Analistas reportan que la crisis de streaming por la recesión económica podría repercutir en toda la industria del entretenimiento.
2022 ha sido, por mucho, uno de los años que más ha plagado al mundo con nuevos desafíos para los que no estábamos preparados. En una era post-pandemia, donde los casos de COVID 19 son suficientes para mantenernos alerta, pero ya no para frenar las industrias, se esperaría que la reconstrucción económica se diera de una forma más gentil.
Sin embargo, ante los conflictos bélicos internacionales —Ucrania siendo el de mayor impacto—, los constantes cambios en la política de otros países y una creciente crisis económica mundial al acecho, la transición hacia el tercer cuarto del año es todo menos ligero.
Netflix es sólo la punta del iceberg
Recientemente, la ventana más directa hacia las consecuencias de la crisis en el entretenimiento ha sido Netflix, el gigante de streaming que intenta a través de decenas de estrategias diferentes mantenerse a flote tras la pérdida de alrededor de 970,000 suscriptores sucedida en los últimos tres meses. Pues aunque Stranger Things logró mantener estable al barco durante algunas semanas, el futuro para la compañía es incierto y dicha incertidumbre ya se refleja entre los constantes recortes de personal vividos por la misma.
No obstante, Netflix no es la única que se encuentra en el ojo del huracán, pues analistas de Wall Street reportan que los problemas de Netflix podrían repercutir a través de toda la industria.
En las encuestas realizadas a usuarios respecto a los cambios en gastos planificados para la recesión, un gran porcentaje señala al entretenimiento como uno de los principales recortes. Sin embargo, el recorte no se limita a servicios de streaming, sino que amenaza la asistencia a salas de cine y consumo de productos relacionados con el mismo.
El analista Benjamin Swinburne de Morgan Stanley, ha remarcado que los riesgos económicos en Hollywood permanecen latentes, pues afirma que “el despegue de streaming no ha reducido los riesgos que la crisis y una economía lenta traerá sobre los medios” y que “tanto marcas y patrocinadores como consumidores son propensos a cerrarse en gastos durante la recesión.”
El cine en casa, aliado y enemigo
Parte de las estrategias que permearon a la industria del cine en la búsqueda por reactivar el interés hacia los productos más grandes de cada productora en 2021, fue la del contenido compartido entre salas de cine y plataformas de streaming.
Dune, Tenet, Black Widow y Cruella son solo algunos de los productos que pretendían atraer nuevos suscriptores a los servicios de HBO Max y Disney+, estrategia que sabemos, tuvo repercusiones y generó molestia del lado de los creadores y productores, quienes consideraban que el ingreso en taquilla sería duramente golpeado por las decisiones de los mandos a cargo.
Y aunque dicha estrategia quedó en el pasado, actualmente son los grandes blockbusters estrenados en cines los que todavía tienen por objetivo redirigir el tráfico a las plataformas de sus estudios madre. Es decir, el éxito de Doctor Strange: Multiverse of Madness, no sólo se ha medido a través de los ingresos en taquilla, sino con la evaluación de nuevos suscriptores atraídos a Disney+ por el mismo. De la misma manera, Paramount busca replicar el momentum en su servicio de streaming por medio de contenido exclusivo y celebrando el éxito que Top Gun: Maverick ha tenido en taquilla, esperando poder transformarlo en nuevos usuarios al contar con el título antes que nadie.
Sin embargo, Disney podría toparse pronto con un crecimiento ralentizado de usuarios, pues tras llegar a los 137.7 millones de suscriptores, los analistas temen que la compañía no pueda lograr su objetivo de alcanzar entre los 230 y 260 millones de usuarios para 2024. Asimismo, el rápido ascenso de Paramount podría indicar también una caída más dura para el servicio, tema que Wall Street considera posible ante la recesión y la crisis económica.
¿Qué implica para los cines?
El analista de Moody, Neil Begley, afirmó a principios de junio que las compañías de medios y entretenimiento serán más propensas a ver cómo resultan sus proyectos actuales antes de hacer cualquier movimiento durante la crisis, cosa que frenaría producciones y planes de nuevas películas hasta nuevo aviso.
La cautela en Hollywood sometería también a los nuevos creadores y propuestas a quedar fuera de la competencia, apostando los gigantes por franquicias a las que sus seguidores se mantienen fieles, pero dejando de lado el tomar riesgos significativos que ahuyenten a los mismos. De igual forma, el cine independiente podría dejar de atraer inversores, quienes se enfocarían en proyectos más seguros y que pongan sobre la mesa un éxito definitivo.
Algunos comparan la recesión a la que se enfrenta el mundo actualmente con la crisis vivida durante la década de 1920, donde a pesar de los duros ajustes presupuestales en los consumidores, el cine cobró más importancia que nunca al “ser una vía de escape de los problemas”.
No obstante, los analistas consideran imposible el punto de comparación con la crisis de hace 100 años, pues aseguran que los consumidores son mucho más críticos y estrictos con el contenido que obtienen a través de su dinero. En una era dominada por el streaming, donde los usuarios tienen el poder de decidir qué, cuándo y dónde ver, la audiencia ya no se encuentra dependiente a los estrenos en cines para encontrar distracciones.
Por último, y contra todo pronóstico, Wall Street también considera que lo mejor para las compañías de entretenimiento es diversificar contenido para atacar varios públicos, y evolucionar su oferta para el futuro. Irónicamente, siendo esta última, la vía que los grandes estudios y productoras evitarán con el fin de seguir lanzando “contenido a la segura”.