Iron Man era una película de la que nadie esperaba nada. ¿Cómo es que dio inicio a uno de los universos cinematográficos más grandes de la historia?
Iron Man, del director Jon Fraveau, inició el universo compartido más importante que la década de 2010, una saga cinematográfica que todos conocemos como la “Marvel Cinematic Universe”. Nuestro querido universo de superhéroes de Marvel se originó con Iron Man que nos acompañó durante 10 largos años. El largometraje es, por tanto, el primer capítulo de la llamada Infinity Saga como parte de la fase uno que consta de seis películas que presentan algunos de los personajes principales de Marvel, como The Incredible Hulk (2008) ,Iron Man 2 (2010), Thor (2011), Capitán América: El primer vengador (2011), Los Vengadores (2012).
Iron Man no sólo se ha ganado el corazón de los fanáticos, sino también de la crítica que definitivamente lo ha apreciado. El filme fue nominado en los oscars de 2009 en la categoría de efectos especiales y mejor edición de sonido. ¿cómo logró convertirse en el éxito que es ahora? ¡Eso es lo que Mónica Castellón, Alejandro Ohtokani y Becka Salas explotarán el día de hoy!
La Tragedia de Marvel Cómics
Es gracioso pensar que el Universo Cinematográfico de Marvel empezó precisamente porque la compañía estaba a punto de quebrar y tuvo que vender sus activos más preciados a diferentes productoras, las cuales terminarían por iniciar el boom superheróico que cambió la manera de ver el cine por completo. Pero vamos por partes.
A finales de 1996, la industria del cómic estaba sufriendo una grave crisis y Marvel fue una de las editoriales más afectadas. La gente pronto se dio cuenta que las historietas con portadas lenticulares no necesariamente subirían su valor en el futuro, rompiendo la burbuja especulativa que se había creado en 1992 con La Muerte de Superman y llevando a Marvel cómics a declararse completamente en bancarrota.
Para evitar que cerrara sus puertas, el CEO de Marvel en ese entonces, Ronald Perelman, compró la compañía Toy Biz y las mezcló para crear Marvel Enterprises con el fin de generar dinero a través de la venta de mercancía licenciada.
Pero todo este drama tampoco fue suficiente para asegurar la vida de Marvel, por lo que se vieron obligados a vender nuevamente sus franquicias más populares a diferentes productoras para tener un poco de dinero fácil y rápido.
Vendió a los X-Men a Fox por 2.6 millones de dólares, así como Daredevil y otros personajes menores. Asimismo, a pesar de que la poderosísima compañía Constantin Films no había hecho ninguna otra película de los 4 Fantásticos después de la terrible producción sobre el equipo que hicieron en 1994 y que Marvel les pagó para quemar, también logró renegociar con Marvel para que los derechos de estos héroes siguieran con ellos y con Fox.
Por otro lado, Sony compró personajes como Ghost Rider y Punisher, pero el que realmente quería fue Spider-Man, por el cual pagó tan solo 7 millones de dólares. De hecho, Marvel estaba tan desesperado por morralla que en la negociación de Spider-Man le propuso a Sony obtener los derechos de superhéroes menores como Iron Man, Black Panther, Ant-Man y Thor por 18 millones de dólares, pero la compañía consideró que eran personajes muy poco populares y no creyó que llegaran a ser redituables.
Así, Marvel consiguió suficiente dinero para seguir operando, sin saber que gracias a su venta, la industria cinematográfica daría una nueva vida a sus superhéroes a través de enormes y muy lucrativas películas blockbuster.
El Boom del Cine de Superhéroes
Fox comenzó la primera trilogía de X-Men a finales de los 90 con Bryan Singer a la cabeza. La trilogía fue muy exitosa comercialmente, generando $1.6 mil millones de dólares y, salvo la tercera, tuvo buena recepción crítica. Pero lo mas importante que hizo la primera parte de X-Men fue el ser una de las primeras pelis de superhéroes pensada primero como película y luego metiendo el factor Superheróico. Bryan Singer quiso crear una historia de varios inadaptados que, casualmente, tenían vivían en una mansión llena de niños súper poderosos.
