Los lobos: Un aullido de esperanza

Los lobos de Samuel Kishi Leopo es un coming of age de migración. Les traemos la critica a la película.

Los lobos de Samuel Kishi Leopo no es la primera cinta sobre migración, pero innova al utilizar la perspectiva infantil para contar una historia que arrastra problemáticas que conlleva buscar un mejor futuro

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En el cine del continente Americano que expone temáticas de migración o dinámicas de vidas fronterizas, comúnmente proyecta en la pantalla un argumento que parte de la línea de meta que es México o Latinoamérica, hasta que se cruza la frontera del territorio nacional con Estados Unidos.

Podrían mencionarse ejemplos como La jaula de oro (Diego Quemada-Díez, 2013), donde el camino hacia Estados Unidos cubre la mayor parte de la historia, para posteriormente concluir en una breve exploración de aquel universo de primer mundo que tanto se anhela.

Por otro lado, Ya no estoy aquí (Fernando Frías, 2019) presenta al espectador el problema que obliga al protagonista a migrar al país vecino, además de narrar cómo arribó y qué sucedió en aquella tierra de las oportunidades, y hasta el regreso a su patria.

Además, otras cintas como Desierto (Jonás Cuarón, 2015), pinta sobre lienzo el peligro al cual se exponen los migrantes latinoamericanos al cruzar el muro fronterizo; las condiciones de calor extremo y de peligro de ser perseguidos y asesinados cuando un grupo se encuentra con un violento ranger, con la meta de asesinar personas indocumentadas que ingresan ilegalmente.

No obstante, desde su madriguera, Los lobos de Samuel Kishi Leopo, no se extrema a la violencia, o denuncia la corrupción, precariedad laboral, inestabilidad económica o violencia por la cual miles de migrantes desean buscar una vida mejor en Estados Unidos.

La manada de Leopo aparece en pantalla una vez cruzada la línea imaginaria de frontera, donde Max, y Leo, dos niños de 8 y 5 años, junto a su joven madre Lucia, están cómodamente sentados en un autobús camino Alburquerque, Nuevo México.

Nuestros tres protagonistas arriban hasta un pequeño motel habitado por latinos y asiáticos en un peligroso barrio. Max, y Leo pasarán la mayor parte del día solos en esas cuatro paredes, mientras su madre Lucía busca el sustento diario en varios trabajos. Sin embargo, en una grabadora de casetes, Lucia les deja las reglas, clases de inglés, y cuentos grabados para que pasen el tiempo. Fragmentos de voz con el cual Max, y Leo construirán poco a poco un mundo imaginario donde son lobos que luchan juntos.


Los lobos, de la migración, al coming of age y hasta la feel-good movie

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Con su segunda propuesta de largometraje, Samuel Kishi Leopo continúa manejando los ingredientes de coming of age, ausencias paternas, y etapas de vida difíciles (que bien podría venir en una capa bajo el coming of age); pero en este plato fuerte, sorprende con un conmovedor relato de migración, con una guarnición de infancias difíciles, cerrando la historia de esta manada con un postre de ligera feel good movie.

Si bien, estos lobos moviéndose a veinticuatro cuadros por segundo no son los primeros en hablar de cine sobre migrantes; sí innovan en cierta forma al relatar las problemáticas a través de niños que regularmente son escritos en el cine mexicano como un estereotipo de un pequeño ingenuo que sólo cumple el propósito de ser un personaje secundario o incidental, pero siempre sobrepuesto a manera de una caricatura de lo que se piensa que un niño es.

Por otro lado, los personajes adultos lejos también están de ser una burla. Un cartón de periodico con diálogos de spanglish, escritos desde la silla de un redactor que se imagina así a la comunidad migrante. Y no sucede así, porque quien habla en esta película es un migrante; que alguna vez abandonó México a una escasa edad junto a su hermanito y su madre para buscar mejores oportunidades en Estados Unidos.

Kishi Leopo nos encamina por un bosque de cemento hasta la madriguera donde sus lobos cuentan una narrativa autobiográfica con brochazos de ficción. Pero al final del día retratan una de muchas historias de personas que se van con nada más que mochilas y esperanza en sus manos.

Los lobos es un relato que quebranta corazones, al exponer las dificultades del migrante; no hablar el idioma, llegar con poco más que unas cuantas mudas de ropa al no el mejor de los sitios para vivir, y trabajando el doble o triple que todos para salir adelante, en un país que sí ofrece las condiciones de vida y derechos humanos dignos.

Aunado a lo anterior, la vida migrante y la ausencia de figura paterna retratada desde los ojos de niños, es, uno de los mayores aciertos que Los lobos tiene en su argumento. Que a la vez da frescura al cine sobre migración, y brinda uno de los pilares, pues con niños como protagonistas, el hilo del montaje y lenguaje se prestan a la magia ingenua y a la vez audaz que tienen esos pequeños, y que al crecer varios olvidamos que llegamos a tener.