Al director Sean Baker le gustan las historias sobre la infancia y la adolescencia; como lo ha demostrado en sus anteriores películas. En esta ocasión, hace uso de un lugar perfectamente elegido, casi mágico, para revelar una realidad de los norteamericanos, de la que casi nunca se habla: La irresponsabilidad de los padres hacia los pequeños hijos y su preocupación por vivir el american dream.
En The Florida Project, esta irresponsabilidad llega a un punto tan extremo que raya en la negligencia. Pero al mismo tiempo es tan humana y está narrada desde los ojos de la inocencia, el desprendimiento y la generosidad; que nos hace reflexionar seriamente acerca de que las cosas nunca son lo que parecen.
La historia se centra en un trío de niños cuyas familias viven a muy poca distancia de Disney World, esto es en las afueras de Orlando. Moonee (Brooklyn Prince) es una vivaz e incontenible niña de 6 años que reside en Magic Castle Motel; un edificio en colores pastel que, más allá de recibir turistas, está habitado por la clase trabajadora, muchas veces desempleada; y por supuesto, por familias sin ningún otro lugar adonde ir. En estos espacios pueden vivir todas las noches menos una por mes; esta condición les impide establecer su residencia y obtener los derechos de los inquilinos, pero también los vuelve más vulnerables.
Halley (Bria Vinaite), es la joven e irresponsable madre de Moonee. Se ha quedado sin empleo, lucha por encontrar otro, e incluso llega a medidas desesperadas; es rebelde, escandalosa, desorganizada, y sin ninguna noción de cómo educar a su hija; a quien ama infinitamente y con quien tiene una relación hilarante, ya que después de todo, ambas son unas niñas.
Moonee pasa sus días desatendida, sin educación, sin escuela, vagando por Kissimmee; con su vecino y gran amigo Scooty (Christopher Rivera). Su madre, Ashley (Mela Murder), es una camarera que a intercambia comida con Moonee y Halley; a cambio de que esta última se encargue de cuidar a los niños.
Scooty y Moonee tienen como tercer cómplice de aventuras a Jancey (Valeria Cotto); una niña que vive con su joven abuela en el motel de al lado, Futureland Inn.
Lo más cercano a una imagen paterna que tienen estos niños, en medio de este caos, es Bobby (Willen Dafoe en un personaje verdaderamente entrañable). Él es administrador del Magic Castle, que lo mismo interviene como mediador entre los inquilinos estridentes; resuelve los problemas de cada habitación; y se encarga de los asuntos con servicios sociales. Incluso aleja los peligros a los que se pueden enfrentar los niños, con un ingenio increíble; con tal de mantenerlos en su mundo ingenuo y feliz. Él no es santo, sólo trata de sacar lo mejor de la injusticia cotidiana.
Si algo consigue Baker, también como escritor de esta película, es mostrar un profundo interés en los detalles de las vidas de sus personajes hasta volverlas desafiantes. A pesar de mostrar crudamente la realidad de las circunstancias, The Florida Project nunca se sumerge en el dramatismo puro o en el abuso de lo miserable; hay demasiada vida bulliciosa que mostrar y las historias se cuentan con honestidad.
El director observa a sus personajes, con su mal comportamiento y errores desordenados, y su falta total de juicio; pero al mismo tiempo se niega a idealizarlos. Simplemente cuenta la historia desde la compasión por la fragilidad de las vidas de cada uno; y con la curiosidad e inocencia de los ojos de unos niños que no terminan de entender la dureza que los rodea.
En conclusión
The Florida Project es una historia profundamente conmovedora; contada por un documentalista innato que encuentra la manera de mantenerse fiel a su visión mostrándonos una realidad con gran integridad y solidaridad. Porque contar las cosas con la naturalidad que nos rodean requieren de eso: de mucho valor y al mismo tiempo mucho corazón.