Esta idea se consolidó al inicios de los 2000, que trajo consigo el boom de las películas de superhéroes de este estilo. Y uno de los mayores referentes fue el genial trabajo que hicieron Sam Raimi y Tobey Maguire con Spider-Man, cuya trilogía recaudó más de 7.5 mil millones de dólares y fue aclamada por la crítica.
Del otro lado de la cancha, teníamos a Warner con la trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan, la cual también fue un éxito en crítica y taquilla y seguía esta línea de aterrizar a los Superhéroes en un contexto real haciendo una grandes películas antes que grandes superhéroes.
Y funcionó. Los blockbusters comenzaron a llenarse de tipos en mallas, y si bien hubo varios fallos como el Daredevil de Fox, el Ghost Rider de Sony o el Hulk de Universal, en general los ejecutivos de cine estaban contentos y usaban billetes de $100 dólares como servilletas.
El espectador de cine normal fue introducido a personajes que nunca había visto y los fans de cómics estaban extasiados: Por fin Hollywood tomaba en serio a los superhéroes y estaban invirtiendo millones de dólares en producir grandes películas sobre personajes que amaron durante tanto tiempo.
Pero aparentemente, el único que no estaba disfrutando de este nuevo boom, era Marvel.
El Atropellado Inicio del MCU
Desde el 1996 La casa de las Ideas había creado su división de Marvel Studios para entrarle al juego cinematográfico, pero hasta el momento solo habían podido co-producir las películas de X-Men, Daredevil y los 4 Fantásticos, pero más en un rol creativo que en un rol de socio de negocios.
La compañía seguía muy débil, si bien seguían ganando dinero de la venta de juguetes de sus personajes popularizados por las películas, muy poco dinero de estos blockbusters realmente llegaba a las arcas de Marvel..
Querían desesperadamente entrar al negocio cinematográfico y hacer películas ellos solitos, no bajo la sombra de estas grandes productoras. Pero también sabían que ya habían vendido sus activos más valiosos y que tampoco tenían el capital para aventurarse en algo por si solos.
Y entonces en el 2003 llegó un héroe sin capa, el único que si creía en el potencial de Marvel: un agente de talentos llamado David Maisel.
Maisel convenció a Marvel de crear su propia compañía productora, hacer películas de las propiedades que todavía tenía y quedarse con las ganancias. Tras muchísima duda interna en Marvel al final accedieron, y para conseguir un poco de dinero, hipotecaron todos, pero todos los derechos de sus personajes que le quedaban a la compañía Merrill Lynch para conseguir un crédito por $525 millones de dólares y producir sus primeras películas.
Los personajes que puso en garantía y con los que contaba para hacer su nuevo emprendimiento eran Ant-Man, el Capitán América, Black Patther, Cloak & Dagger, Doctor Strange, Hawkeye, Nick Fury, Power Pack y Shang Chi, así que comenzaron a crear planes para producir películas alrededor de ellos.
Pero poco después de ese préstamo y en lo que seguían planeando sus inicios, los derechos de Iron Man, que había vendido a New Line Cinema, regresaron a Marvel porque New Line nunca se animó a hacer una peli de un billonario egocéntrico que nadie conocía.
Incluso Hulk volvió a Marvel poco antes de comenzar con el Universo Cinematográfico de Marvel, solo que Universal se quedó con los derechos de distribución, significando que las películas que se hicieran en solitario de Hulk las vendería Universal, por ende quedándose gran parte de la lana.
David Maisel se convirtió en el chariman de Marvel Studios y de presidente de producción pusieron a un chavillo de 27 años que había ayudado en las películas de Spider-Man y X-Men. Un ñoño comiquero que confiaba en el proyecto y tenía un gran amor por los personajes: Kevin Feige.
Tenían el dinero, tenían un equipo que amaba el material de origen y tenían a los personajes básicos que podían conformar a los Vengadores. No era mucho, pero era suficiente.La moneda estaba en el aire, si Marvel acertaba lograría entrar al negocio cinematográfico y tal vez incluso competir contra Sony, Warner y Fox.
Pero si Marvel fallaba, perderían a los pocos personajes que le quedaban y probablemente volverían a la bancarrota.
Una sola posibilidad en 5 millones… Y el resto es historia.
El fénix Downey Jr
Sin embargo Marvel no fue el único ente que resurgió de las cenizas con la primera entrega de Iron Man, pues también el protagonista Robert Downey Jr. vivió algo similar.
