En guerra con mi abuelo es una divertida película palomera, que brilla con las participaciones de Robert De Niro, Uma Thurman o Christopher Walken.
Dentro del seno de una familia ítalo-irlandensa migrante en Estados Unidos, en 1943 nacería Robert De Niro, sus años de formación estarían contextualizados en el vecindario de Little Italy, donde apenas a unas cuadras, se encontraba el hogar de un joven que años mas tarde se convertiría en uno de los cineastas más afamados a nivel mundial: Martin Scorsese.
Ambos tuvieron la oportunidad con la que muchos/as jóvenes en aquel barrio no contaron: escapar de los halos de violencia mediante el arte, uno estudiando para convertirse en actor y el otro en director. Este match made in heaven, se reuniría en 1973 para la película Mean Streets, y posteriormente colaborarían en 7 ocasiones más, componiendo las películas más icónicas del mundo de la mafia, donde desmitificaron la “gloria» de este mundo.
Curiosamente el papel que le brindó a De Niro su primer Premio Óscar en la categoría de Mejor Actor de Reparto, no fue un trabajo con su viejo amigo, sino bajo la dirección de Francis Ford Coppola, junto a quien el histrión brindó vida a un joven Vito Corleone en la secuela de El Padrino (1974). Aunque posteriormente la dupla con el tío Marty, le haría acreedor a un Óscar como Mejor Actor protagónico por su interpretación como Jake LaMotta en Toro Salvaje (1980).
Durante la época que comprende los 70’s y 90’s, De Niro nos acostumbró a brillantes interpretaciones que lo hacían imprescindible en cualquier gala de premios, pero cuando inició el nuevo siglo había un cambió dentro del actor, abandonó las producciones con altas pretensiones artísticas -a pesar de algunas excepciones como Silver Linings Playbook, The Irishman o inclusive Joker-, y su presencia se hizo más común dentro de los filmes cómicos.
Esto ha sido calificado por muchas personas espectadoras como el ejemplo del refrán “Crea fama y échate a dormir”, y personalmente no concuerdo con ello, puesto que a pesar de que muchos de sus más recientes trabajos no se encuentren dentro de los mejores de su filmografía, De Niro ha huido de las etiquetas entre las que se le catalogaba, reinventándose en un género complejo de llevar a cabo como es la comedia.
Y en el camino ha tomado decisiones que me parecen interesantes, como su papel en Meet the Parents, donde daría vida a una especie de parodia de sus personajes más famosos, fungiendo como un peligroso padre sobreprotector de su hija ante la presencia de su novio interpretado por Ben Stiller, estela que se extendería a la última década, en la cual adoptaría relatos en que dignifica a las figuras de la tercera edad en el canon, esto mediante su participación en largometrajes como Último viaje a Las Vegas, Pasante de moda o su más reciente proyecto: En guerra con mi abuelo.
Declaro la guerra a mi peor enemigo que es:
La historia del filme sigue el conflicto que se suscita entre un nieto (Oakes Fegley) y su abuelo (Robert De Niro), quien tras la muerte de su esposa y las problemáticas que enfrenta al mismo para adaptarse a la cotidianidad en la soledad, su hija (Uma Thurman) decide que se mude al hogar con su familia, lo que provoca que su primogénito deba mudarse al ático. Situación por la cual declarará una guerra al padre de su madre, con el fin de recuperar su habitación.
El largometraje dirigido por Tim Hill -quien ha sido el encargado de muchos de los episodios y películas de Bob Esponja-, no destaca en cuanto a su virtuosismo audiovisual o técnico, pues aunque el movimiento de la cámara suele tener atisbos de creatividad al realizar planos/contra planos sin hacer uso de corte mediante el paneo, y el montaje externo intenta fungir como el remate de muchos chistes, el lente de Greg Gardiner suele mantenerse estático, sobre una puesta en escena ordinaria.
Además la música extradiegética y romántica de Aaron Zigman, intenta sumar emocionalidad a diversas secuencias, lo que termina recalcando el mensaje, volviéndolo obvio y propio de un melodrama que rompe la conexión sentimental que las personas espectadoras habían forjado con las diversas situaciones dramáticas en la trama.
También el guión de Matt Ember y Tom J. Astle presenta una estructura irregular que gira en demasiadas ocasiones sobre las mismas temáticas, en las cuales sus protagonistas no parecieran aprender nunca, conflictuando su evolución personal y la de la trama, alargándola más de lo necesario y provocando un desenlace que se siente poco fortuito y acelerado.
Sin embargo las virtudes del filme también residen en lo escrito, pues a pesar de muchas veces caer lo inverosímil, fundamentan una interesante problemática en su protagonista juvenil y mayor respectivamente, pues ambos en esencia se encuentran haciendo frente al cambio, el primero teniendo una nueva habitación, y entrando a una nueva escuela, mientras que el segundo se encuentra adaptándose a la perdida de su esposa, a la vez que enfrenta las dificultades físicas que impone el paso del tiempo.
Por lo que el conflicto que se forja entre ambos, es una especie de proceso catártico en el que encuentran a alguien que les entiende, y por lo tanto les acompañe en este duro momento. Así En guerra con mi abuelo conforma lindos, divertidos e íntimos momentos, para disfrutar un rato con la familia.