Durante su participación en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), la reconocida productora mexicana Rosy Ocampo compartió las claves detrás de su revolucionario enfoque para hacer telenovelas.
En vez de seguir fórmulas heredadas, su método parte de investigación social, análisis de mercado y alianzas estratégicas con instituciones como UNICEF.
Esta es la historia de cómo una mujer que nunca vio telenovelas terminó transformándolas desde adentro.

De pasante a vicepresidenta: la carrera atípica de Rosy Ocampo
Rosy Ocampo llegó al mundo de las telenovelas por accidente. Aunque no era consumidora del género, comenzó su carrera en Televisa como pasante de comunicación y rápidamente quedó fascinada por el alcance emocional del medio. «Me enamoré profundamente de lo que significa la telenovela, de su capacidad para emocionar y mover audiencias enteras», confesó.
Ese asombro inicial se convirtió en una carrera meteórica. Ocampo pasó de producir programas infantiles como El diario de Daniela a crear proyectos con impacto social como La doble vida de Estela Carrillo, y eventualmente se convirtió en Vicepresidenta Corporativa de Contenidos de Televisa, cargo que dejó en 2021.
Pero lo más notable no fue su ascenso, sino cómo lo logró: observando, investigando y entendiendo profundamente a su audiencia.
“La telenovela es la mejor radiografía que tenemos como país”, afirmó. “Nos refleja: cómo somos, cómo amamos, cómo sufrimos, cómo reímos. Y yo quería que también nos ayudara a sanar”.

Escuchar antes de escribir: así se investiga una telenovela
El corazón del método Rosy Ocampo está en la investigación previa a la escritura. Para cada nueva producción, su equipo realiza grupos focales, entrevistas con audiencias y consultas con expertos en temas sociales. Esta metodología no solo determina la temática de la historia, sino que moldea a los personajes, conflictos y desenlaces.
Un ejemplo claro fue Vencer el miedo, proyecto en el que descubrieron que el 70% de las mujeres encuestadas había experimentado algún tipo de violencia.
Ese dato no solo fue revelador, sino que marcó toda la estructura narrativa de la telenovela. Desde las motivaciones de las protagonistas hasta los antagonistas y los epílogos, todo se construyó para reflejar esa realidad de manera sensible y propositiva.
“El melodrama no es un género menor”, explicó Ocampo. “En su mejor versión, puede hacer que una mujer vea en la pantalla una historia como la suya, y tenga el valor de hacer un cambio real”.
Además de las audiencias, Rosy Ocampo consulta constantemente a instituciones como UNICEF, el CONAPO, la Secretaría de Salud y asociaciones civiles. Estas alianzas permiten que sus historias estén fundamentadas en datos duros, estadísticas confiables y herramientas de prevención.

Impacto real: cuando la ficción cambia la vida
Una de las anécdotas más conmovedoras que compartió Rosy Ocampo ocurrió durante una gira de medios: una mujer se le acercó para agradecerle por Vencer el miedo. Le confesó que, gracias a la historia, entendió que vivía una relación violenta, y decidió dejar a su pareja.
Este tipo de impacto no es accidental. Ocampo diseña sus novelas para incluir epílogos con información útil, como líneas de ayuda o recomendaciones psicológicas. También busca no caer en el morbo o el amarillismo, sino crear historias empáticas que no incomoden, pero sí informen.
Hay temas delicadísimos que nos piden no tratar: abuso sexual infantil, violencia doméstica, alcoholismo.
Pero tenemos qué porque es real. Es algo que los niños enfrentan. Pero debemos hacerlo de manera sensible, sin perder el tono del entretenimiento familiar.Rosy Ocampo, GIFF 2025
Uno de sus mayores retos fue con la telenovela Papás por conveniencia, donde abordaban el abuso sexual infantil. Durante la preproducción, un estudio de mercado mostró que muchas audiencias consideraban el tema “demasiado incómodo”. Sin embargo, la historia logró mantenerse al aire gracias a cómo fue tratada: con respeto, sin explotación y con un claro objetivo social.

La audiencia manda: adaptar la historia en tiempo real
Otra pieza clave del método Rosy Ocampo es su disposición a cambiar la historia en función del público. A diferencia de otros productores que planifican una telenovela completa desde el inicio, Ocampo cree que las tramas deben ser flexibles, porque «la estrella es la audiencia».
Un caso notable ocurrió con el actor Gabriel Soto. En uno de sus proyectos, el personaje que interpretaba no estaba generando conexión emocional con el público. Las métricas lo mostraban: el rating caía en sus escenas, los comentarios eran negativos. ¿La solución? Ocampo reescribió la historia y lo sustituyó por David Zepeda, con lo cual el proyecto recuperó su éxito.
“No me importa tener que cambiar de protagonista si eso hace que el mensaje llegue”, explicó. “Nosotros servimos a la audiencia, no al revés.”
Su objetivo es claro: mantener al espectador emocionalmente involucrado mientras introduce temas que inviten a la reflexión. Para lograrlo, combina estructura clásica del melodrama, humor, tensión y un arco de redención que ofrece esperanza sin caer en el cliché.
Y sobre todo, se aleja de los viejos tropos: “A mí no me gusta la historia tipo Cenicienta, donde el príncipe salva a la protagonista. Me interesa mostrar mujeres reales que se liberan por sí mismas”.
Rosy Ocampo no solo ha revolucionado la manera de hacer telenovelas, sino también su propósito. Su método, basado en escucha, análisis y empatía, demuestra que el entretenimiento popular puede ser también una herramienta de transformación social.
En un mundo saturado de contenido, donde el algoritmo dicta lo que vemos, su trabajo ofrece una alternativa poderosa: historias que emocionan, reflejan y empoderan. El melodrama como puente entre la pantalla y la vida real.
