I Know This Much Is True es un crudo retrato de las enfermedades mentales, y nos dice que muchas veces no hay una solución sencilla para ellas.
Mark Ruffalo por muchos años quedó encasillado haciendo de cierto monstruo verde en una tal saga de superhéroes, y con ello, desgraciadamente perdió cabida como esos grandes actores de Hollywood. Ahora con I Know This Much Is True, vuelve a ese podio.
La miniserie de HBO que finalizó hace pocas semanas y que consta de seis episodios muestra porqué Ruffalo es tan versátil, entregado y un artista en todo su ser. Su desempeño en la serie se desenvuelve por partida doble, pues interpreta gemelos. Y es formidable, de aplaudir y ovacionar por varios minutos.
El drama es una categoría que siempre se ha dicho abarca mucho tipo de tramas, pero crean que en esta ocasión se lo toma muy en serio al ser una historia que navega en la desdicha, miseria, tragedias y en la desesperanza, dejando un ambiente oscuro, lúgubre, que no es nada fácil de digerir. A la vez, es sublime en su ejecución.
Desarrollo
I Know This Much Is True, basado en un libro del mismo nombre escrito por Wally Lamb, transcurre en Connecticut en los 90 y nos pone de cara a la vida de dos hombres adultos, hermanos gemelos, que han pasado por una vida complicada.
Dominick y Thomas Birdsey han llevado destinos opuestos, el primero ha sido el cuidador del otro, ya que Thomas padece de esquizofrenia. Con esta enfermedad mental ha tenido que convivir desde temprana edad, por tanto Dom ha sido ese escudo protector en distintas etapas que vemos manifestadas de cuando eran niños o jóvenes en la universidad.
Desde los primeros minutos del primer episodio esta miniserie nos ubica bien a lo que va contar.
Thomas está en una biblioteca municipal recitando en voz alta textos de la Biblia, haciendo un pequeño escándalo. Cuando una señora le llama la atención por alterar a los demás, saca un cuchillo, y siempre recitando los textos, de un solo movimiento se rebana una de las manos.
Ante esto, Dom debe acudir rápidamente al hospital, sabiendo cómo es su hermano y que depende de él. Entre todo ese desastre, la policía local presiona para que lo lleven a un centro psiquiátrico para personas violentas, por lo cual Dom busca cómo evitarlo, conociendo que Thomas sufriría demasiado estando en condiciones más rigurosas.
«Maldición» familiar
Con ello se desata una lucha con mucha angustia de Dom para hacer lo imposible y sacar a su hermano, con lo cual nosotros como espectadores iremos descubriendo más sobre esta familia, misma que parece tener una «maldición«.
Muertes, falta de unión familiar, un abuelo violento, un divorcio y tragedias absolutamente injustas es lo que experimentarán al ver esta miniserie, que tiene un dominio excelente del ritmo. Para algunos puede ser lento, pero es precisamente a como debe ser para dar realce a esos momentos de sufrimiento, soledad o tristeza en general.
La fotografía es muy buena, además de la dirección que hace brillar las actuaciones desgarradoras, crudas y sumamente realistas. Aquí resalto la excelente labor de Rosie O’Donell, cuya nominación en premios no debería sorprender a nadie.
El mensaje que queda al final es el que el destino de cada persona se forja con las acciones que tomamos, por más que parece haber una sombra posada sobre uno mismo, el núcleo familiar o las personas a nuestro alrededor.
Siempre está en nosotros levantarnos y ver hacia adelante.