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¿Cuál ha sido el impacto de Scream en la historia del cine?

La quinta parte de Scream es un rotundo éxito. Pero, ¿cómo se convirtió en una franquicia tan importante? ¿Cómo impactó la historia del cine?
¿Cuál ha sido el impacto de Scream en la historia del cine?
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La quinta parte de Scream es un rotundo éxito. Pero, ¿cómo se convirtió en una franquicia tan importante? ¿Cómo impactó la historia del cine?

La franquicia de Scream, creada por el guionista Kevin Williamson y traída a la vida en sus primeras cuatro entregas por el maestro del terror Wes Craven, es considerada uno de los proyectos clave en traer el concepto del “meta” (humor/sátira autorreferencial con el objetivo de deconstruir su propio género o narrativa) al público general.

En cada entrega, la franquicia de Scream apuntó su cuchillo metafórico a una especie diferente de clichés y tropos del género, pero ¿cómo estos largometrajes fueron tan exitosos e impactaron a la industria del cine? Te contamos la respuesta en Fuera de Foco.

Scream

El Concepto detrás de Scream 5

La cinta original de 1996 satirizó los cada vez más crecientes y obvios clichés / fórmulas de los slashers, la segunda apuntó a las secuelas innecesarias, la tercera a los malos finales de trilogías, la cuarta a la ola de remakes de clásicos del género que hubo en la década de los 2000, y esta quinta entrega toma como su principal blanco a las “recuelas” (remakes o reboots disfrazados como secuelas). Sin embargo, el regreso de Ghostface también da mención a otro tipo de terror: el “terror elevado”.

Este tipo de cintas utilizan elementos característicos del género y los unen con técnicas del cine independiente o de autor. Aunque se podría argumentar que cintas como El Resplandor o El Silencio de los Inocentes fueron de las pioneras del terror elevado, el subgénero recientemente ha tomado vuelo y se ha vuelto de los favoritos de muchos/as cinéfilos/as, además de múltiples premiaciones, esto gracias a cintas como La Bruja de Robert Eggers, El Babadook de Jennifer Kent, El Legado del Diablo de Ari Aster y ¡Huye! de Jordan Peele.

Curiosamente muchas de estas últimas cintas son nombradas directamente en la quinta película de Scream, y las mismas son vistas y respetadas por la crítica profesional, quienes las consideran que van más allá de la vanidad de filmes de terror más “comerciales”, con sus jumpscares, gore, y asesinos torpes que siguen al pie de la letra las ya infames reglas.

Frente a la anterior idea, yo argumentaría que con Scream, Craven y Williamson nos demostraron que el terror (y por extensión el cine) “palomero” puede ser tan inteligente e importante como el elevado.

Scream

Entre Homenajes y Horrores

El primer largometraje de Scream abrió con el icónico momento de la llamada, en el cual Ghostface pregunta a su víctima: ¿Cuál es tu película de terror favorita? Esto a su vez nos hace plantearnos la misma pregunta como espectadores/as, y pasar por la larga librería de nuestros títulos favoritos del género y por qué los consideramos cómo tal.

A lo largo de la obra, la efectiva sátira disecciona en su totalidad al mero concepto de una cinta de terror, logrando que la primera película protagonizada por Ghostface sea considerada una de las cintas más influyentes de los 90’s, cambiando los filmes de terror y el cine para siempre.

Incluso la tercera entrega, casi universalmente considerada por lxs fanáticxs de la saga como la peor de todas, ha sido reevaluada en años recientes y se ha visto como un análisis mucho más profundo de la industria en general. Esto gracias a la producción de una película ficticia dentro de su mismo universo llamada Stab 3, en la cual Wes Craven habla sobre el abuso de poder que los hombres realizan cuando son productores y ejecutivos, así como también el latente acoso y abuso sexual que viven muchas actrices al inicio de sus carreras.

Todo esto toma un nivel mayor de simbolismo, cuando recordamos que los hermanos Bob y Harvey Weinstein fueron los productores ejecutivos de las primeras 4 películas, y con Scream 3, Wes Craven básicamente hizo una película advirtiéndonos sobre ellos (más de 15 años antes del surgimiento del movimiento Me Too), y en el camino los hizo pagar $40 millones de dólares por su realización.

Scream

Una Audiencia más sabia, una puñalada a la vez

Al entregarle a los/as fans el manual con las reglas del género, la franquicia de Scream nos convirtió en un público más sabio, demandante e inteligente. Al presentarnos con un mapa tan detallado del camino en el que nos embarcaba el terror, nos volvimos expertxs en cómo navegarlo, lo cual para un género construido en base al elemento de la sorpresa presentaba un reto, el cual sólo tiene una solución: evolucionar.

El género tuvo que cambiar: crear nuevas reglas, innovar y desafiarse a sí mismo y al público. Y esto fue lo que le abrió las puertas a nueva generación de cineastas. Wes Craven entendía que el entretener, educar y asustarnos mientras nos hundimos en nuestras palomitas, es un arte por sí mismo. Sin Craven, sin Scream, no tendríamos a cineastas como Jordan Peele (quien, poética/irónicamente, está preparando un remake de una de las cintas de Craven: La Gente Detrás de las Paredes).

Scream
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