El cineasta Jean-Luc Godard falleció a la edad de 91 años. Por eso, recordamos su cine y el impacto del mismo a la industria cinematográfica.
Jean Luc-Godard fue un director franco-suizo y uno de los mayores exponentes del cine Nouvelle Vague, un movimiento que revolucionó la manera de crear películas a finales de los años 50.
El estilo de Godard, repleto de improvisación y radicalismo, llevó a su cine a convertirse en uno de los mayores críticos políticos de 1960, empujando al medio a un nuevo objetivo más allá del entretenimiento. Su figura siempre fue vista como innovadora y controversial, cosa que llevó en sus últimos momentos, ya que su abogado confirmó que la causa de fallecimiento del venerado director fue a través de muerte asistida, pues su abogado confirmó que «él no estaba enfermo, sólo estaba exhausto». Abriendo sin duda todo un tema de conversación sobre la vida, la muerte y el poder de decisión que tenemos sobre eso.
Hoy te contamos el impacto que la visión de Jean-Luc Godard trajo al cine y de qué manera logró mantenerse tan vigente en los últimos años.
El Nouvelle Vague y la improvisación
A principios de 1950 surgió un movimiento descrito como “nouvelle vague” por la revista Cahiers du Cinéma, en el cual varios artistas que se habían previamente desempeñado como guionistas dieron el salto detrás de cámara como directores. Tal fue el caso de creadores como François Truffaut, Agnes Varda, Jacques Rivette y por supuesto, Jean-Luc Godard.
A diferencia del cine profundamente contenido, el nouvelle vague tenía como característica principal ser espontáneo, jugar con la improvisación y dejar tanto al guión como a los actores ser libres en favor de la historia.
Más allá de los sets, el movimiento consistía en aprovechar la luz natural y no depender de grandes presupuestos. Y es que si bien, cada filme poseía su complejidad, el nouvelle vague celebraba la vida y el deseo de libertad desde un espíritu joven, todo ello implementándose desde la realización y no sólo en el producto final.
Dentro del género destacan los cortos Charlotte and Véronique y All the Boys are Named Patrick, ambas de Godard, con las cuáles el cineasta comenzaba a moldear la ruta de su cine.
Más adelante el cineasta tomaría una de las ideas descartadas de Truffaut, sobre un criminal y su novia, llevando la historia a las calles de París de 1959, donde daba poca importancia a la luz natural y el guión se construía día tras día. El resultado fue Breathless, la cual rápidamente se volvió un fenómeno cinematográfico y catapultó la carrera de Jean-Paul Belmondo como actor. Con dicha pieza además, Godard obtuvo el premio al Mejor Director en el Festival de Cine de Berlín.
La década siguiente, la cual también estuvo plagada por el movimiento, Godard dedicó gran parte de sus días a hacer películas, además de ser la época en la que el cineasta definiría su versión del cine con la icónica frase “El cine es verdad a 24 cuadros por segundo”.
Durante tal periodo, Godard filmó Le Petit Soldat, A Woman is a Woman, Contempt, y Alphaville, este último el cual se desprendía ligeramente del concepto de la realidad y empujaba las ideas del autor hacia el cine noir y la ciencia ficción.
El cine como crítica política
A mediados de los años 60, Jean-Luc Godard cambió la visión del nouvelle vague por un acercamiento mucho más revolucionario y a modo de crítica a las políticas de la era. El director reunió un colectivo de cineastas en nombre de Dziga Vertov, director soviético que contribuyó al cierre del Festival de Cannes para mostrar su apoyo a las protestas de estudiantes de París.
Dicho conflicto fue llevado al cine por Godard en 1967 en La Chinoise, donde ofrecía un estudio a profundidad del ala radical de estudiantes protestantes.
Godard pasó de celebrar la vida con sus películas a hacer comentarios políticos y propuestas intelectuales más complejas, en las que abiertamente hablaba contra el gobierno francés y exponía los problemas de las diferentes clases sociales y trabajadoras.
Tras su postura, más y más cineastas utilizaron al filme como un medio de difundir las problemáticas de sus propios países, transformando las historias en un reflejo de sus propias experiencias y exponiendo a los superiores ante el mundo.
Más adelante, Jean-Luc Godard realizaría una cinta pro-Palestina en pleno auge del conflicto de dicha nación con Israel. No obstante, tal cinta no logró concluirse, a pesar de que el material filmado fue más tarde usado en el documental Ici et ailleurs.
Tan vocal como era contra las decisiones políticas de diversos países, también produjo varias piezas en referencia a la guerra de Vietnam, sumándose a otros cineastas en la realización de la cinta anti-guerra Loin du Vietnam en 1968.
Revolución constante
Sin lugar a dudas, Jean-Luc Godard se volvió un referente tanto para el cine político, el nouvelle vague y diversos movimientos que permean las décadas de los 60 y 70. No obstante, en una visión más contemporánea, el director no se quedó atrás en la búsqueda de nuevas tecnologías, experimentando con técnicas vanguardistas y mezclándolas con el cine clásico.
Así entonces, llegaron a la pantalla películas como Éloge de l’amour, la cual utilizaba tanto película de 35mm en blanco y negro, y video a color para la otra mitad de la cinta.
Más adelante, experimentaría también con el 3D, filmando en dicho formato Goodbye to Language, cinta que ganó el Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2014.
Jean-Luc Godard pasa a la historia como uno de los cineastas más importantes del mundo entero, quien defendía también la manera tradicional del cine Hollywoodense, además de buscar distintas formas de contar historias de la manera más natural posible.