- En 2018, el director Carl Erik Rinsch, quien estuvo detrás de 47 Ronin, vendió una serie a Netflix por $55 millones de dólares.
- Reportes señalan que Rinsch no completó ni un solo capítulo, gastando el dinero de Netflix en apuestas, autos y criptomonedas.
- Carl Erik Rinsch intentó justificar el aplazamiento de la serie a partir de su divorcio, y por haber descubierto un sistema de predicción para la transmisión del COVID-19, y rehabilitaciones forzadas por abusar de medicamento para el TDAH.
Alrededor de 2018, en medio del boom de streaming, plataformas dieron pie a una búsqueda ávida de contenido y realizadores, entre los que hallaron a Carl Erik Rinsch, director que hasta entonces sólo había dirigido 47 Ronin —misma que contó con calificaciones deplorables de la crítica y tan solo un 15% de aprobación en el portal Rotten Tomatoes—.
La necesidad de crear contenido era tan urgente, que cuando Rinsch presentó su idea para una serie futurista, Amazon y Netflix se disputaron el proyecto, siendo este último quien ganaría la idea, pero que, eventualmente perdería millones de dólares.
Y es que a través de una historia reciente en el portal New York Times, se ha dado a conocer que la serie presentada por Carl Erik Rinsch nunca se realizó, aunque Netflix le entregó al director más de $50 millones de dólares para producirla.
¿Netflix fue víctima de una gran estafa?
Netflix ganó el proyecto de Rinsch a través de varias irregularidades en su adquisición. Pues, con el fin de ganar la apuesta contra Amazon, la vicepresidenta de contenido de aquel entonces, Cindy Holland, accedió a entregar el dinero directamente al director tras obtener el proyecto, además de acordar que sería su visión y su corte, el que se presentaría en la plataforma.
Así entonces, Rinsch obtuvo el control sobre más de $55 millones de dólares, que le permitían latitud creativa y poder de decisión total sobre la serie. No obstante, ningún episodio fue entregado.
Pero, ¿cómo convenció a Netflix de sumarse realmente? Todo empezó con un proyecto llamado White Horse, serie de sci-fi sobre un hombre que inventa una especie parecida a los humanos llamados Inteligencia Orgánica. La producción enfrentó grandes problemas, y evasiones; desde contratar sólo actores y equipo europeo para el mismo con el fin de evadir a los sindicatos de Estados Unidos, hasta insistir en rodajes de más de 24 horas seguidas en Kenya.
La producción enfrentó conflictos legales luego de que su protagonista fuera llevada al hospital tras una crisis de hipotermia; cosa que Rinsch libró al “traer a Keanu Reeves” como productor para el proyecto, luego de haberse hecho amigo del actor tras 47 Ronin, y quien pagó por asesoría legal para el director.
Con el dinero que Reeves aportó, Rinsch editó seis episodios cortos que iban de entre 4 y 10 minutos, mismos que usó para presentar el proyecto ante compañías de streaming, con la idea de completar la historia con 13 capítulos.
Netflix se convenció de la idea pensando que sería la gran siguiente historia en su hangar tras Stranger Things, y cuando ganaron la pugna, accedieron a las peticiones del director sin chistar.
¿Una producción demasiado caótica?
Al poco tiempo de la adquisición, la serie cambió su nombre a Conquest, misma a la que Netflix daría $61.2 millones de dólares en varios plazos para su producción. En el trato, sin embargo, se ignoraron varios detalles de la serie, empezando por los polémicos obstáculos que esta había enfrentado y la pelea que el director llevaba contra sus ex-productoras 30 West y otros inversionistas.
No obstante, el estudio confió en que el dinero sería suficiente para afianzar el trato con Risnch, quien firmaría los episodios restantes de Conquest en Brasil, Uruguay y Budapest. Con el equipo de São Paulo, se reportaron grandes quejas del director abusando verbalmente de sus trabajadores, además de un carácter constantemente molesto que hizo que varios involucrados se salieran del proyecto.
En Budapest, miembros del crew reportaron que Rinsch enloqueció, pasando días enteros sin dormir y acusando a su esposa de conspirar para su asesinato. A partir del incidente, la esposa de Rinsch presentó su petición de divorcio, señalándolo también por violencia doméstica. El proceso de divorcio fue usado por Rinsch como excusa para retrasar la producción.
El comportamiento errático del director fue atribuido a los medicamentos que empezó a consumir tras un supuesto diagnóstico por autismo y ADHD, cuyos efectos secundarios por abuso señalaban manía, irritabilidad y delirio; por lo que una vez más, en lo que el director iba a rehabilitación, la producción fue pausada.
¿A dónde fue la inversión de Netflix?
A pesar de no entregar resultados, Rinsch continuó pidiendo dinero a Netflix, el cual transfirió a su cuenta personal para inversiones propias.
Una de sus inversiones más importantes, fue en el desarrollo de un invento en Gilead Sciences que permitiría predecir el alcance geográfico del COVID-19, y otro que predecía caídas de rayos y erupciones volcánicas. Tales proyectos nunca se concretaron y Rinsch perdió el dinero invertido.
La ex-esposa de Rinsch informó a Netflix del comportamiento errático del director, a lo que el estudio pidió revisar el material filmado para entregarlo a un nuevo creativo y concluir la primera temporada de la serie. Y en 2021, oficialmente decidieron dejar de invertir en la serie y pidieron un reembolso de los millones invertidos en el proyecto, luego de recibir mensajes alarmantes de Rinsch con conspiraciones extraterrestres que le impedían seguir adelante con la filmación.
Rinsch se negó a regresar el dinero y usó el restante para apostar en criptomonedas, compró cinco Rolls-Royce, un ferrari, un reloj de $387,630 dólares, y ropa y muebles de diseñador, los que justificó como “compra de props” para Conquest.
Al cierre de contrato, además, señaló a Netflix por incumplimiento y exigió se le entregaran $14 millones de dólares adicionales por gastos de la producción.
¿Rinsch culpa a Netflix de las fallas del proyecto?
A pesar de la evidencia y acusaciones en su contra, Rinsch insistió en que fueron las mismas decisiones de Netflix las que frenaron la producción de la serie, habiendo iniciado un proceso de arbitraje entre él y la plataforma, en la que remarcó que Netflix rompió su contrato y que le debe $14 millones de dólares en daños.
Netflix, por su parte, ha negado pagarle a Rinsch cualquier cosa, añadiendo que es el director quien abusó de los derechos que le daba la compañía para su uso personal.
Carl Erik Rinsch se ha negado también a dar su punto de vista para las publicaciones que buscan abordar la historia, asegurando que todas lo harán lucir como “que ha perdido la cabeza”.
Por otro lado, conocidos de Rinsch también han indicado que, desde su infancia, el director ha sido conocido por inflar de más sus propias vivencias y mentir para lograr reconocimiento; además de poner en marcha estrategias que le permitan evadir leyes dentro de Estados Unidos para producir.
Se espera el caso contra Risnch proceda legalmente en los meses próximos.