El intérprete estadounidense se erigió como una de las estrellas más potentes en el Hollywood de los 80 y 90, protagonizando desde narrativas juveniles como Weird Science o The Pick-up Artist, hasta filmes de corte autoral como Natural Born Killers o Chaplin (1922): este último largometraje inclusive la valió un Golden Globe a Mejor Actor y una nominación al Oscar en la misma categoría.
Pero toda su carrera se iría a pique cuando a finales de los 90, su adicción a las drogas lo llevo un año cárcel. Tras su rehabilitación a inicios de los 2000, ninguna producción quería relacionarse con el actor, y durante años Downey Jr. se esforzó para volver a las grandes ligas hollywoodenses, aunque sin mucho éxito.
Dentro de aquellos tiempos complicados, su mejor trabajo se suscitó en Kiss Kiss Bang Bang (2005), un filme dirigido por Shane Black -quien posteriormente dirigiría Iron Man 3-, y el cual llamaría la atención de un cineasta desconocido por aquella época: Jon Favreau.
Quien al ser contratado para dirigir la primera entrega de Iron Man, no se lo pensaría dos veces, no existía mejor opción que Robert Downey Jr. para dar vida Tony Stark, ya que como el mismo realizador mencionó: “Nadie entendía mejor al personaje que él.”
Esto último quizá encuentre su explicación en que al igual que Iron Man, Downey Jr. era una personaje que había estado en la cima, tocado fondo, y resurgido como un hombre nuevo.
Lo demás es historia, Robert Downey Jr. se convirtió en una de las figuras más icónicas de la cultura pop en la última década, además ser el actor mejor pagado, pues como informó Variety, su participación en Civil War le simbolizó un pago de 40 millones de dólares.
Jon Favreau: Del indie al pop
Iron Man también simbolizó la solidificación de Jon Favreau en la industria Hollywoodense. El camino del realizador neoyorkino comenzó más de una década atrás, cuando se mudó a Los Ángeles con la esperanza de alcanzar el estrellato.
Tras años de fungir como personaje secundario en películas como Batman Forever o la serie Seinfeld, el intérprete se cansó de esperar y comenzó a escribir sus propios filmes, de donde surgiría Swingers: una comedia de 1996 co protagonizada por Favreau y Vince Vaughn, la cual se convertiría en un éxito del cine indie.
Más tarde bajo la misma dupla protagonista, Favreau debutaría como director en otra cinta aclamada por el circuito indie: Made (2001), prestigio que continuaría en ascenso con la comedia navideña con Will Ferrell: Elf (2003). Situación que le permitiría ser considerado para producciones más grandes como Zathura (2005), la cual sería un fracaso en taquilla y crítica frenando su meteórico ascenso.
Sin embargo Kevin Feige confiaría su única carta en él para encargarse de Iron Man, y bueno, tomó la decisión correcta, pues junto Robert Downey Jr. establecerían las bases de los filmes más exitosos en la actualidad.
Razón que llevaría Disney a volver a confiar en el director para revivir algunas de sus franquicias más representativas, como El Libro de la Selva y El Rey León, donde su éxito se replicaría con enormes ingresos en taquilla. Algo similar a lo que haría años más tarde al revitalizar Star Wars mediante The Mandalorian.
¿Cuál fue el resultado?
Iron Man es una mezcla muy agradable de sorprendentes efectos especiales y acción, pero también deja espacio para la lectura del hombre dentro de la armadura. El director nos muestra a Tony Stark, quien luego de una vida de soltero decide cambiar y hacer todo lo que esté a su alcance para remediar los errores del pasado.
La historia inserta no solo momentos de pura acción de entretenimiento, sino que va a crear un personaje más profundo marcando un camino de crecimiento y maduración personal que lo lleva a reconsiderar por completo su destino y el sentido mismo del mundo que lo rodea, trazando en sí mismo una fuerza y una voluntad desconocidas para él. Todo se muestra a través de una cuidada dirección y una buena edición que sabe mezclar bien los momentos.
Las interpretaciones de los personajes son casi perfectas, sobre todo la de Robert Downey Jr., quien interpreta al millonario con mucha naturalidad, dando una gran prueba de que prácticamente nació para hacer este papel.