno la cinta fue duramente criticada por no compartir los valores americanos, poco a poco se volvió uno de los materiales de culto que a la fecha cuentan con una gran comunidad que la celebra.
Un sinfín de artistas queer, y en especial drag queens, se han inspirado a partir de los estilos mostrados en cada uno de los personajes, siendo una de las películas que más impacto ha tenido en diversas generaciones de jóvenes LGBT+.
Hedwig and the Angry Inch
Estrenada en 2001, esta película se convirtió en una de las mejores propuestas de cine LGBT casi de inmediato. Inspirada en el mito que presenta Platón en su obra “Simposio” sobre como la humanidad siempre busca a su otra mitad, la cinta cuenta la vida de Hedwig, una cantante drag que vive la caída del Muro de Berlín desde la perspectiva de la Alemania Oriental.
Conmovedora y con una gran oferta musical, Hedwig and the Angry Inch arrasó en los Festivales de Sundance, Berlin, Independent Spirit, GLAAD y muchos más, y todavía es considerada como una de las representaciones más interesantes sobre la identidad de género.
Carol
Basada en la novela de The Price of Salt, Carol retrata la relación entre dos mujeres en la década de 1950, un tiempo donde además de ser un gran estigma, la homosexualidad era incluso penada.
La cinta sigue el viaje de Therese (Rooney Mara) luego de enamorarse de Carol (Cate Blanchett) una mujer casada cuya sexualidad pone en juego a toda su familia, pues la cinta de Todd Haynes hace énfasis en los grandes retos de la comunidad queer en términos de prejuicios sociales, y el riesgo de perder la custodia de sus hijos.
Carol ha tenido un gran impacto en el cine queer al aumentar la visibilidad y calidad de las historias LGBT (y en especial de las historias lésbicas) en el cine a través de contextos históricos distintos y también empujando a la creación de películas queer con valores de producción más altos.
But I’m a Cheerleader
La sátira But I’m a Cheerleader expone temáticas LGBT+ controversiales, como las terapias de conversión, en una comedia que tiene por fin criticar las prácticas pseudocientíficas y problemáticas de tales métodos.
Y es que además de abrir la conversación alrededor de las terapias de conversión, But I’m a Cheerleader también explota temas de búsqueda de identidad queer a través de Megan (Natasha Lyonne), quien al ser enviada al campamento descubre que en efecto es lesbiana, en lugar de “corregir” su orientación.
Asimismo, la cinta de Jamie Babbit reta los roles y estereotipos de género, retratando diversos tipos de mujeres queer quienes no siempre encajan con la visión que la sociedad tiene de ellas.
The Babadook
Otro ejemplo de cómo una película no tiene que retratar temas abiertamente LGBT para que resuene con la comunidad y que se convierta en una herramienta de identidad cultural. The Babadook empezó como una película que mezcla el horror con el drama para contarnos la historia de una mujer sumida en la depresión que se da cuenta que un monstruo la acecha a ella y su hijo.
La película pronto se convirtió en una cinta de culto, y su popularidad produjo un meme que bromeaba como El Babadook en realidad era una entidad LGBT que desafiaba los valores cis, blancos y heterosexuales. La broma fue creciendo, grandes estrellas queer se sumaron, y pronto la figura del Babadook se convirtió en un ícono queer.
Este es un ejemplo de cómo la cultura resignifica y adopta diferentes herramientas culturales que se convierten después en símbolos de unión para una comunidad. Y además, es una muestra de cómo ha evolucionado también la conversación sobre temas LGBT en internet.
Películas que han impactado más la cultura LGBT
Glee
Glee llegó a la televisión en 2009 cuando la representación de personajes queer era escasa, especialmente en su elenco principal. Desde su primer episodio, comenzó a centrarse en las luchas de los adolescentes con el romance, la identidad y las orientaciones sexuales con personajes como Kurt Hummel (Chris Colfer), Santana López (Naya Rivera), Brittany (Heather Morris), Blaine (Darren Criss), Dave Karofsky (Max Adler), Unique Adams (Alex Newell), entre otros.
