Pocas películas causan una emoción tan fuerte y visceral como lo hace TÁR, la nueva película protagonizada por Cate Blanchett y dirigida por Todd Field. Esta es una de las contendientes más fuertes para la temporada de premios en los Oscars 2023, pues tiene 6 nominaciones: incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz y Mejor Edición.
El consenso general es que es una de las mejores interpretaciones de Blanchett (y ella ya se convirtió en la favorita para ganar el premio de La Academia). Y está muy justificado: TÁR es fácilmente una de las películas más complejas y retadoras que se han hecho en mucho tiempo, no sólo porque se las arreglaron para que cada personaje se moviera en diferentes tiempos y cada escena tuviera un ritmo distinto, sino porque su historia impacta, duele y nos hace repensar todo lo que creemos saber sobre el abuso y el poder.
Rompiendo Expectativas
Emulando los protocolos y el inicio de una orquesta sinfónica, TÁR comienza en silencio, y lo que lo rompe es el impresionante currículum de Lydia Tár, la directora de orquesta que es básicamente la eminencia de su generación y actualmente está trabajando en el trabajo de su vida: una oda para su hija.
El inicio de la película está encaminado a hacer que la audiencia quede fascinado con Tár. La forma en la que sortea cada problema, cada decisión. Su dedicación con su trabajo, y cómo logra balancearlo con su esposa Sharon (Nina Hoss), quien es su mano derecha en la orquesta. La actuación de Blanchett es cautivadora, y muy encaminada a hacernos entender cómo ve la vida y el mundo.
Por eso es tan brutal descubrir que Lydia Tár ha sido acusada de abuso sexual por parte de una de sus protegidas. La denuncia comienza a impactar la vida de la directora poco a poco, ya que en un principio ella simplemente no ve el problema hasta que es demasiado tarde.
Pero la audiencia sí lo ve venir, y es un trabajo increíble el que hizo Todd Field con el equipo de cinematografía, edición y diseño de producción. Y es que el ambiente en el que se desarrolla Tár poco a poco van cambiando: los espacios como su oficina, su casa, su lugar de trabajo evolucionan junto con el personaje, volviéndose de a poco una jaula de la que ella no sabe cómo salir.
Y no es que Lydia Tár sea rechazada directamente por su entorno o su círculo social, conforme el mundo en el que se desenvuelve toma vida propia, vemos como la directora abusa, de cierta manera, de su poder en todos y cada uno de los aspectos de su vida.
¿Un análisis del poder?
La razón por la que es tan devastadora la caída de Lydia Tár es porque ni ella misma se da cuenta lo que está pasando. Ella sólo toma las decisiones que se ven más eficientes, así sea reemplazar a su asistente de orquesta, no cumplir con la promesa profesional que hace a su asistente, o reemplazar a su contrabajo principal de forma casi unilateral
De pronto, todo este cúmulo de “pequeñas concesiones” que hace, la forma tan sútil en la que dobla las reglas y manipula a la gente a su alrededor, toma forma en una vorágine de decadencia y autodestrucción.
Pero lo más intenso de la película es que, aún con el peso de las acusaciones y la forma en la que impacta otros aspectos de su vida, ella se tarda en entender cómo siempre ha abusado de su poder. Y esa ceguera hace que sus esfuerzos desesperados e inconscientes por mantener su estatus crean una tragedia muy intensa..
Todd Field ha dicho que tuvo que quitar muchos detalles de la vida de Lydia Tár, como el hecho de que sus padres tenían problemas de audición, por lo que siempre se sintió aislada de su familia y decide cambiar su identidad por completo y dejar su pasado como Linda Tár, la chica que jugaba hockey en Nueva York.
Ver cómo se cae la cuidadosa máscara que ha construido ante sus propios ojos, es otra cosa que hace a esta cinta fascinante. Vamos conociendo, junto con ella, cómo esta identidad ha consumido cada parte de su ser, incluido su sentido de ética y moral.
Copyright @ Universal Pictures
¿Muy controversial?
Tár, aunque nos presenta la historia de un personaje sumamente conflictivo con acciones moralmente reprobables, está encaminada a crear toda una discusión sobre cómo entendemos y vemos el poder, y cómo el estatus puede afectar nuestras relaciones más cercanas.
Marin Alsop, directora de orquesta a la que han ligado como inspiración para el personaje, catalogó que la cinta era “un testamento anti-feminista” por poner en el centro el abuso del poder a una mujer “cuando todavía no hemos terminado de analizar el abuso que perpetúan los hombres”.
Al respecto, Cate Blacnhett contestó que “Tár es un estudio de abuso del poder y cómo puede tomar formas muy distintas”. Lydia no es la figura que nosotros esperamos cuando hablamos de abuso de poder, y ella misma no se entiende como tal, por lo que es interesante ver cómo ella misma perpetúa sus abusos y se justifica.
Y al final, la película también es una crítica a la reacción que tienen las instituciones cuando precisamente no se tiene un caso que sea familiar y no se sabe qué hacer. Y en espacios tan exclusivos como en los que se mueve Lydia Tár, es un poco decepcionante ver que los castigos no están encaminados a cuidar a las víctimas, sino a dañar el prestigio de la figura en cuestión. Hay muchos temas que desmenuzar en la película, y aunque sus casi tres horas de duración pueden ser retadoras para algunas personas, vale mucho la pena acercarse a verla más de una vez.
Tár es una película que no sólo les va a robar el aliento, despertará conversaciones intensas y les hará pensar cómo se construyen las dinámicas sociales cuando están condicionadas por un tema de poder.