Según Ian McShane, John Wick ha matado a más de 9,500 personas a lo largo de 4 películas. Eso ya posiciona al personaje de Keanu Reeves como el más letal en la historia del cine, pues se convirtió en el personaje que ha asesinado a más personas en la historia del cine.
El récord antes lo tenía el maestro taiwanés Jimmy Wang Yu, actor cuyos roles en cintas como The Man From Hong Kong, Wu Xia, y One-Armed Boxer Robber II suman un total de apenas unas 2,477. Ogami Itto sigue siendo el personaje que ha matado a más personajes en pantalla en una sola película, pero todo indica que John Wick se alzará con el récord también en la cuarta parte.
Y aunque hablar de las hazañas de este asesino y la impresionante violencia que propina ha sido uno de los grandes atractivos de la saga, el capítulo 4 por fin explota la mitología que han ido construyendo a lo largo de casi una década, y nos entregan una de las mejores películas de acción que se han hecho.
Bienvenido de vuelta, señor Wick
Desde el inicio del capítulo 4 vemos a John Wick intentando huir de las garras de la High Table. El gran villano, el Marqués de Gramont (Billy Skarsgard) lo quiere muerto a toda costa, y no tiene miedo de usar todo el brazo de su demoniaca institución para ponerlo bajo el suelo.
Franquicias como la de John Wick a veces pueden perder el piso al intentar expandirse y hacer más grande la historia. Y es que en 2014, realmente la historia nos entregó la intensa historia de un hombre perdido que busca venganza porque ya no tiene nada más que perder. Habría sido fácil entregarse a la acción o la exageración. Pero no Chad Stahelski ni Keanu Reeves.
En su lugar, han sabido evolucionar la historia para contextualizar al personaje dentro de un complejo mundo con reglas y creencias muy particulares. Lo que empezó como una simple historia de violencia pronto pasó a ser la lucha de un hombre por romper las cadenas que lo atan a un sistema que no lo considera humano, y que simplemente lo quiere ver muerto porque dejó de seguir las reglas.
Todo eso explota de una forma maravillosa en el capítulo 4 de John Wick. Y es que, al quedar una sola solución, las alianzas y las decisiones de los personajes pesan más que nunca. Así, el desarrollo que tienen veteranos personajes como Winston (Ian McShane) y Charon (Lance Reddick) brillan por la forma en la que representan el lado más humano de John Wick, ya que ellos entregan los diálogos más potentes y nostálgicos sobre la saga en general.
Pero por otro lado, la presencia de Mr. Nobody (Shamier Johnson), Caine (Donnie Yen) y Shimazu (Hiroyuki Sanada) representan la otra cara de John Wick: la que se pregunta por qué vale la pena pelear. Y es sumamente original que esta película utilice su estilo de pelea como vehículo para que podamos entender la personalidad, anhelos y errores de cada uno de ellos.
El capítulo 4 de John Wick logra conjuntar escenas de acción con meditaciones de personajes que se preguntan temas sobre la lealtad, el honor y la camaradería. Mucho tiene que ver la actuación de Keanu Reeves y la química que construye con cada una de sus coestrellas, pero también la forma en la que han sabido sumergirnos en su mundo.
Peleas como obras de arte
Para este punto, ya no hay forma en la que se pueda decir que las escenas de acción que tiene este capítulo de John Wick son alucinantes. Las coreografías son impecables, y la forma en la que Keanu Reeves canaliza la brutalidad con el cansancio de su personaje nos hacen preocuparnos por él a cada paso del camino.
Fue una gran decisión centrar el capítulo en lugares muy significativos de París, Francia. La secuencia en donde John Wick pelea contra cientos de personas en El Arco del Triunfo es hermosa, así como toda su travesía por los 197 escalones para llegar a la Basílica del Sagrado Corazón, de verdad capturan el espacio y lo resignifican dentro del mundo de John Wick, dándole un aura de realismo muy fuerte.
Pero quizá lo mejor es que la película explica todo con mucha fluidez y facilidad. John Wick tiene que ir enfrentando una serie de obstáculos, y estos son claros, precisos y al punto. Así, le dedica mucho más tiempo a las secuencias de acción y nosotros, como audiencia, entendemos lo que está en juego, lo que John necesita hacer, y las consecuencias de sus actos con mucha claridad.
Así también podemos dedicarnos a ver la increíble habilidad de Donnie Yen y sus impecables movimientos, un contraste muy grande al gun-fu de John Wick y el estilo más brutal de Mr. Nobody junto a su leal can.
John Wick: Capítulo 4 es un viaje inmersivo, intenso e increíble a un mundo que está lleno de sorpresas y cuestionamientos sobre la condición humana, que gracias al carisma de Keanu Reeves y la evolución de su personaje, nos entregan una de las historias más interesantes e intensas del género de acción.