Masacre de Texas prometía revivir la franquicia y darle un aire nuevo, pero los errores que comete le dan mala fama al renovado género slasher
Netflix lanzó recientemente la nueva entrega de la icónica franquicia de La Masacre de Texas. Si son fans del género, seguramente se han dado cuenta (y ha sido de gran agrado) el ver que estamos viviendo por una especie de resurgimiento del subgénero slasher.
Después de un par de intentos fallidos de revivir algunas de sus franquicias más icónicas por medio de (pésimos) remakes a inicios de la década pasada, como con Viernes 13 y Pesadilla en la Calle Elm, los asesinos más famosos del séptimo arte han vuelto a dominar los gritos de la audiencia.
El que inició este sangriento comeback fue uno de los que popularizó el género en primer lugar: Michael Myers, con su renovada saga de Halloween de la mano de Blumhouse; Candyman llegó para agregarle su estilo a la nueva ola de «terror elevado»; Ghostface regresó para diseccionar la cultura de las secuelas legado en la nueva entrega de Scream, e incluso Chucky ya trajo de vuelta su saga principal en la pantalla chica.
Y aunque en su mayoría estos regresos han sido bien recibidos tanto por fans como la crítica profesional, el último en regresar a la pantalla, el amante #1 de las motosierras Leatherface, no gozó la misma suerte con la nueva Masacre de Texas.
Mal tiempo para una mala película
Originalmente planeada para un estreno en cines en 2021, de la mano de los productores y guionistas Fede Álvarez y Rodo Sayagues (mismo equipo creativo detrás del reboot de Posesión Infernal de 2013 y No Respires en 2016), la cinta fue pospuesta indefinidamente y vendida a Netflix a último minuto, después de que el estudio se preocupara por sus pésimos resultados en funciones de prueba. Y al ver la entrega, es fácil ver el por qué…
La Masacre de Texas es una mala película, y sería una mala película sin importar cuando es que hubiera sido estrenada debido a su mal guion que sigue al pie de la letra los clichés del género, dirección floja que carece de algún tipo tema central, personajes insoportablemente genéricos y el nunca realmente conseguir algo que se sienta como una realización o justificación para revivir esta franquicia más allá de los fines económicos.
Esta es una película que pareciera pensar que todo lo que los fans del terror quieren es sangre y gore sin sentido, y aunque ciertamente no lastima que tu película tenga una body count alta, la primera entrega de Masacre de Texas en realidad tiene una cantidad mínima de gore en pantalla, logrando su efectividad por medio del ambiente y tensión de su dirección.
Sin embargo, es una mala película que tuvo la mala suerte de estrenarse justo después de que la nueva entrega de Scream diseccionara este tipo de secuelas hasta su núcleo. Y una de las reglas más importantes que se establece en el más reciente misterio de la saga creada por Wes Craven en 1996 es: todo se trata de la original. Y más específicamente se refiere a la Final Girl original.
Victoriosas entre gritos
La «Final Girl» (o «Chica Final») es el término que se le otorga a las protagonistas de las cintas de terror que, a pesar de los múltiples obstáculos que enfrenta a lo largo de la cinta, logra sobrevivir y escapar de las garras del asesino. Y los comebacks más exitosos para este tipo de franquicia saben que un slasher solamente es tan efectivo como su final girl.
Las nuevas entregas de Halloween han hecho de Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) una verdadera badass lista para enfrentar frente a frente al temible Michael Myers, todas las secuelas de Scream han mostrado a Sydney Prescott (Neve Campbell) como alguien increíblemente capaz de confrontar y derrotar a quien sea que esté portando la máscara de Ghostface en esa ocasión en particular, incluso las recientes historias de Chucky le han mostrado su debido respeto a Andy Barclay (Alex Vincent), el Final Boy del Muñeco Diabólico.
Y esta recuela de Masacre de Texas llamó la atención de los fans de Leatherface al ser la primera entrega de la saga en traer de vuelta a la final girl del largometraje de 1974, Sally Hardesty. Aunque el personaje no es interpretado por su actriz original, Marilyn Burns, debido a su fallecimiento en 2014, pasando ahora a manos de la actriz Olwen Fouéré, se tenía la esperanza que fuera un digno homenaje o continuación a su historia.
Un legado merece más respeto
A pesar de solamente haber contado con una aparición en la primera entrega de su franquicia, Sally Hardesty es considerada una de las final girls más icónicas, puesto que muchos consideran que es el personaje que inició el tropo. Aunque la popularidad del slasher suele acreditársele al éxito de la primera cinta de Halloween de John Carpenter en 1978, Tobe Hooper fue quien le dio al género uno de sus primeros hits con La Masacre de Texas original en 1974.
Así fue que Sally se convertiría también en una de las primeras scream queens del terror moderno y, en efecto, la catálisis para la teoría de la chica final. Y ante la naturaleza tan brutal de los eventos de la película, la victoria de Sally ante un monstruo tan despiadado y, aparentemente, desalmado tal como lo es Leatherface, su victoria es uno de los momentos más catárticos del cine de terror.
Por lo tanto, su trato en el reciente estreno de Netflix ha ocasionado el enojo de muchos fans. Sin adentrarnos al territorio de spoilers, el regreso de Sally se siente como una manera barata de apelar a nada más que la nostalgia más barata de referenciar a la original con la presentación de una Sally que no tiene nada que asemeje algo siquiera cercano a un arco más allá de una copia barata de la caracterización de Laurie Strode en su respectiva recuela.
Y lo más decepcionante de todo es que nos presentan con una escena, que bien podría haber sido una excelente inversión del cliché de la confrontación final entre el asesino y la final girl. Optando por una alternativa mucho más meditativa y que le niega el cierre emocional que muchas protagonistas suelen tener, sino reflexionando mucho más sobre la naturelaza de la saga y Leatherface en sí… antes de desechar eso por completo junto con todo lo que hizo tan icónico e importante para el género a este personaje, decidiéndose por el peor cierre imaginable para su historia.
Si La Masacre de Texas tan solo fuera una secuela/reboot malo más del montón, eso sería una cosa. Pero lo que le ha ganado el repudio de una base tan leal como lo son el fandom del terror, es que rompió la regla de oro: se metió con la original…