La Abuela es una cinta de terror que apuesta por la construcción lenta y un concepto que a todos nos aterra
Paco Plaza es reconocido por su estilo tan frenético para crear terror. La mente detrás de la saga REC nos ha traído intensas historias sobre zombies, posesiones demoniacas y vengas inesperadas. Pero con La Abuela (The Grandmother) apuesta por un misterio que se construye lentamente y que toca poco a poco uno de nuestros más grandes temores: envejecer.
¿El Horror de Estar Frente a la Vejez?
La película tiene como protagonista a Susana (Almudena Amor), una modelo de 25 años que, de cierta manera, se está acercando al final de su carrera debido a las exigencias físicas del medio. Algo interesante en la nueva película de Plaza es que no teme retratar la malsana obsesión de la sociedad con la juventud, y ya sea a través de cruentos diálogos donde la menosprecian por fu físico o las miradas desalmadas de los lentes fotográficos, parece que la historia busca dejar retratar el horror que nos provoca observar el deterioro del cuerpo humano.
Esto queda más claro con la presencia de Pilar (Vera Valdez), la elegante abuela de Susana que al inicio de la cinta sufre una embolia y ahora necesita ayuda las 24 horas del día. La enorme mansión en la que vive, los cuadros que nos remontan a tiempos mucho más glamourosos y el sofisticado estilo de Pilar sirven a la perfección para enfatizar el profundo cambio que significó su accidente, pues ahora depende por completo de su nieta y sabe que está al final de su vida.
Entonces, La Abuela va construyendo su misterio a través de los ojos de Susana, quien poco a poco comienza a sentir el cansancio de cuidar a una persona de la tercera edad, lo cual a su vez tiene estragos en su figura física. Aquí, podría parecer que el filme quiere enmarcar a la figura de la vejez como una fuente de un mal terrorífico, pero pronto la película comienza a mostrar los intereses secretos de Pilar.
Lugares Comunes, Conceptos Nuevos
A medida de que las tensiones crecen, el desenlace puede sentirse algo obvio y predesible. Pero la originalidad se encuentra en la forma en la que la cinta posiciona pistas y elementos visuales que anuncian la verdad detrás de la abuela. Y si bien no son explorados a profundidad, ayuda a tejer un mensaje más interesante sobre el paso del tiempo y la obsesión por mantenerse joven.
Las actuaciones son uno de los puntos más fuertes de la cinta. La tensa relación de Susana con Pilar se va maquetando lentamente, y su deterioro, tanto físico como emocional, es resaltado por interesantes planos cerrados. Y en el caso de Vera Valdez, ella hace una magnífica interpretación, y conforme avanza el metraje de verdad logra canalizar el sentimiento de ser una persona con muchas ganas de vivir.
En un punto, la trama parece que tocara lo difícil que es separarse de la familia o los peligros de someterse por completo a sus necesidades. Pero en realidad eso queda poco desarrollado, pues el final, después de haber construido lentamente su historia, termina de forma abrupta. Y aunque puede tener un desenlace orgánico y esperado, las personas que no estaban prestando atención a los detalles seguramente quedarán confundidos y con ganas de verla una segunda vez.
La Abuela tal vez no presenta grandes sustos fáciles ni momentos sumamente escalofriantes, pero Paco Plaza apostó más por hacer una película que pretende incomodarnos y hacernos discutir, pues se esmera por tocar nuestras fibras más sensibles.