Normal People es el retrato del primer amor y como nos marca con sus luces y sombras.
Una de las virtudes del asentamiento del pensamiento posmoderno en las sociedades es el fin de los grandes relatos: la crítica a las ideologías y estructuras asentadas en donde nuestra existencia es articulada en base a los extremos bueno o malo. Esto ha permitido que como sociedad nos aproximemos a una realidad más cercana a la inherente diversidad que nos conforma, al mismo tiempo que nos cuestionemos la autoridad de ciertos conceptos y formas.
Una de estas figuras puestas acertadamente en duda es la del amor romántico: aquel traducido en la imagen de una pareja donde la persona que nos complementa, es interpretada como una especie de salvadora que nos rescata de una fatídica e insoportable realidad, a quien sin importar el como o las consecuencias debemos aferrarnos hasta el final de nuestras vidas.
Obviamente la llegada del posmodernismo no ha evitado que la construcción de historias basadas en la totalidad continue, la industria cultural lleva años aprovechándose de nuestro miedo a la incertidumbre. Ante los vacíos educacionales sobre nuestras expresiones emocionales a nivel personal y con las/os demás, nos ha impuesto la visión perfectible que únicamente habita en el markenting: crecimos creyendo y actuando en base al amor romántico.
Sin embargo y gracias a la misma ideología expuesta al inicio, también ha surgido toda una vertiente de expresiones artísticas que critican dichos preceptos, hace relativamente poco Charlie Kaufman hacía lo propio en I’m Thinking of Ending Things, pero el anterior tópico era apenas uno de los tantos que conformaban su narrativa, por lo que prefiero centrarme en una serie enfocada en dicha temática, que gracias a su honestidad desmitifica cualquier romanticismo que puede existir sobre el primer amor, pero al mismo tiempo simboliza la importancia del susodicho en nuestra formación como personas: Normal People.
Una mirada intimista y honesta
Basada en la novela homónima de la escritora Sally Rooney, Normal People es una serie irlandesa producida por la BBC y distribuida a través de Hulu -Amazon Prime Video en México- que se centra en los encuentros y desencuentros amorosos de una pareja conformada por Connell y Marianne, a lo largo de una época que conforma la preparatoria hasta el final de la Universidad.
Dirigida en partes iguales por Lenny Abrahamson -realizador de filmes como Room o Frank– y Hettie MacDonald, la obra compone una historia conmovedora con la cual es imposible no reconocerse en diversos instantes, esto es logrado gracias a una exploración intimista, detallista e imperfectible de una relación amorosa.
La primera sensación es resultado de una puesta en cámara que en su mayoría se sustenta en acciones que ocurren en espacios a puerta cerrada, al mismo tiempo que el lente de Suize Lavelle y Kate McCullough se enfoca en close ups, los cuales funcionan en tres sentidos: forjar la proximidad entre ambos protagonistas, representar su personalidad introspectiva, y acentuar los pequeños gestos motrices / faciales , mediante los cuales exteriorizan todas aquellas emociones que su trompicado hablar no les permite expresar. Aquí gran parte del trabajo se sustenta en las brillantes y vulnerables interpretaciones otorgadas por Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal.
También cabe destacar la importancia del soundtrack en la sedimentación de los ambientes intimistas: desde el folk hasta el R&B, pasando por artistas como Frank Ocean, Carly Rae Jepsen, Selena Gomez o David Byrne, cada una de las canciones elegidas emana dicha característica y nos sitúa dentro de un relato juvenil.
Gracias por todo
En lo que respecta a lo temático, existen dos aspectos que me parecen pilares para fundamentar la exitosa y emotiva desmitificación que realiza Normal People sobre el amor romántico: las imperfecciones que componen a sus ejes narrativos, la evolución de los mismos y por lo tanto una resolución no convencional en su relación.
Respecto al primer punto, a lo largo de 11 episodios sus protagonistas obran bajo defectos y virtudes, se aman pero equivalentemente se hacen daño: existe la ternura, la genuina preocupación por el bienestar del otro/a, hay una química especial entre ambos, pero son incapaces de expresarse la valía de su compañía, por lo que constantemente se ponen el pie a ellos mismos y a las demás personas con quienes se involucran.
El background que se nos presenta sobre la vida personal de ambos nos permite entender el porque de sus acciones y los vacíos que llena su compañía: Connell observa en Marianne a una mujer decidida que no busca agradar a los demás -por lo menos en lo que se refiere a las relaciones fuera de la pareja-, mientras paralelamente Marianne encuentra en Connell la estabilidad, cariño y apoyo con el que no contó en su núcleo familiar.
Ninguno se conduce bajo idealismos, Sally Rooney nos presenta sin juicios a dos personas que con sus mismas luces y sombras se encuentra aprendiendo a amar -como muchos/as lo hemos hecho- mediante el empirismo. Esto no significa que todo lo expuesto sea una justificación a las actitudes tóxicas que llegan a perpetrar sus protagonistas, pues sucede todo lo contrario.
La misma escritora irlandesa, ha mencionado que su obra versa en esencia sobre dos personajes que reconocen la importancia de su unión como parte de su formación personal, y para cumplir dicho fin ambos tienen que ser conscientes de toda la alegría y daño que se han brindado.
Y precisamente eso es lo que sucede en el último episodio, donde sus protagonistas han entendido sus errores internos y hacía la otredad, reconciliándose de manera que se encuentra viviendo la primavera de su amor, sin embargo una oferta laboral que traería consigo una mudanza pone en predicamentos su unión, pues el irse o quedarse juntos implicaría despojar a alguno del bienestar personal que han alcanzado, por lo que entre lágrimas y sonrisas se despiden.
Tal decisión termina por edificar un relato lejos de la romantización, representa la madurez emocional que han alcanzado sus protagonistas: reconocen lo experimentado en su dinámica como un pilar fundamental para forjar quienes son, pero entienden que continuar juntos simbolizaría que la libertad en que ejercen su amor se vea trastornado en acto de egoísmo y dependencia.
En algún momento, Céline Sciamma -directora de filmes como Retrato de una mujer en llamas– mencionó que cuando se acaba una relación es como si muriera un lenguaje, siempre será difícil cuando la dialéctica del amor se difumina, quizá lo sea aún más cuando se trata de la primera vez: Connell y Marianne entienden lo duro que es dejar ir, pero también que deben seguir adelante agradeciendo la oportunidad de haberse conocido.