Ganadora del Oso de Plata en el Festival de Berlín de este año, obra del director paraguayo Marcelo Martinessi; Las Herederas es una película que trata sobre la intimidad. Sobre la relación entre una pareja de mujeres mayores, las cuales se ven cambiadas sus vidas por problemas económicos y deudas. Una de ellas, Chiquita (Margarita Irún); es demandada por un adeudo bancario que lo considera un fraude y por lo cual tiene que ir a la cárcel; su compañera Chela (una maravillosa Ana Brun, ganadora del Oso de Plata a mejor actriz en el mismo festival); se ve obligada a vender las cosas de sus casa, riqueza y posición económica privilegiada, que van dejando por ese motivo.
Chela, sin esperarlo, es contratada como chofer por su vecina, quien a su vez se va comprometiendo a más servicios. Sin hablar mucho, pero contando demasiado, Chela va descubriendo una libertad que no había tenido, a través de una relación desgastada de muchos años con Chiquita. Al parecer la verdadera cárcel eran las paredes de esa casa, con su anticuada riqueza. Una película diferente, que nos cuenta una historia más intimista, sin efectos, música de fondo o demás distractores.
Mostrada en México este año en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato; también será exhibida en la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, para su posterior estreno comercial el próximo año. Pudimos platicar con el director de esta película, quien nos comentó un poco del proceso creativo para realizarla.
La película nos cuenta una historia muy diferente, es una historia a la que no estamos acostumbrados ver en las salas de cine, que se inunda con el cine de superhéroes o con el cine comercial estadounidense. Esta película es importante porque nos muestra otro punto de vista, en nuestro país estamos muy acostumbrados ver solamente el cine de Estados Unidos y nos enteramos muy poco de lo que pasa en otras cinematografías, como la paraguaya. ¿Cómo ves tu película dentro de este mundo de cine comercial?
Bueno, a mi me toca hacer las películas que quiero ver. Cuando veo una buena película me dan ganas de haber estado en el rodaje. El cine tiene esa cosa maravillosa que sabemos que hay gente detrás y qué gusto sería estar en el set en el momento de esa escena, del actor que realiza tal escena y estar en ese proceso de creación. Lo que pasa en México con ese tipo de cine pasa mucho más en nuestros países.
Yo me crié viendo cine solamente de Estados Unidos. Paraguay ha tenido un buen cine, por allá de los 60, 70, que de repente se estrenaban películas de Fellini, pero eso se acabó hace años. No me interesó demasiado hacer cine cuando estaba creciendo porque eso yo sabía que no quería hacer, sin embargo al viajar más, all ver otro tipo de cine, dije qué bueno que ver que mi vecina, que la señora que conozco pueda ser un personaje de cine. No todos tienen que ser superhéroes o no todos tienen que tener esa receta cinematográfica que tienen las películas. A partir de eso me interesó hacer cine.
Creo que ahora hay un cine muy rico y muy diverso y me parece que nuestros países que tienen narrativas muy naturales, muy ricas, cómo hablamos, la manera en la que nos desarrollamos, si eso lo llevamos a la pantalla, le estamos dando un gran favor al cine, porque le estamos dando diversidad y riqueza. Para mi contar Las herederas era buscar una forma de contar que sea coherente con el lugar del que yo vengo.
Hablando de las protagonistas, porque podríamos decir que es una película feminista: habla de la mujer, la libertad y sobre cuestiones como la nostalgia. Nos pasa mucho en sociedades conservadoras, como la mexicana, que añoramos el pasado, y las protagonistas de la película eso hacen. Ellas hablan muy poco, pero dicen mucho a su vez. ¿Cómo fue tu relación con ellas?
Fue un trabajo muy de cerca con el elenco y una vez que tuve un guión para compartirlo, lo primero que hice fue ensayar cómo quedaban esos diálogos y empezar a ver esos ensayos con las actrices. Esto es un proceso muy lindo que no sé si en el cine de Hollywood, en el que los actores llegan en un avión y se van directo al set, hay otra manera de trabajar.
Acá es genuinamente un proceso colectivo, me nutrí mucho de cómo estas actrices veían a estos personajes. Si un privilegio podemos tener en este tipo de cine, es el privilegio del tiempo, que te permite hacer ese tipo de acercamiento a un proceso natural al lugar de donde viene la historia también. Yo a veces le tengo mucho miedo a ese tipo de recetas del cine hollywoodense adaptadas al cine de América Latina que creo que no dicen nada de nuestra realidad. A veces es muy engañoso porque tienen éxito, porque responden a una receta que la gente conoce, pero que realmente no aportan toda la riqueza que podrían aportar considerando el lugar de donde venimos.
