Memo Villegas narró la mala experiencia que vivió al filmar Rabioso Sol.
Actualmente Memo Villegas es conocido en todo México por dar vida al Teniente Harinas, sin embargo sus inicios en el mundo de la actuación no fueron nada sencillos, tal y como reveló el afamado histrión en una entrevista realizada durante el programa Ñam Ñam Extravaganza, donde mencionó que tuvo una mala experiencia filmado su primer largometraje Rabioso Sol, una cinta de Julián Hernández:
«Fue una experiencia dura, un poco traumática y difícil, pero no me arrepiento porque siento que si no la hubiera hecho no estaría donde estoy ahora».
No estaba cómodo
En el ya mencionado largometraje Memo Villegas da vida a Ryo, un joven que forma parte de un triángulo amoroso con otros dos jóvenes llamados Kieri (Jorge Becerra) y Tari (Javier Oliván), y al respecto del rodaje de esta historia Memo detalló los factores que le hicieron vivir una mala experiencia, el primero tuvo que ver con las escenas de desnudo:
«Me dijeron que era una película de un director de cine con temática gay, mucho desnudo y contacto sexual de ficción, en su momento dije que no tenía problemas porque es actuar ¿no? Pero ya estando allí la cosa fue distinta (…) Tenía 19 años y con el tiempo me di cuenta que fui víctima de varios agandalles (…) A mi me encueraron y me juzgaban por no estar cómodo desnudo, me acuerdo de comentarios como ‘No le hagas tanto a la mamada'».
Sumado a lo anterior, el afamado histrión develó que algunas personas también se burlaban de su imagen corporal: «En el comedor hacían diversos comentarios sobre mi cuerpo tipo ‘Ya no comas'», y confesó que todo esto le causó problemas personales:
«Creces con un problema en el que te dices: ‘Claro, soy bien pendejo, ¿cómo me va afectar estar desnudo frente a un crew? ¿Qué no se supone que soy actor?’ Y no, la desnudez son fibras delicadas, a mí me afectó un rato en mi vida personal y de pareja, y me di cuenta hasta después».
Hay más opciones
Dicho esto, Memo Villegas confesó que años más tarde y en otro proyecto, una directora le dio un libro de escenas de sexo que marcaba los limites que tenían que respetar todos/as los/as involucrados/as:
«Muchos años después de me enteré de un libro de escenas de sexo, la directora con la que iba a trabajar fue muy cuidadosa y me dijo que lo revisáramos juntos porque tendría escenas así, y quería que supiéramos hasta donde ella podía meterse y los limites que ponen los/as artistas, esto en el aspecto de lo que no te gusta que te toquen o vean. Fue muy bonito, me conmovió al grado que empecé a llorar y le dije: ‘No manches, hace 14 años me hubieras dicho esto».
Referente a este tema, el afamado histrión mencionó que parece que en la industria cinematográfica los/as artistas sólo tienen dos opciones en torno a una escena de desnudo:
«O renuncias o te desnudas, pero no hay medias tintas, no puedes decir que no te quieres desnudar, enseñar o que te toquen. Y yo aprendí que cada ser humano merece sus condiciones, no por ser actor te vas a desnudar en el set, tengo mis pudores y cosas. Y como hombre imagino que mis compañeras lo han de vivir más denso».
Se aprovecharon de su juventud
A pesar de lo anterior, Memo Villegas admitió que no ha vuelto a tener una experiencia así en su carrera, sin embargo menciona que en ese momento «hubo violencia pasiva o no sé como decirlo», y declaró que las personas del filme en cuestión se aprovecharon de su juventud:
«Luego empiezas a entender: ‘Claro, a lo mejor por eso van a hacer casting a escuelas como Bellas Artes’, para agarrar a alguien muy moldeable, que regale horas extras (…) Yo estaba en una especie de síndrome de Estocolmo, quería que el director y productor me validaran. Yo pensaba: ‘Estoy incómodo, pero si tu dices que lo estoy haciendo bien entonces lo estoy haciendo bien'».
Finalmente Memo Villegas confesó que se le «chamaqueó bastante en cuanto al sueldo de sus horas de llamado«, sin embargo esto le enseñó a no regalar su trabajo:
«Me enseñó a pelear mis derechos y a cobrar, conozco a muchos actores que tienen miedo de pedir más dinero porque piensan que perderán el trabajo. Yo después de esta experiencia dije: ‘Yo no vuelvo a firmar una carta donde diga que estoy cediendo expresamente mis horas extras, porque pasó, yo ni siquiera sabía lo que eso significaba, y después te das cuenta y dices: ¡Ah, en cine se tiene que cobrar el tiple después de la segunda hora extra'».