En estos últimos años, el cine mexicano subió varios niveles. A través del proyector sobre una gran pantalla, tuvimos la oportunidad de ver el talento de grandes directores y directoras. Que contra todos los obstáculos y pronósticos, demostraron que en México se hace cine, y bueno.
A continuación, una lista de diez directores mexicanos que dejaron todo su ser en los carretes esta década. Un puñado de irreverentes, que rompieron los moldes al salir de la zona de confort, que encararon a la sociedad y al sistema político.
Cineastas que manejaron temas poco, o nada tratados en el cine mexicano. Y sin importar los números en taquilla, los desventajosos horarios, o la distribución nacional poco equitativa por parte de los grandes complejos de exhibición, callaron bocas con la calidad de sus historias y su magistral dirección.
Diez nombres, (acompañados de un número que de ninguna manera brinda superioridad frente a otros) que la rompieron en esta década, y que esperamos lo sigan haciendo.
10. Lila Avilés
La directora oriunda de la capital del país hizo su debut en 2018 con La Camarista, la cual fue internacionalmente aclamada. Avilés nos presentó con su ópera prima una interesante tesis sobre la desolación de la mujer, al contarnos la vida de Eve, una trabajadora de uno de los hoteles más lujosos de la Ciudad de México.
La cinta provocó excelentes sabores de boca por diversos festivales de cine alrededor del mundo: el TIFF, FICM, y el BFI London son algunos de ellos.
9. Amat Escalante
Escalante ya había generado un enorme revuelo en el año 2013 cuando su película Heli fue estrenada en Cannes. Ahí, el director nacido en España se hizo con el reconocimiento a Mejor Director por su trabajo que expone la extrema violencia que somete al país debido al látigo del narcotráfico.
Por otra parte, su película La región salvaje (2016) retumbó entre palmas en el marco del Festival Internacional de Cine de Venecia. Ahí, el director se hizo con el León de Plata por Mejor Director. Sin embargo, en México se esperó hasta 2018 para tenerla en salas comerciales. Pero a dos días de su estreno, Cinemex canceló cerca de 40 pantallas de exhibición, sin razón alguna.
Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro mostraron su descontento ante el curioso hecho, pues una programación en cartelera se hace con meses de antelación. Y con sus respectivos negocios publicitarios de por medio. Pero a los días se re-programaron 30 pantallas en el complejo.
La película, que ya se disfrutaba en Japón y Europa, mientras en territorio nacional colgaba de un hilo, nos recuerda que somos seres sexuales. Reprimamos o no ese instinto natural, queda en cada quien. Sin embargo, añade en medio del argumento freudiano a un alienígena que cumple con estos placeres. Historia que incomoda a un México de mayoría tradicionalmente sexista.
8. Isaac Ezban
Con una de las visiones más arriesgadas dentro de un México dominado por visiones tibias, Ezban presentó dos películas con historias que van de lleno al género de ciencia ficción. Uno género apenas tocado, o hasta virgen podríamos decir, si hablamos del cine nacional contemporáneo.
En 2014, proyectó El Incidente, una película que sigue dos historias dentro del mismo argumento. Una nos habla sobre dos hermanos, que al intentar escapar del arresto de un policía, quedan atrapados en un bucle dentro de las escaleras de un edificio. Los pisos se repiten sin dar posibilidad de salida. Por otro lado, tenemos a una familia que, durante un viaje en carretera, de igual forma se ven atascados en un bucle, donde no importa cuanto aceleren el carro, aparentemente jamás saldrán.
Con Los Parecidos (2015), Ezban realiza un honor a las películas de terror de los cuarenta y cincuenta. La trama está ambientada en México durante la noche del dos de octubre de 1968. Varios viajeros se refugian de la lluvia en una estación de autobuses, cuando de pronto, un fenómeno inexplicable empieza a afectarlos a todos poco a poco.
Actualmente sigue hablando del terror, suspenso y ciencia ficción con una producción en Estados Unidos: Parallel (2018). Metraje que aún no se estrena comercialmente, pero que ya dio vueltas por festivales de cine.
7. Julio Hernández Cordón
El guatemalteco-mexicano entregó a lo largo de la década tres películas. Hernández Cordón, a veces guiado por el experimento de la improvisación, y en otras ocasiones aferrado a un guión de plano a plano, puso sobre la mesa la fortaleza de la amistad, el amor, la familia; y por otro lado, la inseguridad en México.
