Kajillionaire, del Cabos Film Festival, es un ejercicio sobre los tipos de familia, no sólo de la gran pantalla, sino en la realidad. Individuos que no por el hecho de haber procreado, tienen el derecho de ser llamados padres»
Old Dolio (Evan Rachel Wood), una joven de 27 años, pasa al frente de un grupo de ayuda de madres primerizas. Ahí cuenta en tercera persona, la historia detrás del nombre de una “amiga”. Resulta que sus padres la registran con el nombre de Old Dolio, ya que el testamento de un conocido millonario estaba a ese nombre, por lo que los padres intentarían cobrar la suma de dinero alegando que la Old Dolio del testamento, era su hija recién nacida.
Kajillionaire, de la directora Miranda July, fue la película con la que el noveno Cabos Film Festival inauguró su edición digital este pasado miércoles 11 de noviembre. Una cinta en la cual en primera instancia resalta el diseño de vestuario, maquillaje y peinado de la mencionada protagonista Old Dolio. Aspecto que no es utilizado para llamar la atención del espectador dentro de la mercadotecnia de la cinta, sino que tiene que ver con las represiones y frustraciones del personaje mismo.
El esconder su cuerpo para evitar el contacto físico con las personas. No por asco, sino por el propio miedo de sentir el cariño, amor, o una caricia normal que jamás sintió. Ya que sus padres, Robert (Richard Jenkins), y Theresa (Debra Winger) un par de pepenadores, ladrones y estafadores, nunca demostraron a su hija lo que es el amor natural de padres a hijos, o lo que es una familia común y corriente.
La cinta de Miranda July cuenta en primer plano el día a día de una familia que vive del crimen. Pero no a gran escala, como sería el atraco a una sucursal bancaria como en una película de acción, sino algo menos arriesgado, como lo es hurtar llaves de apartados postales, ingresar a la oficina de correos y abrir los compartimientos ajenos para ver qué encuentran y si es posible venderlo.
Además también se registran en innumerables concursos en redes sociales, los conocidos giveaways. Encuentran objetos perdidos y regresan a su dueño con intención de obtener una recompensa. Recogen las sobras de comida de otras personas, etc. Argumento recuerda a largometrajes como Un asunto de familia (Hirokazu Koreeda, 2018), o la reciente y multipremiada Parásitos (Bong Joon-ho, 2019), en donde vemos familias de escasos recursos vivir con dificultad la cotidianidad.
La verdadera trama de Kajillionaire
No obstante, el eje en esencia de la cinta no son los relatos de los modus operandi de esta familia de trapaseros, sino la disfunción familiar, la aceptación dentro del núcleo, y el no sentirse parte de cierto círculo social, incluso si es en el que naciste.
Los puntos anteriores se tocaban poco cuando se menciona la vestimenta que usa Old Dolio. Una chamarra impermeable, unos pants, tenis negros y una mochila. Prendas aparentemente cómodas pero que en realidad le sirven de armadura para esconder los pesares que carga: El nunca haber sentido el amor de sus padres; al grado de jamás haber sido llamada ni si quiera “cariño” por su madre.
Por otro lado, tenemos a un cuarto protagonista: Melanie (Gina Rodriguez), una joven totalmente opuesta a lo que es Old Dolio. Una fiestera, de espíritu libre, con una vida aparentemente normal y de acuerdo a su edad, pero que al final no es tan diferente a Dolio como ella pensaría. Ya que si bien, al inicio es razón de envidia por parte de Old Dolio por la rapidez con la que es aceptada y querida por sus padres, al final del día ella también sufre de esa soledad y vacío de amor.
Kajillionaire al final de todo, trata de un ejercicio reflexivo sobre los tipos de familia que existen no sólo en la gran pantalla, sino en la realidad. Individuos que no por el hecho de haber procreado a un ser vivo, tienen el derecho de ser llamados padres. Y el como este factor afecta a los hijos de esas parejas, que crecerán con un vacío que irá aumentando de tamaño, e inmiscuyendo a la persona al grado de no vivir plenamente.