Armas Blancas es la ópera prima de la directora Mariana Musalem Ramos. La película, cuenta la historia de Valeria (Sofía Q. Amaro) una niña que vive en un complejo de edificios que tiene una alberca y que suele recibir a diferentes residentes que van de vacaciones en verano.
Valeria pasa sus días tranquila en su casa, y en silencio es testigo del divorcio de su tío (que resulta ser muy caótico), sufre la soledad que le causa ser alejada de repente de su mejor amiga, Sabina, y hasta conoce a su primer amor con Jorge, un chico que llega a vacacionar cerca de su casa.
La cinta es una interesante exploración sobre la adolescencia y la transición de la niñez a la adolescencia. Y en Fuera de Foco tuvimos la oportunidad de platicar con la directora sobre el interesante proceso de crear Armas Blancas.
Armas Blancas: Un experimento muy único
Mariana Musalem nos recibió en el marco del Festival Internacional de Guanajuato y nos comentó lo feliz que está de poder presenciar cómo es recibida su historia. “Cuando estás en postproducción es un proceso algo estresante, porque ahí es cuando piensas más sobre las cosas que podías cambiar, o cosas que harías diferente ahora. Pero es muy gratificante ya poder presentar [Armas Blancas] al mundo y escuchar cómo la reciben”.
Según lo que nos contó, el proceso para crear Armas Blancas fue orgánico y muy interesante, ya que ella no quería llevar un proceso de casting habitual. “Yo me sentaba con muchos niños y niñas y les hacía preguntas, sobre la escuela, sobre si habían sentido la pérdida, sobre su familia […] Y todos los actores y actrices jóvenes que escogí, les escogí porque me respondían cosas que me dejaban perpleja”.
De hecho, la forma en la que encontró a su protagonista “fue por las preguntas que me hizo a mi. Porque en un momento se paró y me dijo: ¿cuál ha sido tu momento favorito de la vida? ¿Quién hace ese tipo de preguntas? ¡Nadie!”. La razón por la que buscaba tener un estira y afloja con sus protagonistas era porque Musalem buscaba ir construyendo a sus personajes de la mano de sus actores, para que la historia surgiera de manera natural.
Y así, nos contó que hubo varios momentos improvisados. “La escena cuando hablan con el tío era más corta, pero se pusieron a hablar en personaje de repente. Y sí les tuvimos que pedir que lo repitieran, porque era muy buena”. Ella no quería ver el proceso cinematográfico como algo fijo, sino como un intercambio en donde se pudieran llegar a verdades interesantes sobre la niñez y la condición humana.
Para eso, tuvo como coach actoral a Diego Calva, quien ayudó a los/as niños/as “a sentirse cómodos, a aprender a confiar y a crear una comunidad muy bonita”. Y según lo que nos cuenta la directora, ese fue un proceso crucial para poder cuidar a su protagonista.
“Fue un proceso interesante porque Sofía nunca había usado un bikini, menos a cámara, nunca había dado un beso.
Es una responsabilidad muy grande cuidar eso [las primeras veces de una joven actriz] por eso tienes que ser honesta con los padres y tutores, abrir mucho el diálogo y crear una comunidad en donde ella, principalmente, se sintiera cómoda”.
Mariana Musalem Ramos
Armas Blancas: Desmitificando la niñez
A través de un estudio sencillo pero muy perspicaz, Armas Blancas nos muestra cómo un verano puede parecer una eternidad y todo se siente tan contundente cuando somos niños/as, especialmente cuando apenas estamos teniendo nuestras primeras experiencias con ideas como el sexo, las relaciones y las decepciones.
“Los/as niños/as no son nada tontos/as. Tenemos esta idea como adultos de que ellos/as no entienden. Pero lo ven todo, lo viven, lo sienten. Y a veces su perspectiva es muy honesta y muy diferente, ellos/as entienden el mundo con unos ojos muy particulares.
Yo quería recuperar eso, quería tratar de mostrar la visión de la niñez y cómo entienden cosas como el divorcio, la soledad o la decepción, pero sin ir a los extremos, entregando una idea optimista”.
Mariana Musalem Ramos, Fuera de Foco
Valeria trata, sin mucho éxito, de descubrir por qué la mamá de Sabina ya no la deja salir a jugar, y también observa en silencio cómo Jorge se va sin decirle adiós cuando terminan las vacaciones. El retrato de una niñez que transita, que cambia y que eventualmente termina es muy conmovedor en Armas Blancas, y sin duda abre la conversación sobre cómo entendemos y hablamos de ciertos temas con los/as niños/as.
Musalem nos comentó también que originalmente el título se llamó “Armas Blancas” porque el hermano de Valeria iba a tener una navaja que se vuelve un punto importante en la historia. “Al final, ya no usamos esa línea argumental pero el título me seguía gustando porque, a veces, en la niñez hay sentimientos, recuerdos, que se quedan como una cortada. Puede no ser muy profunda, pero te queda una cicatriz que dura para siempre y cada que la ves, tienes ese recuerdo que vuelve a punzar”.