Si bien Glee trataría la vida de los jóvenes en competencias de coros de espectáculos, este solo fue un pretexto para profundizar en las dificultades que pueden llegar a enfrentar los jóvenes en la secundaria cuando están explorando su sexualidad y comienzan a enamorarse. Asimismo, de manera individual, la historia explorar la vida de cada personaje, uno de los más importantes es Kurt, quien se ha refugiado en la música y la moda para expresarse libremente, dado que tiene miedo de salir del closet frente a su padre, un hombre viudo dueño de una mecánica que aparentemente podría llegar a ser aterrador, sin embargo, a lo largo de los episodios se convierte en un padre comprensivo que apoya a Kurt a seguir sus sueños.
El personaje de Kurt también hizo historia al entablar una relación romántica con Blaine, quienes juntos exploran su sexualidad y por primera vez en la televisión vemos una pareja que habla sobre la falta de información para los jóvenes adolescentes queer. Por otro lado, la serie también pone sobre la mesa el bullying que enfrenta la comunidad LGBT+ en las escuelas y como Kurt lo enfrenta.
Pero sin duda una de las parejas que más revolucionó a la televisión fue Santana y Britanny, dos porristas que aparentemente son mejores amigas pero en realidad llevan una relación es secreto desde la primera temporada, en donde dan ligeros guiños de un coqueteo, pero es hasta la temporada dos que Santana comienza a buscar respuestas por los sentimientos que tiene con Brittany.
Y es ahí en donde Glee tiene un gran acierto, porque ejemplifica de manera muy real las preguntas y miedos que puede llegar a tener una adolescente queer. Afortunadamente, en la historia, estos personajes tienen un espacio seguro con sus profesores, Holly Holliday y Will, quienes son los encargados de guiarlos, aconsejarlos y mostrarles que lo que sienten es completamente normal. Por estas razones, y muchas más, Glee es considerada una de las mejores series queer en la historia de la televisión que definitivamente cambió la vida de muchas personas.
Heartstopper
Muchos programas que representan a la comunidad queer a menudo suelen explorar las numerosas pruebas y luchas que enfrentan, sin llegar a disfrutar realmente de su romance. Este no es el problema de Heartstopper, en donde Charlie Spring (Joe Locke), un estudiante de secundaria abiertamente gay se enamora de Nick Nelson (Kit Connor), quien está tratando de descubrir su identidad sexual por primera vez en su vida.
Heartstopper permite ver un romance gay adolencente lleno de emociones positivas, en un ambiente seguro y con respeto. Sin embargo, tampoco deja de lado las problemáticas que podrían enfrentar los personajes al salir del closet con sus amigos y familia, pero sin dejar que eso eclipse la alegría que obtienen los protagonistas al estar juntos.
La serie se las arregla para tener un equilibrio perfecto y eso permite que la comunidad LGBT+ por fin tenga un programa típico adolescente con la emoción del romance, que es un lujo que no suele permitirse a los personajes queer a través de los medios. Aunque se espera que en la segunda temporada se comiencen a explorar temáticas mucho más serias, es importante señalar que la comunidad también merece este tipo de programas en donde los protagonistas no tienen que sufrir todo el tiempo.
Sense8
Sense8 fue la primera serie para Netflix creada por Lana y Lilly Wachowski, la cual sin duda alguna destacó por su acercamiento a la representación LGBT+ en un discurso que además de celebrar la diversidad, apostaba por abordar problemáticas tremendamente humanas.
En sí, la serie explotó diversos aspectos de la identidad, sexualidad y las relaciones de maneras distintas, a través de la conexión de su cluster, los ocho personajes principales quienes compartían un enlace emocional y psíquico.
Entre ellos destacaba Nomi Marks, una mujer transgénero cuya identidad no dependía solamente de su lucha diaria ante los conflictos de la comunidad trans, sino que brillaba al ser uno de los elementos del cluster que apostaban por el activismo.
