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Crítica| Sonríe: Cuando el Horror está en Nuestra Mente

Sonríe (Smile) tiene una atmósfera atrapante y escenas inquietantes, pero su mensaje es todavía más sombrío
Crítica| Sonríe: Cuando el Horror está en Nuestra Mente
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Sonríe (Smile) tiene una atmósfera atrapante y escenas inquietantes, pero su mensaje es todavía más sombrío

A pesar de que cada vez más se habla sobre la terapia y la importancia de la salud mental, el tema sobre tratar ciertos trastornos continúa siendo un tabú. En parte porque todavía no sabemos cómo hablar sobre ellos, en parte porque las personas siguen llenas de prejuicios sobre cómo tratar a una persona con ellos. 

Y es que la mente y los sentimientos son dos de las cosas más oscuras del ser humano. Conocemos cómo se forman las conexiones cerebrales, pero todavía no sabemos a ciencia cierta cómo procesa la información o nacen los pensamientos. Los sentimientos son todavía más elusivos, ya que nadie experimenta las cosas de la misma manera. 

Bajo esa premisa, conocemos a Rose Cotter (Sosie Bacon), una psiquiatra que trabaja en el área de emergencias de un hospital. Ahí, una chica con un trastorno se suicida frente a ella, maldiciendo a Rose y haciendo que caiga en una espiral de depresión y estrés postraumático provocado por una misteriosa entidad paranormal. 

Sonríe

Una premisa familiar, pero diferente 

Conforme Rose va investigando más detalles sobre los extraños fenómenos que comienzan a ocurrir a su alrededor, el filme se siente muy parecido a la cinta de 2014 It Follows, en donde las personas malditas podían pasar su condena a otra persona a través del sexo. Aquí es un poco diferente: necesitas ver a una persona suicidarse para que el mal toque a tu puerta. 

El desarrollo y el ritmo de la historia es bastante formulaico, pero la actuación de Rose, la edición de sonido y las intensas imágenes que presentan generan una atmósfera muy inquietante e incómoda todo el tiempo. Además, la forma en la que construyen el descenso a la locura de su protagonista se siente muy real, pues poco a poco las personas a su alrededor se alejan por no poder lidiar con sus sentimientos, a pesar de que claramente experimentó algo traumático. 

Para los personajes que oscilan la vida de Rose es fácil catalogar sus problemas. Ella intenta hacer lo mismo, después de todo es una psiquiatra que intenta racionalizar sus emociones y busca diferentes formas de ayuda, aunque eso es simplemente inútil. 

Sonríe

La mente como objeto de horror 

Conforme avanza la cinta, Rose va descubriendo diferentes formas para librarse de la maldición, todas haciendo referencia a las herramientas que la mente utiliza para procesar el trauma. En un momento piensa en infligir el mismo daño a una persona, en otros busca ayuda, en otros hace un enorme trabajo de introspección. 

Pero lo que hace más aterrador a Sonríe es que, cuando al final se revela el monstruo, lo vemos en todo su esplendor (que resulta bastante perturbador), la historia da otro giro para mostrarnos que a veces simplemente uno no puede escapar de su propia mente, sin importar cuánto lo intentemos. Y esa es realmente la propuesta que Sonríe plantea para incomodar a su audiencia. 

Sonríe es una historia que te engancha con grandes actuaciones y un diseño de producción muy bueno, pero lo más espeluznante es que es de esas películas que se quedan contigo mucho tiempo después de haberla visto, y que conforme pasa el tiempo se vuelve más y más aterradora.

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