Crescendo refleja una problemática común al que muchas mujeres se enfrentan para cumplir su sueño: el abuso de poder ejercido por hombres.
Whiplash fue una de las películas que hizo enamorarme del quehacer cinematográfico. Actualmente aún me encantan muchas cosas de su realización: las interpretaciones, el ritmo y magnífico soundtrack que la acompaña. Sin embargo, cada día tengo más problemáticas con el discurso que forja su narrativa, pues en ella se reflejan los principios de éxito propuestos por el neoliberalismo: la individualización y explotación física/psicológica.
Bueno, este año el Oscar Estudiantil fue otorgado a un cortometraje mexicano que lleva por nombre Crescendo, donde recupera lo mejor del filme ya mencionado, suma reminiscencias de Black Swan de Aronofsky, a la vez que realiza una importante denuncia sobre una situación que afecta a muchas mujeres alrededor de todo el mundo.
Una trama in crescendo
Victoria es una joven violinista que sueña con formar parte de un prestigioso cuarteto de cuerdas. Después de años practicando, una puerta para lograr dicho anhelo se abre pues una integrante se encuentra embarazada y se distanciará del proyecto.
La decisión de quien será la nueva integrante reside en Antonio Montenegro, quien aprovecha cada oportunidad que tiene para coquetear con nuestra protagonista y otra de las aspirantes: Renée.
Tales hechos le provocan estrés a la primera, pues la percepción es que el dictamen final no dependerá únicamente del talento que ambas posean, si no más bien estará evaluada en quien acepte o no los cortejos involucrándose sexualmente con él, situación en la que siente incomoda. Además que en dicha competencia en la que fue involucrada se percibe partiendo en desventaja, pues a diferencia de su compañera ella tiene pareja y elude las provocaciones. La conjunción de todo esto irá aumentando su ansiedad paulatinamente, haciéndola dudar sobre si ceder con la finalidad de cumplir sus metas.
En la confección anterior es importantísimo la labor de Hipatia Argüero Mendoza, pero volveré a ello más tarde para reflexionar en torno a la temática. Primeramente quiero detenerme en la confección del relato y como el escrito de la también crítica de cine funge en el resultado final.
Como el mismo título del cortometraje, la historia va in crescendo, quizá se trata de un tratamiento bajo una estructura clásica, pero dicha narrativa nos permite empatizar con Victoria y a la vez nos mantiene expectantes a la resolución del conflicto.
La atmósfera tensa que caracteriza al filme, es lograda gracias al montaje interno fundamentado principalmente en la música producida por Charles Daniels y Nabani Aguilar, el cual se sostiene principalmente sobre La muerte y la doncella de Franz Schubert, pieza que por si misma genera inquietud a pesar de la puesta estática inicial en la cámara a cargo de Camilo Moncada.
Quizá las mejores secuencias de metraje se encuentran en el montaje externo realizado por el mismo director: Percival Argüero, quien a partir del mismo confluye temporalidades que nos permiten entender el razonamiento de las decisiones que catapultan la motivación y decisión final en su protagonista.
Claramente, el trayecto no sería igual de intrigante sin las brillantes interpretaciones de todo su cast, donde me permito destacar el trabajo de Sofia Sylwin en el contenido protagónico que expresa su emocionalidad con el violín y la sutileza de su mirada, además de lo realizado por Jacobo Lieberman como el antagonista, quien curiosamente incursiona en la actuación, pues su labor en el medio comúnmente lo ha realizado en el área de la composición musical en documentales como Familia de Medianoche, Tempestad o La Plaza de la Soledad.
Abusos tras bambalinas
Aunque la sensibilidad no es exclusiva de género, raza u origen, el trabajo de Hipatia Argüero en el tratamiento de la temática que envuelve la cinta me parece fundamental. Ya sea inspirada en experiencias personales o de terceras, lo narrado engloba muy bien las dificultades al que las mujeres se enfrentan en los diversos espacios que conforman la sociedad, como resultado de una estructura patriarcal donde los hombres buscan aprovecharse de la posición de poder en que se encuentran.
El machismo se presenta en el como los hombres -a excepción de la pareja de Victoria-sólo otorgan importancia a la mujer en valor a su representación sexual. Aquí resulta terrorífica la manera en el tratamiento de los mismos a Isabel -la integrante del cuarteto que se encuentra próxima a retirarse del mismo-, pues al hablar sobre su embarazo los varones se refieren a dicha situación como una clase de enfermedad e inclusive es tratada despectivamente al ignorarla.
Permítanme regresar a Whiplash y partir de allí plantear como ideológicamente me parecen obras diametralmente opuestas: mientras en una la competencia, el abandono de todo lo que no involucre lo profesional y los maltratos físicos/psicológicos son vistos como una parte necesaria para alcanzar el éxito, Crescendo apuesta por la sororidad entre sus integrantes, el abrazar los espacios/personas que motivan desde el cariño y respeto, como medio para lograr los anhelos.
A pesar de mi último enunciado, es importante puntualizar que el cierre no cae en los romanticismos, sin embargo resulta una especie de empoderamiento frente al abuso, un alto al machismo y los abusos de poder que miles de mujeres tristemente enfrentan en todos los ámbitos alrededor de todo el mundo.