Love and Death, la serie de HBO Max con Elizabeth Olsen, puede parecer otra serie que trata sobre un homicidio real, pues cuenta la historia de Candy Montgomery, una ama de casa que fue acusada de asesinar a Betty Gore (Lily Rabe), la esposa de su amante.
El juicio fue sumamente mediático y controversial porque, después de meses de deliberación, el jurado absolvió a Montgomery, ya que ella siempre alegó que el asesinato fue en defensa propia, pues sólo respondió a los actos de Gore, quien supuestamente tomó el hacha primero.
Pero fuera de sólo intentar replicar los eventos históricos, les contamos aquí como Love and Death logró crear una de las historias más ambiciosas de la televisión al intentar poner al centro la misoginia internalizada y las expectativas de la época.
Love and Death no trata de ser objetiva
Durante una entrevista con The Hollywood Reporter, la directora Lesli Linka Glatter admitió que ella no quería contar una historia que fuera considerada objetiva, sino adentrarse a la mente de Candy Montgomery. “Esto no es como en Rashomon, no hay seis puntos de vista diferentes y al final ves al fantasma de la mujer que murió. No sabemos la versión de Betty, me pareció muy poderoso presentarlo todo desde la perspectiva de Candy”.
Situada a finales de los 70 y principios de los 80 en Texas, Love and Death nos presenta en sus primeros episodios la estricta vida que llevan Candy y Betty. Las expectativas que su iglesia les impone de inmediato crean un marco en donde se entiende perfectamente por qué habría tensiones entre ambas mujeres: las dos tienen que verse perfectas, servir a sus esposos y verse como mujeres modelo.
Candy (interpretada por Elizabeth Olsen) constantemente se compara con Betty y juzga cada uno de sus actos, especialmente su forma conservadora de pensar y que le gusta ser ama de casa. Como si eso le diera permiso de estar con Allan (Jesse Plemons), bajo los estándares de su iglesia y la sociedad de la época.
Al respecto, la directora dijo que quiso hacer que la historia de Love and Death fuera “estar en sus zapatos. El horror de tener que pretender porque no podía enfrentar sus propios demonios. Siempre quisimos que la audiencia se metiera dentro de su cabeza”.
La directora aseguró que no tenía sentido intentar dar una resolución en Love and Death porque “sólo ella supo qué pasó. Fue absuelta, pero nunca fue inocente. Tenía toda la información, estuvo ahí. Jamás será inocente”.
La serie incluye un momento real en donde Allan, preocupado por su esposa, llama a Candy para preguntarle si puede ir a verla, y ella sólo contesta, “déjame checar”. Para la directora, este fue uno de los momentos más importantes de Love and Death. “Creo que es una gran exploración de cómo la gente reacciona al trauma […] Por eso, ver la escena del asesinato contado desde su punto de vista, me parece un momento muy poderoso”.
Explorando la salud mental femenina
Love and Death intentó adentrarse en la psique de Candy Montgomery, ya que en palabras de Elizabeth Olsen, “ella desesperadamente se aferró a la realidad que construyó” sobre el asesinato, por lo que la historia también explora a detalle sus frustraciones, y la extraña forma en la que pretendía que no había pasado nada después del asesinato.
Love and Death no teme mostrar las intensas sesiones de hipnosis que vivió Candy, y aunque es una herramienta pseudocientífica que tal vez le ayudó a quedar absuelta en el caso real, en la serie la utilizan para mostrar los traumas de su pasado, e intenta incluso presentar el caso de que no era una sociópata, sino que se “quebró”. “No sé si ella [la verdadera Candy] reconoce cuál fue la verdad en realidad” sentenció Olsen en la entrevista con THR.
“Me gusta interpretar personajes cuyas decisiones no tienen ningún sentido para mi.
Y con Candy, lo que me gustaba era explorar ese lado femenino, porque siento que yo me enseñé a presentarme de una manera más masculina”.
Elizabeth Olsen, THR
Por el lado de Betty, la directora aseguró que “tal vez pudo haber tenido un trastorno bipolar” por la forma en la que se presentaba a la sociedad, pero lo que ella estaba más interesada en explorar en Love and Death era cómo la sociedad obliga a las mujeres a esconder sus problemas para aparentar ser “normales”.
Tanto Olsen como la directora de Love and Death no pueden imaginar cómo Candy tomó un hacha para apuñalar 41 veces a Betty. Por eso la escena fue tan difícil de filmar, ya que además de tener que vivir la perspectiva de ese asesinato, Lili Rabe tenía seis meses de embarazo, y aunque realizó todas las coreografías, “fue un momento muy sensible y difícil” confesó Olsen.
Love and Death “no pretende hablar por las partes involucradas” aseguró la directora, pero dijo que intentó dilucidar “las circunstancias sociales, psicológicas y emocionales” que pudieron haber llevado a Candy a cometer el asesinato, haciéndola una interesante exploración sobre la psique de una persona y su familia.