Sin embargo, también Sense8 fue una de las primeras series en retratar la relación entre una mujer transgénero y una mujer cisgénero, Amanita (Freema Agyeman), volviéndose parteaguas en la representación de relaciones queer.
Por otro lado, Lito Rodriguez, interpretado por Miguel Ángel Silvestre, era un actor mexicano gay quien vivía en el closet, lidiando con los problemas de vivir en una sociedad machista e híper masculinizada donde las cámaras le pedían ser un personaje todo el tiempo.
Sense8 apostó siempre por una gran apertura de temáticas y representación LGBT+, lo que lo vuelve indudablemente parte de la cultura queer actual.
Orange Is The New Black
Orange is the new Black fue una de las primeras series que estrenó Netflix y que le otorgó sus primeros premios Emmy y prestigio a nivel internacional. La vida sobre Piper Chapman (Taylor Schilling) una mujer que llega a prisión por transportar dinero proveniente del narcotráfico, hizo historia no solo por presentar temáticas LGBT+, sino por incluir en su elenco principal a mujeres queer afrodescendientes en la televisión.
OITNB no se conformaba en solo contar historias de amor, sino en profundizar en temas más complicados, como el racismo, el acoso sexual, las enfermedades mentales, la misoginia, estre otros. También creó íconos inesperados como Laverne Cox, una mujer transgénero afrodecendiente que con su personaje narra los problemas que enfrentan las mujeres trans encarceladas.
La serie demostró que las historias queer y diversas pueden ser programas queridos y galardonados y si bien, no fue la primera serie en representar relaciones femeninas lésbicas, sí fue la primera que las narra un espectro más amplio más allá de la sexualidad, ya que tiene otros tipo de problemáticas y vidas.
Pose
Lanzada en 2018, POSE se desarrolla en la ciudad de Nueva York a finales de los años ochenta, cuando dentro de la comunidad LGBT+ comenzaron a protestar por sus derechos y, en especial, para exigir que las autoridades investigarán sobre medicamentos que combatieran a la pandemia del SIDA, que en ese momento, apenas comenzaba a llevarse la vida de muchas personas, pero como se pensaba que era un virus exclusivo de la comunidad LGBT+ los médicos no tenían intereses en investigar.
Esta es apenas una de las muchas problemáticas que engloba a POSE, quien también hizo historia al tener la mayor cantidad de actrices afrodescendientes trans en la televisión estadounidense como protagonistas. Además, la escritora y activista Janet Mock, se convirtió en la primera mujer trans afrodescendiente en escribir para televisión.
A través de sus protagonistas el programa engloba la violencia, inseguridad alimentaria, discriminacion y abuso laboral que llegan a enfrentar las mujeres trans en su vida. Asimismo, POSE muestra que las personas queer pueden llegar a formar su propia familia y espacio seguro, de modo que hay episodios muy sentimentales en donde las protagonistas se aman, se apoyan y forman una comunidad para ser resilientes juntas.
La comunidad de POSE también hizo historia cuando Billy Porter ganó su primer Emmy a los 50 años en 2019 por su papel como Pray Tell, convirtiéndose en el primer hombre afrodescendiente abiertamente gay en ganar el premio. La actriz trans Mj Rodríguez, obtuvo el mismo reconocimiento como Mejor Actriz en un programa de drama por su papel principal como Blanca Rodriguez-Evangelista.
La Veneno
A mediados de la década de los 90, Cristina Ortiz “La Veneno” irrumpió la televisión española para subvertir y contrarrestar los prejuicios de la época. Su carisma y talento la llevó a ser una de las figuras más importantes de la televisión madrileña, y por eso la violencia y misterio alrededor de su muerte son lamentablemente parte de su leyenda.
Pero en la serie de HBO, el legado, impacto e importancia de esta artista es recuperado gracias a las interpretaciones de las actrices Jedet e Isabel Torres, que de cierta manera demuestra cómo ha evolucionado el mundo con respecto a la representación y derechos trans y lo mucho que falta por hacer, por lo que es una propuesta de cultura LGBT+ que resultó muy diferente.