Una película live-action de BioShock será realizada por Netflix, y te contamos 4 elementos que necesita esta adaptación cinematográfica.
The Hollywood Reporter informa que Netflix se ha asociado con la desarrolladora de videojuegos 2K y su subsidiaria Take-Two Interactive, esto con la finalidad de dar vida a una película live-action del afamado videojuego BioShock, la cual consideran como una potencial franquicia que podría dar vida a un nuevo universo cinematográfico.
El proyecto actualmente no cuenta con un guionista o director entre sus filas, y por lo tanto tampoco se conoce cuál de las tres entregas de este universo podría tener su adaptación cinematográfica, pero en Fuera de Foco planteamos aquellos elementos que deben ser inherentes a este proyecto si se desea realizar una buena adaptación del mismo.
¿Qué historia adaptar?
Una adaptación cinematográfica de BioShock tiene dos opciones: adaptar el relato del primer juego de la franquicia o su entrega más reciente titulada Infinite, ambas nos cuentan dos historias similares que podían fungir como una excelente introducción a este universo.
Por un lado el primer juego nos pone en los pies de Jack, un superviviente de un accidente de avión que llega a la ciudad submarina de Rapture, donde se unirá a la rebelión en contra del Andrew Ryan, un magnate sin escrúpulos que ha implementado una dictadura enloquecida por llevar los avances tecnológicos al siguiente nivel.
En caso de Infinite, se nos cuenta la historia de Booker DeWitt: un veterano de guerra que va a la ciudad flotante de Columbia para capturar a una joven de nombre Elizabeth, y al llegar se encuentra con un comunidad dictatorial liderada por el Profeta, quien piensa que su objetivo de vida es purificar al mundo entero bajo su palabra.
Empezar por cualquiera de estas narrativas sería un acierto, ya que ambas tienen una estructura auto conclusiva que se podría adaptar bien al formato de una película. Aunque debido a que la primera historia tiene una secuela que se desarrolla 8 años después de los eventos de BioShock 1, quizá lo más natural sería empezar con este proyecto, y luego vender Infinite como una especie de spin-off del universo.
Crítica al status quo
Todos los juegos de BioShock tienen algo en común: realizan un debate filosófico que cuestiona los sistemas e ideologías que dan lugar a las distopias, esos universos donde desarrollo tecnológico ha sido fructífero pero a cambio se ha perdido todo rasgo de humanidad y solidaridad.
El primer juego crítica abiertamente todo lo estipulado por la filósofa Ayn Rand, quien proponía al individualismo y capitalismo como principales baluartes en la construcción de las sociedades del futuro. Y además de esto, Infinite realiza un comentario en contra de las ideas colonialistas que han caracterizado la historia de Estados Unidos y Europa, quienes bajo discursos religiosos o de libertad han desplegado una violencia que justifique su avaricia.
Obviamente, las adaptaciones fílmicas de este universo tienen que correr en este mismo sentido.
Un mundo visualmente apasionante
Sin duda la construcción visual de la adaptación de BioShock tiene que ser igual de impresionante que la del videojuego, y esto probablemente requiera mucho presupuesto, tanto para la elaboración de los efectos especiales como para la construcción de los decorados y vestuarios.
Rapture y Columbia tienen estéticas muy marcadas y visualmente llamativas, que combinan la estética futurista con una vintage, la cual también se traslada a la vestimenta de sus personajes, y eso no puede faltar en una adaptación fílmica.
¿Y la acción?
Quizá no sea necesario replicar en su totalidad la violencia explícita que vemos a lo largo de BioShock, pero los videojuegos de esta franquicia tienen algunas de las secuencias de acción más espectaculares y frenéticas de la industria, que inclusive beben mucho del western, por lo que no se espera menos en una adaptación cinematográfica.