Mucho se ha debatido sobre el impacto de las películas de Marvel en el cine. Después de años de supremacia marvelita en cines, ¿será el fin del arte o una nueva oportunidad?
Deténganme si han escuchado o leído este tipo de encabezados antes: “La fatiga de superhéroes está empezando a sentirse”, “Cómo Marvel está destruyendo a la industria del cine”, “Cómo todas las películas de Marvel son iguales”, “Otro director se declara en contra del cine de Marvel”.
Parece que este tipo de notas son cada vez más y más comunes. Cineastas como Martin Scorsese, Ridley Scott, Dennis Villenueve, Michel Franco, Jane Campion, Alejandro González Iñárritu, Jodie Foster, James Cameron, y Terry Gilliam (por nombrar solo unos cuantos) han hecho conocido su desagrado por el estilo de películas del Universo Cinematográfico de Marvel y el subgénero del superhéroe en general, incluso diciendo que no son “cine real”.
Esto ha alimentado una especie de división e intenso debate entre el mundo cinéfilo, entre quienes concuerdan con los autores de Hollywood y consideran que la cantidad enorme de cintas basadas en comics dañan al séptimo arte, y aquellos fans que consideran elitista esta postura y encuentran al cine de arte pretencioso y aburrido. Pero, ¿esto es real? ¿Todo es tan blanco y negro? ¡Aquí lo exploraremos!
¿Al rescate (y a acaparar) la taquilla?
Recientemente Ben Affleck también mencionó su postura al respecto. Aunque el ex-intérprete de Daredevil y Batman no se estableció en contra del cine de cómics, sí mencionó el reciente fracaso taquillero de cintas como El Último Duelo de Scott (en la cual Affleck fue el co-protagonista y co-guionista) y cómo cree que el cine de autor e independiente se encuentra en riesgo de quedar rezagado a vivir en el streaming, y que las salas de cine solo mostrarán blockbusters, al grado en que en un futuro no muy lejano sólo veremos en cartelera 40 películas al año.
Personalmente, creo que este tema es un poco más complejo que una simple situación de “blanco y negro”. El 2021 fue un año de recuperación lenta tanto para la industria de la producción como la de la exhibición. La taquilla total de 2021 reflejó números que se acercan a las cifras que manejaban los blockbusters de Hollywood hace 20 años, muy por debajo de lo que lograron recaudar en años históricos como el de 2018 y 2019.
La recaudación de cintas como Eternals ($400 millones), Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos ($432 millones) o Venom: Carnage Liberado ($501 millones), habría sido considerada un total fracaso en años pre-pandemia, especialmente si tomamos en cuenta que son parte de la franquicia de Marvel. Pero en el año anormal que fue el 2021, sin duda fueron de las grandes salvadoras para la industria
Sin embargo, la inundación de blockbusters a las salas de cine comerciales, sin duda alguna, lleva casi una década entera siendo un problema muy serio. La distribución para proyectos de mediano o bajo presupuesto se ha vuelto cada vez más complicada, y aún más complicado es el que logren encontrar una audiencia lo suficientemente grande como para mantenerse en salas y poder recuperar su inversión.
¿Es esto culpa de los equipos creativos y elencos detrás de estas películas? Yo no lo pienso así. La responsabilidad cae en los estudios y distribuidoras en sí (como Disney, Universal, Warner Bros., etc.), quienes mantienen una especie de puño de hierro sobre la distribución, prácticamente amenazando a las cadenas con quitarles la licencia de exhibición para sus películas, lo cual podría ser fatal para un cine, ya que, sea de nuestro gusto o no, son la principal fuente de ingresos para las salas.
¿Y eso qué tiene que ver con la calidad?
Pero este aspecto es completamente irrelevante para la calidad o mérito artístico de las películas en sí. Cada generación (o más bien cada década), tiene un estilo específico de cintas a las cuales se les trata como la potencial “muerte del cine”. En su momento se dijo lo mismo de los westerns, la fantasía y la ciencia ficción, los slashers o las cintas de acción.
