Narrativa lenta o no, el filólogo y escritor J R.R. Tolkien ha cautivado a millones de lectores en todo el mundo. Endor, una tierra hilada por una imaginación religiosa, llena de dolor y guerra, de fe y amor, habitada por revoltosas criaturas, enanos, hobbits y elfos, terminó en la recopilación de una de las sagas épicas más influyentes de todos los tiempos, influenciando e inspirando a autores como George Martin (Juego de Tronos), Diana Jones (El Castillo Ambulante) o Ursula K. Le Guin. (Un Mago de Terramar, Los Desposeídos).
Su obra, el reflejo de un pequeño Tolkien que solía jugar a inventarse un montón de nuevos dialectos, la muerte de una madre trabajadora a su corta edad de 12 años, su relación de amistad con el autor C. S Lewis (Las Crónicas de Narnia) a quien conoció en sociedades literarias y teológicas de los campos de Oxford y al lado de quien terminó por cimentar sus ideas filosóficas basadas en el cristianismo para crear lo que dentro de sus ideales era una nueva mitología para Inglaterra.
Acompañado de otros títulos como El Hobbit (1937), El Silmarilllion (1977) y una que otra obra inacabada, mantuvo sus ideales aún después de sus experiencias en la primera guerra mundial. Entre metáforas a maquinaria, campos bélicos y una que otra acusación de racismo, El Señor de los Anillos fue la obra más reconocida del profesor, pero además de ser un novelista estéticamente lírico, Tolkien fue un gran cuentista y ensayista que escribió algunos textos ajenos a la tierra media.
El Profesor habría cumplido 128 años el pasado 3 de enero, y para celebrarlo te invitamos a leer algunos textos de Tolkien ajenos a la tierra media.
Egidio, el granjero de Ham (1949)
Según recuerda John, el hijo mayor de Tolkien, el autor narró este cuento por primera vez mientras se refugiaba con su familia de la tormenta bajo un puente. Un granjero que habita una isla de Bretaña con su esposa enfrenta torpemente a un gigante y consigue por pura suerte, espantarlo, cosa que le vale el reconocimiento de todo el pueblo y del mismo rey. Ahora por órdenes del reino, tiene que acabar con un poderoso dragón que amenaza sus tierras, tal encuentro terminará por hacerle ganar más que una victoria.
Aquí es donde desconocemos al narrador lírico y descriptivo que es Tolkien en El Señor de los Anillos. Con humor y una historia cargada de simpleza cuya forma de narrar recuerda a El Hobbit, el autor se aproxima a una crítica a la nobleza. ¡Una faceta del autor que no te puedes perder!
El herrero de Wootton Mayor (1967)
Cuenta la historia de un herrero que durante su niñez comió una estrella mágica puesta en un trozo de tarta por Alf, el cocinero, quien es en realidad el rey de un reino fantástico. A partir de ese momento, el herrero adquiere el poder de visitar la tierra de Fantasía, hasta el día que se encuentra con el mismísimo Alf, a quien le entrega la estrella para que sea colocada en otra tarta, y otro niño pueda vivir aventuras.
Tolkien escribió este cuento como una demostración de la función de un cuento de hadas, luego de leer el tono moralizador con que el escritor George Mac Donald se refiere al género. Un excelente texto para ejemplificar sus supuestos descritos en el ensayo “Sobre los Cuentos de Hadas” (1947) y para disfrutar de una historia que traspasa a primer plano la aventura y deja a un lado la necesidad de moralejas.
Roverandom (1998)
Tolkien narró Roverandom a sus hijos por allá en 1925, cuando fue de vacaciones con su familia a una casa junto al mar. Michael, el hijo de Tolkien, perdió su perro de juguete y su padre inventó la historia para aliviar su pena. La historia de un perro que es convertido en un juguete después de morder a un hechicero.
La luna y el mar, son algunas de las tierras que el perrito Rover deberá visitar en su búsqueda por volver a ser real. En este texto recurre a referencias mitológicas como la griega, la nórdica y la poesía árabe, además de algunas aproximaciones a El Señor de los Anillos: la escena de Rover en una gaviota recuerda al vuelo de Bilbo hacia la morada de las águilas y los tres magos son claros precursores de Gandalf. Un relato cargado de inocencia, búsqueda y aventura.
Hoja de Niggle (1945)
Una alegoría a la muerte y refleja el miedo del autor por no terminar sus libros antes de morir (cosa que sucedió). La historia de un pintor que hace un viaje que lo conducirá al paisaje mismo del cuadro que está pintando. Este texto está impregnado del ambiente lírico, la descripción y el sentimentalismo que tanto caracteriza a Tolkien, pero dando un enfoque más cotidiano que acaba en un relato de tintes oníricos y medio surrealistas. ¿Un Tolkien abstracto? Encuéntralo aquí.
Sobre los Cuentos de Hadas (1947)
Tolkien está en completo desacuerdo con moralizar el cuento de hadas y darle una función meramente doméstica. En este ensayo, explora el origen y desarrollo del género del cuento de hadas, derribando algunos paradigmas sobre la infantilización: Tolkien cree que es un error relacionar a los niños con el género.
Plantea como características la renovación, que desarrolla una visión diferente de la realidad en el lector, la evasión de lo terrible y finalmente el consuelo que significa, poniendo bajo su ojo crítico a autores como Andrew Lang y Jonathan Swift . En unas cuantas páginas el autor incentiva a la reflexión sobre la función de los cuentos de hadas y de su importancia dejando en claro que «Fantasía es una tierra peligrosa, con trampas para los incautos y mazmorras para los temerarios«. ¡Tienen que leerlo!