Soul se aleja un poco de los convencionalismos de Disney para entregarnos una película existencialista perfecta para decirle adiós al 2020.
“Si lo puedes soñar, lo puedes lograr”, esa ha sido la frase que le hemos atribuido a Walt Disney y se ha convertido en un proxy de la ideología de la compañía. Después de todo, ese lema ha inspirado miles de películas sumamente exitosas que nos invitan a soñar y perseguir nuestros sueños, sin importar nuestro origen o todas las adversidades. Pero con Soul, la nueva película de Pixar que se acaba de estrenar en Disney+, la compañía por fin decidió alejarse de esa frase y se pregunta: ¿Para qué sirven esos sueños en realidad?
Cuando te toca, aunque te quites. Y cuando no, aunque te pongas…
Bueno, para el protagonista de la historia, Joe (interpretado por un genial Jamie Foxx), su sueño de convertirse en un exitoso pianista de Jazz es lo único por lo que vive. “Yo despierto, como, vivo y sueño con tocar”, le dice en un momento a su madre, quien no confía en que su carrera como músico vaya a ser muy redituable después de años de rechazos, mismos que lo han obligado a estacionarse como un profesor en una escuela pública.
Así que cuando Joe muere accidentalmente minutos después de por fin conseguir la oportunidad de tocar en un lugar importante con una banda reconocida, se niega a aceptar su destino y las cosas se vuelven existencialistas. Parecido a como hizo con Intensamente (2015), Pixar se aventura a imaginar lo etéreo y nos presenta un “más allá” al estilo de una corporación. Tal cual como en un despacho contable y bajo la idea de activos y pasivos, los “Jerrys” (figuras incorpóreas que son los gerentes del lugar), administranlas almas que vienen y van. Algunas mueren, otras apenas están descubriendo sus ganas de vivir, y otras tantas están perdidas, ensimismadas entre sus deseos más fervientes y la posibilidad de vivir una vida plena.
Por más sencillo que parezca la interacción del alma de Joe con todos los agentes dedicados a organizar la fibra de la existencia, la cantidad de detalles que incluyeron es impresionante. Desde las escuelas de personalidad para las almas que apenas están por llegar a la Tierra, las cuales no muestran ningún tipo de aceptación o reconocimiento por la idea de “moralidad” que nos rige a los humanos, hasta los comentarios irónicos que los Jerrys hacen cuando el protagonista los increpa con ideas sobre “el propósito” o “el sentido de la vida”. No sólo muestran la característica habilidad para imaginar escenarios hipotéticos que tiene Pixar, sino que sirven para proponer líneas de pensamiento muy interesantes, que chocan directamente con las intenciones y deseos de Joe.
¿De qué sirve tener metas?
El universo no está interesado por obstaculizar o impedir los intentos de Joe por burlar al sistema, (excepto por cierto monito del que disponen de una manera súper sencilla), cosa que le permite regresar y luchar por lograr sus sueños de una vez por todas. Pero ahora no está solo, ya que el alma 22 (la cual llega a la vida de la mano de Tina Fey), un ente completamente indiferente hacia la idea de vivir, lo acompaña y decide ayudarlo en su búsqueda por llegar a su meta.
Aquí, la película parece que se corta en dos. Por un lado, la travesía de Joe se vuelve sencilla y divertida, incluso podría decirse que “básica”. Ya sabemos que quiere ser un gran pianista y sabemos que tiene que solucionar su crisis metafísica antes de su audición. Su aventura transcurre como cualquier otra de Pixar, es gratificante, entretenida y nos brinda momentos conmovedores. Pero eso no es todo lo que Soul tiene para ofrecer.
Curiosamente, lo que le da vida y resalta su historia es justamente los pequeños deleites que disfruta 22: un buen pedazo de pizza, escuchar a alguien tocar en el metro, ver caer las flores, conocer mejor a un barbero. Y es que Soul desafía el lema de Disney al convertir el sueño de Joe en una simple parte de todo lo que es él. Él también es un hijo, un maestro inspirador, un buen amigo y alguien que tiene muy mala suerte para caerse en alcantarillas. Pero todo eso queda englobado en la idea de vivir.
¿Una Moraleja Diferente?
Ese es realmente el corazón de Soul, la idea de que los sueños, los propósitos, las metas no tienen por qué ser algo fijo. No tienen por qué definir nuestra vida, ni tienen por qué ser la única razón de nuestra existencia. Y, de cierta manera, ese es justo el mensaje que necesitábamos para terminar el 2020. Porque si algo debimos haber aprendido este año, es que las cosas pueden cambiar en un instante, y no siempre será para bien. Pero mientras estemos vivos, siempre habrá un mundo de posibilidades para que nosotros podamos vivir.