Cuando la tierra tiembla en Cometierra, no solo se abre el suelo: se abren también las heridas de un continente marcado por la violencia de género.
La nueva serie basada en la aclamada novela de Dolores Reyes propone un universo donde el realismo mágico no es un escape, sino una herramienta de resistencia. Con un elenco encabezado por Yalitza Aparicio, Mabel Cadena y Lizeth Selene, la ficción reinventa el mito de la heroína latinoamericana y lo lleva al terreno de lo íntimo, lo político y lo sobrenatural.

Cometierra: ¿Cómo construyeron a los personajes?
“Hay muchas cosas del personaje que sigo comprendiendo. Es un proceso que no termina”, dice Yalitza Aparicio, quien interpreta a la maestra Emma, una figura que funciona como el corazón emocional de la historia. En los primeros episodios, Emma aparece en flashbacks, recuerdos y fotografías; un símbolo constante de lo perdido y lo que aún se busca.
Aparicio explica que su reto fue construir un personaje que vive a través de la memoria, alguien cuya ausencia es tan poderosa como su presencia. “Si tuviera la oportunidad, lo volvería a hacer, a costa de las consecuencias que sé que podría obtener”, reflexiona la actriz, subrayando la complejidad moral de Emma: una mujer que decide actuar, aunque eso implique su propia desaparición.
La serie, producida entre México y Argentina, toma la fuerza del realismo mágico latinoamericano para explorar un presente donde la violencia y la espiritualidad se entrelazan. En Cometierra, los muertos no descansan bajo el suelo: sus voces se mezclan con la tierra, y son escuchadas por quienes se atreven a comerla. Desde esa premisa, la historia se vuelve una metáfora brutal y poética sobre las mujeres que cargan los cuerpos, las memorias y los silencios del mundo.
La tierra, la memoria y las heroínas de una nueva generación
Para Mabel Cadena, Cometierra representa una oportunidad para hablar de lo que aún duele sin caer en el morbo o la desesperanza. “No hay documento más importante que el libro de Dolores Reyes, porque en él encuentras la realidad tal cual la vivimos como mujeres”, comenta. “La violencia está en todas partes. No importa qué red social abras, qué periódico leas: está ahí, en tus conocidas, en tu abuela, en tu madre. Basta recordar sus historias para entender la importancia de contar algo así”.
La actriz mexicana, conocida por sus papeles en Black Panther: Wakanda Forever y Huesera, ve en la serie una continuación de la tradición de contar lo político desde lo cotidiano. Su personaje, que forma parte del entorno de la protagonista, encarna el deseo de acompañar en el dolor sin juzgar, de crear una comunidad frente al trauma. “Es bien bonito tenerlo en una juventud que se acompaña para descubrir cómo pueden cambiar la narrativa de su propio mundo”, dice.
Cadena subraya que Cometierra no solo denuncia, sino que también imagina un futuro posible donde la empatía se convierte en poder.
Esa empatía es el núcleo de la protagonista Ailín, interpretada por Lizeth Selene, quien personifica a una joven capaz de “comer tierra” para encontrar los cuerpos de las mujeres desaparecidas. Pero más allá del gesto fantástico, la serie retrata su proceso de aceptación, el peso del don y la culpa de cargar con las muertes ajenas.
“No siento que haya tomado referencias directas de otros proyectos, pero me gusta cómo la serie está adaptada a una generación muy diversa.Ailín tiene el cabello naranja y Vero el cabello azul, y eso me hace pensar en Evangelion, en Rei Ayanami y Asuka. Hay una pelea que me recordó muchísimo a eso”.
Lizeth Selene
Su lectura no es casual: Cometierra bebe del anime, del noir y del folclor latino para construir una estética híbrida, tan mística como contemporánea. En su visión, los jóvenes reconocen símbolos visuales que dialogan con la cultura pop global, pero resignificados desde una identidad latinoamericana.
“Creo que va a conectar con muchos chavos que van a decir: ‘mira, eso se parece a algo que conozco’, pero que también los hará reflexionar sobre la violencia y el cambio”, agrega la actriz.
En ese cruce entre referencias universales y dolor local, Cometierra traza un nuevo arquetipo de heroína: no es la mujer perfecta ni la mártir, sino una joven que duda, se equivoca, llora y aún así sigue buscando justicia. Su poder no radica en la fuerza sobrenatural, sino en su capacidad de escuchar.
A diferencia de las narrativas tradicionales donde el héroe salva el mundo, aquí el acto heroico es enterrar, cuidar, recordar y sanar. Por eso, cuando la tierra se agita, no es un efecto especial: es un llamado ancestral.

el poder de mirar hacia abajo
Cometierra no ofrece soluciones fáciles ni finales felices, pero sí un recordatorio urgente: que el realismo mágico nació para hablar de lo que duele cuando el lenguaje no alcanza.
En la voz de Yalitza Aparicio, la historia se siente como una oración; en la fuerza de Mabel Cadena, como un grito; y en la mirada de Lizeth Selene, como una promesa.
La serie conecta generaciones distintas de mujeres latinoamericanas, maestras, madres, hijas, amigas, que entienden que la resistencia puede ser silenciosa, pero nunca invisible. “En el principio vemos cómo Ailín duda, cómo teme comer tierra, pero también cómo la gente que la rodea la apoya”, dice Aparicio. “Habla de ese círculo, de esa familia que no tiene que ser de sangre, pero que te acompaña a descubrir quién eres”.
Esa es, al final, la verdadera magia de Cometierra: convertir el dolor en raíz y la memoria en semilla.
Una serie que mira hacia abajo: hacia la tierra, hacia lo que enterramos, para recordarnos que incluso desde el lodo puede florecer una nueva generación de heroínas.






