Un amor extraordinario retrata los procesos de la vida y la muerte, a través de una pareja de veteranos que enfrenta el cáncer
Un amor extraordinario es la más reciente película de la directora británica Lisa Barros D’Sa (Good Vibrations) que cuenta la historia entre Tom (Liam Neeson) y Joan (Lesley Manville) el año en que Joan es diagnosticada y tratada por cáncer de mama.
Pero no se deje engañar, aunque la película trata de manera muy acertada la dureza de la enfermedad de Joan, no es el punto principal de la película. La historia expone un matrimonio que ha superado difíciles momentos a lo largo de su vida en pareja y a pesar de todo no dejan de apoyarse y empatizar cuando las cosas se ponen duras.
Lo bueno de ver una historia de amor de una pareja de veteranos es toda la química y empatía que se tiene por los años que han estado conociéndose. Es maravilloso ver cómo se comportan cuando se pone a prueba su amor: muestran miedo, discuten, se disculpan, se protegen entre sí.
Las primeras secuencias nos muestran el gran vínculo y amor que caracterizan a la pareja. Pero rápidamente, al darse una ducha, Joan descubre un pequeño bulto en su pecho. Y este es el comienzo de la dramática historia: exámenes, diagnóstico, operación y tratamientos de quimioterapia.
Las actuaciones
Lesley Manville ha demostrado durante mucho tiempo ser una actriz extraordinaria, desde su papel nominado al Oscar en Phantom Thread hasta Harlots y que próximamente la veremos como la princesa Margarita en The Crow. La interpretación que hace de Joan, es muy cálida, conmovedora y realiza un trabajo extraordinario al interpretar a un personaje que enfrenta la mortalidad pero, se niega a ser definida por su enfermedad.
Por otro lado, Liam Neeson (Búsqueda implacable) intenta encubrir el dolor del pasado y la angustia del futuro. Es un placer verlo ir más allá del papel de héroe de una película de acción, un trabajo que ha asumido mucho en los últimos años.
Los actores crean una relación que se define por el dolor y el sufrimiento, sin duda, pero también por el humor, la calidez y la comodidad de la rutina. Cuando los personajes caminan juntos, se abrazan o se sientan a cenar, transmiten que están ahí el uno para el otro, pase lo que pase.
Sus potentes actuaciones aseguran que este drama te genera mucha empatía sobre la dificultad de llevar una enfermedad, sin embargo, el mensaje no es que la pareja sea una roca, sino que, a pesar de los mejores esfuerzos de nuestro ser querido, todos estamos en este viaje solos.
Uno de los puntos más dolorosos de la historia es ver el terror de Joan a la muerte y el miedo de Tom a perderla. Despedir a la persona que amas es un miedo con el que cualquiera puede identificarse, pero, Tom se muestra naturalmente solidario, terco y cálido, por lo que le da un giro discreto, brindando tranquilidad a algunas escenas muy dramáticas.
Decididos a afrontar juntos el calvario, experimentan una intimidad que nunca antes habían conocido. Mientras Joan explora el miedo a la muerte, Tom siente la necesidad de ayudar de maneras extrañas, como cortar con ternura el cabello de su esposa cuando se le cae en mechones. Sorprendentemente, las dos estrellas evocan de manera emocionante la simpatía, la bondad, el resentimiento y la rabia que sienten las personas en crisis.
La película señala que el apoyo y el amor son necesarios para superar una enfermedad y cómo al estar con una pareja amorosa puede ayudarte a superar incluso las situaciones más oscuras. Un amor extraordinario es un argumento de que, por más difícil que sea la vida, vale la pena por los pequeños instantes de felicidad.