Su trabajo Te prometo anarquía (2015) es una historia de amor y amistad de dos jóvenes de la Ciudad de México, apasionados del patinaje. Que se dedican a la venta de sangre, hasta que se cruzan con el crimen organizado.
Con Atrás hay relámpagos (2017) colocó al borde de una soga el valor de la amistad cuando hay un crimen de por medio. ¿Se cargaría en la conciencia el cadáver de una persona a cambio de conservar el vínculo con tu mejor amiga?
Su más reciente entrega Cómprame un revólver (2018) retoma más de lleno a un crimen organizado especializado en desaparecer mujeres, en un México que lamentablemente, nada le debe al real. Ahí Huck, la última niña de una comunidad, esconde su rostro tras una máscara para evitar que la roben. A la vez que ayuda a su papá adicto, a cuidar un campo de béisbol abandonado, donde juegan los narcos.
La película que te da un golpe de realidad deprimente justo al rostro, y que pone en vergüenza a todo un sistema de seguridad y político, se estrenó en el Festival de Cine de Cannes 2018 con enorme aceptación.
6. Tatiana Huezo
La cineasta salvadoreña-mexicana, abrazada del largometraje documental, nos retrató la realidad que impera en el Salvador y en México. Mundos que son el despertar y pesadilla diaria de otras personas, de las cuales, en la mayoría de los casos, no escuchamos sus voces.
Su visión expuso las problemáticas que los medios de comunicación, y “líderes políticos” ignoran. Desde estados fallidos, a sistemas educativos sin bases, y hasta desapariciones de mujeres.
Con El lugar más pequeño (2011) vivimos de cerca las anécdotas de cinco familias sobrevivientes a la guerra civil salvadoreña en en poblado de Cinquera. Además del posterior resurgimiento de entre las cenizas de aquella comunidad, cual fénix.
En La tempestad (2016) conocimos la historia de dos mujeres mexicanas que fueron víctimas de un sistema político de quinta. Miriam fue injustamente acusada de tráfico de personas, por lo que fue recluida a una ‘prisión’ regida por el narcotráfico. Por otra parte, tenemos a Adela, quien al momento, llevaba diez años buscando a su hija desaparecida.
Tatiana Huezo ganó un Ariel a Mejor Dirección por La Tempestad en 2017. Actualmente está trabajando en su primer proyecto de ficción: Noches de fuego. Material que pudo verse durante el octavo Cabos Film Festival.
5. Issa López
En el año 2017 nos sorprendió con Vuelven; su largometraje de terror, suspenso y fantasía. Una historia protagonizada por niños que interpretan a huérfanos del crimen organizado.
La historia sigue a Estrella, una niña de diez años que acaba de perder a su mama. Y teniendo tres deseos a su alcance, pide que su madre desaparecida regrese. A partir de ahí, su espíritu la seguirá a todas partes.
Un trabajo de dirección excelente por parte de Issa, algo que desearía verse más en el cine nacional. La también guionista del trabajo, coloca a niños como protagonistas, en situaciones ajenas que no terminan de comprender, pero que les causa horror.
Su película Vuelven le dio la vuelta al mundo como: Tigers Are Not Afraid. Directores como Guillermo Del Toro la ovacionaron, e incluso uno de los genios del terror a nivel mundial, Stephen King, llegó a aterrorizarse en su butaca mientras la miraba. Sin duda, Issa López es una de los directores mexicanos que más prometen en la década que está por venir.
4. Alberto Rodrígez
Otro de los directores con visión arriesgada al decidir involucrarse en un mercado que reserva espacios en taquilla para las producciones de Pixar, Dreamworks, estudios de animación japonesa, u otras casas extranjeras.
El director también llamado Alberto “El Chino” Rodríguez, es la persona a cargo de la saga de animaciones mexicanas: “Las Leyendas”, que abordan historias tradicionales mexicanas. Que van desde la Llorona, las Momias de Guanajuato, y hasta el controversial Chupacabras.
Los largometrajes animados, producto de Ánima Estudios, causaron gran aceptación dentro del público mexicano de diversas edades. A tal grado que, se produjo una serie spin-off para Netflix. Y varias de las películas desfilaron entre nominaciones, y victorias en premios Ariel y Platino. En un campo tan desaprovechado en México como la animación, El Chino ha demostrado ser una verdadera inspiración para los nuevos directores mexicanos que incursionen en este rubro.
3. Luis Estrada
Con dos sátiras de humor negro, el director capitalino demostró que no le importó exponer un punto de vista compartido con la opinión de millones de personas afectadas y hartas de un país sumido en la guerra y en opciones limitadas en entretenimiento.