Esta historia de dos mujeres que lo tenían todo y que de repente lo pierden y tienen que volver a rehacer sus vidas, retrata un poco lo que es la sociedad paraguaya. ¿Así es la sociedad de tu país de alguna manera?
Yo creo que uno puede mostrar su mirada. Hice anteriormente películas más rurales, como una mirada a historias más lejanas. Sin embargo, después del 2012, en el que Paraguay pasó por una crisis política muy grande, por un golpe de estado, en el que yo culpé mucho a la clase social de la que yo vengo, una clase privilegiada, de haber apoyado un quiebre institucional. Para mí Las herederas no sé si fue un viaje de reconciliación, pero de acercamiento a historias que estaban muy apegadas a mi vida, a mi realidad.
De repente reflexioné del todo de Paraguay a través de esa historia. Era trabajar con esos personajes que tienen debajo de la piel esa sensación de opresión-protección del régimen. Que era uno que de repente te protegía, pero a su vez te oprimía. También con un régimen que la clase privilegiada de mi país siempre ha tenido un romance, que para mi esa pareja de mujeres hay algo de todo eso mezclado. Hay romance, hay opresión, hay protección, hay muchas cosas, pero de una manera muy sutil, que no se notara lo que estos regímenes hicieron en nuestro país. Esta clase social tuvo necesariamente un romance con estos dictadores, que no les fueron del todo malos, porque por eso duraron tanto.
Esta pareja no necesariamente tienen que mencionar su relación sentimental, te vas dando cuenta con el transcurso del tiempo, lo que no se cuenta, es lo que se cuenta. No tienen que estar diciendo nada, por ejemplo, el personaje principal de Chela.
Yo quería que todo estuviera en esas zonas grises. La gente me decía, “me parecen que son hermanas”, y si la película te funciona igual, me parece todo bien. Yo creo que cada quien tiene experiencias de intimidad distintas, experiencias de vida distintas, que en base a eso moldea lo que ve. Eso es valioso en el cine. Para mi son una pareja desgastada, en la que también hay mucha homofobia, porque son mujeres que se criaron en un ambiente muy homofóbico.
Incluso, siendo lesbianas, mientras van en el auto, una le dice a la otra “¡ah!, la que parece un mitaí”. Mitaí quiere decir “niño” en guaraní, pero lo dice de una forma despectiva. Estamos acostumbrados en el cine al ver a una pareja que va a la cama, enseguida sabemos que no son hermanos que son pareja, sin embargo cuando son dos mujeres como que nos cuesta más por el prejuicio que tenemos. Me parece importantísimo que a mucha gente le pase eso, de no agarrar la película con una mirada.
En la parte visual, la historia se cuenta a través de claro oscuros, de encuadres muy cerrados, de profundidad de foco muy definida. Los protagonistas hombres aparecen desenfocados, en otro plano. ¿Esto quisiste contar con la cinematografía?
Tengo la suerte de trabajar con colaboradores muy geniales. El caso de la dirección de fotografía hicimos muchas pruebas antes, un poco contando la historia de este personaje que no vive en el mundo real, si no que siempre está mirando a través de una puerta entreabierta y que está siempre aislado. El otro tema es que era el de una casa oscura, desgastada, que mientras se van llevando todo, va entrando más luz y el personaje empieza a salir. Trabajando con una persona tan capaz como Luis Armando Arteaga, pudimos hacer muchas pruebas y tuvimos el privilegio de contar con 40 días de rodaje de poder desarrollar bien la propuesta visual de la película.
¿Tu crees que estamos viviendo un boom del cine latinoamericano? El Óscar a la película chilena Una mujer fantástica y demás cintas que cuentan otras historias dentro de un mercado saturado de repente.
Espero que sí, estaría bueno que boom nunca se acabe. Me parece que un problema grave en América Latina es que no vemos las películas mexicanas en Paraguay, las de Paraguay en México, chilenas en Brasil, hay muy poca rotación de cine latinoamericano. Me parece que es importantísimo que Las herederas se vaya a estrenar comercialmente en México, porque eso nos da la oportunidad de compartir cultura y talento de Paraguay en México. Si de algún país de latinoamérica hemos consumido algo ha sido de México. Por ahí algo de telenovelas, algo de música, algo de cine de la época de oro. Hay algo cultural entre nuestros países.