Y siempre hay un grupo de cineastas “reales” que arremeten contra este estilo de cintas en particular y elevan sus proyectos, o proyectos similares, como el verdadero séptimo arte. Sin embargo, debemos recordar que nuestros cineastas favoritos no son una autoridad ni policía del cine, y que incluso entre los más grandes también es muy válido decir la frase “en gustos se rompen géneros”.
Sí, cineastas como Scorsese y Scott han rechazado totalmente al cine de superhéroes. Sin embargo, también tenemos ejemplos de cineastas considerados iconos del mundo indie o de autor, quienes defienden los méritos artísticos de los largometrajes “palomeros”.
Tal es el caso de Paul Thomas Anderson, director de clásicos como Boogie Nights, Magnolia y una de las potenciales nominadas al Oscar de este año Licorice Pizza, quien incluso se ha declarado como un fan del MCU junto a su esposa e hijas. Quentin Tarantino ha hablado de lo mucho que le gustan a películas como Los Tres Mosqueteros en 2011, El Llanero Solitario en 2013 o Infierno en la Tormenta en 2019. Sin mencionar el caso de directores como Sam Raimi o James Gunn, quienes tuvieron sus inicios en el cine de terror serie B y han utilizado sus grandes blockbusters para llenarlos de un estilo inconfundiblemente suyo para contar historias que solo ellos podrían con personajes que aman. Por su parte, las cintas de Zack Snyder y Chloé Zhao han dividido opiniones pero contienen una fuerte e innegable visión artística que causará conversación y debate.
¿Una Nueva Esperanza?
Aunque creo que los creativos que han dicho que el cine basado en cómics no es para ellos están 100% en su derecho de hacerlo, creo que lo han hecho de la manera incorrecta. Los superhéroes han cautivado a una nueva generación de potenciales cinéfilos y cinéfilas, quienes apenas están dando sus primeros pasos en el mundo del séptimo arte. Por esta razón, mi opinión es que los superhéroes no tienen que ser el fin del cine, sino un pasaje de entrada.
¿Te gustó Shang-Chi? Ve el cine de artes marciales de Hong Kong que lo inspiró o la filmografía de Tony Leung (intérprete del villano Wenwu). ¿Te gustó Eternals? Ve más del trabajo de Chloé Zhao y algunas de sus inspiraciones como El Árbol de la Vida. Capitán América y el Soldado del Invierno estuvo fuertemente inspirada en thrillers políticos de los 70’s como El Día del Chacal o Maratón de la Muerte. Si apreciaste como Black Panther o la serie de Falcon incorporaron temas y discusiones sobre el racismo y la discriminación, explora dramas como Matar a un Ruiseñor, Si La Colonia Hablara o Fruitvale Station (ópera prima del director de Black Panther, Ryan Coogler).
Hasta en los directores más extravagantes, como es el caso de James Gunn, hay mucho que desempacar. Sus cintas de Guardianes de la Galaxia toman mucha nota de sus inicios en el cine de ultra bajo presupuesto, y en el caso de sus proyectos en DC con The Suicide Squad y Peacemaker, hay una fuerte inspiración en largometrajes clásicos sobre escuadrones bélicos poco ortodoxos como Doce del Patíbulo, Pelotón y El Gran Escape.
El cine, tanto la industria como el arte en sí, sin duda alguna está pasando por un tiempo de gran cambio, pero como todo tipo de arte, debe evolucionar para crecer. Y en mi opinión, su mayor problema no es qué tipo de película son las que “más venden” o “qué están viendo los jóvenes ahora”, sino este constante debate de la idea de ‘escoger’ un lado.
El antagonizar a todo un tipo de arte, ya sea el de autor o el comercial, es contraproducente contra la idea del cine en sí. Ya que al final de cuentas, ambos se necesitan mutuamente, y en vez de ver al cine de superhéroes como el acabose del cine, podríamos pensarlo como una posible solución y una introducción a este maravilloso y extenso mundo.