El inmenso poder del narcotráfico y de los duopolios televisivos de aquel entonces, presentados en un ácido baño de limón y con agrietadas tortillas frías. Que provocaron risas, pero más un memorándum de la desesperante realidad que te aguardaba al salir de la sala de cine.
El Infierno (2010) realiza una severa crítica a la guerra en contra del narcotráfico, encabezada por el ex presidente de México, Felipe Calderón. A la par, recalcó que en medio del bicentenario de la independencia del país, y del centenario de la revolución, la nación se mantenía lejos de cualquier celebración.
Cuatro años después estrenó La dictadura perfecta (2014) en medio de una censura publicitaria en los medios tradicionales. Estrada explicó lo que muchos «periodistas», «reporteros» y conductores callaban; cómo los medios de comunicación influencian la forma de pensar dentro del país. A un grado de darse el lujo de manipular el sufragio «efectivo» de unas elecciones presidenciales copeteadas.
2. Alonso Ruizpalacios
Con una de las más bellas cinematografías, Ruizpalacios destacó en la década con sus dos metrajes originales. Con uno, hizo un tributo a la nueva ola francesa. Con otro, retomó una historia mexicana poco conocida, pero la presentó con más de una cucharada propia.
Güeros (2014) expone temas de discriminación, clasismo e inestabilidad educativa y política a través de una road-movie de hermandad, amistad y amor. Cuyos temas son retratados en una cinematografía a escala grises de nostalgia, calma y belleza en una Ciudad de México desbalanceada.
Con Museo (2018) y sus juegos de cámara sorpresivos e imponentes, Ruizpalacios nos recuerda que aún hay demasiadas historias por contar dentro de un México diverso, así como tiempo para cuestionarnos qué es verdad, y qué es mentira conforme a lo que nos han contado a través de los años.
Ruizpalacios dio corte final a un punto de vista personal sobre el histórico robo al Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México en 1985. Hecho superpuesto sobre una trama que aborda la búsqueda de un propósito en la vida. Un ‘yo’ corriendo a través de carreteras, playas y salones de museo, en esperanza de encontrarse a la vuelta de la esquina. Además, se sazona con picantes críticas a la historia de México, que hacen despertar el nacionalismo olvidado por el país.
1. Los tres compadres
Alfonso Cuarón, Alejandro G. Iñárritu y Guillermo del Toro comparten este peldaño, porque fueron protagonistas de uno de los eventos cinematográficos más grandes de la década. Más allá de un chasquido, o números en taquilla. Los mundialmente conocidos como ‘Los tres compadres’, arrasaron en festivales de cine alrededor del mundo y en la temporada de premios de Estados Unidos.
Llevando a casa varias estatuillas de Oscares, Globos de Oro, etc., dieron una cachetada con guante blanco a todos aquellos que no creyeron en ellos. Entre presidentes radicales, ciudadanos xenófobos y connacionales malinchistas y corruptos, bastó decirles “porque soy mexicano” para callarlos.
Sin embargo, entremedio presentaron Gravedad (2014), Birdman -o la inesperada virtud de la ignorancia- (2015), El renacido (2016), La forma del agua (2017) y Roma (2018). Metrajes que fueron fotografiados (salvo el último) con visión de otro mexicano, que sería pecado no mencionar: Emmanuel Lubezki.
Con sus grandes producciones rodadas en el extranjero, recordaron al país lo que significa la fuga de cerebros en diversos campos. No obstante, aquellos cuatro fueron entre muchas cosas, una inspiración para millones de mexicanos que desean contar su propia historia. Y por eso, sin duda, son los directores mexicanos más importantes de la década.
Entre más talentos de los que vale la pena hablar, hoy están los anteriores diez. Atrevidos directores mexicanos que sin ponerse de acuerdo, hablaron de lo que desde norte, a centro y sur, aqueja a un país. Crimen organizado, corrupción, racismo, explotación, sexismo, entre muchos dolores.
Los temas en el cine son universales, sin embargo, esperemos llegue el día en que las historias surjan de una total ficción. De un México donde no desaparecen mujeres, no asesinan estudiantes, ni donde reinan terceros en un estado fallido. Veremos qué sucede en los próximos diez años con los ya presentados, y futuros talentos que aún esperan su oportunidad.
¿Ustedes qué opinan, Cinéfilos? ¿Cuáles son sus directores mexicanos favoritos de la época?