El año de la peste retrata un México atemporal, aquel compuesto por y para unos cuantos.
A mi parecer, una de las características que conforma una buena película es la atemporalidad de sus reflexiones, pues dicha virtud requiere un análisis profundo de la sintomatología y comportamiento individual o colectivo.
Hace 42 años el director Felipe Cazals, realizó un documento fílmico que además de encajar con lo anterior, su historia transcurre en un contexto que seguramente nos sea familiar: el desarrollo de una pandemia en México.
Universos Paralelos
El Año de la Peste gira en torno a un grupo de doctores/as que advierten a las autoridades del país sobre una peste venidera, pero ven coartadas sus acciones para contenerla tras los caprichos del máximo mandatario y los cuatro poderes fácticos que lo acompañan: la prensa, religión, economía y ejército.
Bajo este entorno, curiosamente narrado entre Marzo y Diciembre, se suscitan muchísimas imágenes que fácilmente podrían colarse en la actualidad: grupos desinfectando toda clase de objetos / alimentos, y personas realizando eventos masivos -eso si, con su respectivo cubrebocas-.
Además de miembros de seguridad pública, abusando de su poder, con la excusa de hacer valer las normas de salubridad, y conductores de noticieros masivos llamando a proseguir con la cotidianidad, calificando la problemática de salud como “simples rumores.”
“En mi sexenio no hay, ni habrá peste”
Y no es que Cazals posea entre sus manos un DeLorean que lo transportara hacía 2020, sino que dicha exactitud con los tiempos que vivimos, provienen de una aguda perspectiva de su director, la cual le permitió entender el comportamiento del Estado mexicano en su cotidianidad histórica: una estructura que ante toda situación únicamente velará a favor del beneficio de unos cuantos.
Tal premisa explica las relaciones ejercidas en pantalla, donde las figuras que conforman la cúpula forjan un frente que defienda su autoridad, que aparente entereza aún en la catástrofe.
Dando como resultado, un retrato que duele de lo preciso que es: un presidente empeñado en no reconocer la crisis de forma que su capital político no se vea cuestionado, y empresarios que privilegian su preocupación por las pérdidas económicas antes que la vidas perdidas.
Elementos a los que se adhieren las fuerzas militares y televisoras, quienes obran a favor de la figura estatal: la primera reprimiendo cualquier acto de protesta, mientras la segunda omite información.
Cabe destacar que dicho entretejido temático, proviene de un guión elaborado por Gabriel García Márquez, a su vez inspirado por A Journal of the plague Year de Daniel Defoe, el cual dicta la cronología lineal a forma de diario de la cinta, y los constantes intertítulos que indican la temporalidad, nombre, edad y cargo de las personas protagonistas.
Igualmente, es importante resaltar el trabajo fotográfico de Javier Cruz, quien a través de los trazados tenues de su cámara, reconfigura constantemente los encuadres, de manera que dota de dinamismo a las extensas escenas, las cuales a su vez, son reflejo del milimétrico trabajo de film blocking por parte del director.
El México olvidado
La filmografía de Cazals tiene un común denominador: acercarse a ese México retratado por Buñuel en Los Olvidados, aquel de las enormes desigualdades sociales omitido por el mainstream nacional. Por lo que tal componente no podía faltar en el relato en cuestión.
Pues en dichos espacios, se encuentra la mayoría de personas afectadas, aquellas que no tienen acceso ni a los servicios más básicos para hacer frente a la adversidad, el “daño colateral” de decisiones tomadas por personalidades ciegas más allá de su ego y bienestar.
El lente del cineasta mexicano se acerca a las calles en donde a miles de cuerpos les han arrebatado la oportunidad de cumplir con sus anhelos, mismos que cuando la peste se va en silencio, únicamente se transforman en numerología para una burocracia que se lava las manos.
Así, aún cuando la pandemia biológica ha desaparecido, persiste otra, una con la que llevamos conviviendo más de 42 años, que a su paso se ha cobrado más víctimas que la enfermedad en turno, sólo que nos hemos acostumbrado a su presencia: la inequidad.
Lamentablemente dicha epidemia no desaparecerá sigilosamente, pues “mientras la burocracia política manipule las instituciones como cosa propia, para el beneficio de la clase dominante a la cual pertenece, este país, seguirá jodido».
El año de la peste se encuentra disponible de manera gratuita en Filmin Latino.