Los Live Action prometían ser un nuevo experimento para Disney, pero ahora se han transformado en algo muy diferente
Cuando las plataformas de streaming comenzaron a presentar más contenido original, las salas de cine las consideraron como una amenaza, pues se encontraban a mayor disponibilidad del público, a menor costo y con un catálogo variado. En enero del presente año, tan sólo Netflix contaba con 139 millones de suscriptores.
La situación puso en alerta a las productoras, pues esperaban que la asistencia a las salas disminuyera. En consecuencia, estudios cinematográficos como Walt Disney Pictures, en una búsqueda por adaptarse y hacer competencia al streaming, decidieron que su mejor arma sería que la nostalgia y realizar adaptaciones «Live Action» producciones que utiliza principalmente personas u objetos reales en lugar de animados, de sus historias más exitosas.
Un estudio publicado en 2014 por la revista Journal of Consumer Research, indica que los consumidores tienden a comprar impulsivamente aquello que les recuerde su infancia o algún otro momento agradable de su vida. La nostalgia esfuma el deseo de ahorrar porque, al ser una emoción agradable, hace sentir a las personas menos forzadas.
Disney decidió utilizar esta estrategia encaminada a llegar a un mercado millennial, quienes fueron los que crecieron con el renacimiento de Disney/Pixar en los 90. Además, son ahora los que ya se están incorporando al mercado laboral, tienen mayor poder adquisitivo, y algunos estudios apuntan que sus gastos están muy enfocados a apoyar causas sociales y consumir productos que tengan un alto valor emocional para ellos.
¿Cómo es que Disney adoptó la estrategia de producir Live Action cada año? ¿De verdad está funcionando?
El comienzo
El primer live action de Disney del que se tiene registro es El libro de la selva en 1994, que aunque no fue el éxito en taquilla al que Disney está acostumbrado en estos tiempos, fue bien recibida entre la crítica y los fans. Después llegaron 101 dálmatas y 102 dálmatas, donde se inmortalizó a la actriz Glenn Close como la única y verdadera Cruella De Vil.
Pero la verdadera era de Disney utilizando esta técnica llegó en 2010 con el estreno de Alicia en el país de las maravillas de la mano de Tim Burton. La cinta no tuvo un buen recibimiento por parte de la crítica principalmente por el tono de la cinta, pues decían que era un filme oscuro que se alejaba del cuento de fantasía que todos esperaban. Pero aún así, logró una gran recaudación en taquilla, pues acumuló más de 1 mil millones de dólares.
Fue así como 4 años después una nueva versión de Maléfica protagonizada por Angelina Jolie vio la luz. Aquí, Disney buscó reivindicar un poco a la villana de la Bella Durmiente al presentarnos su historia y sus motivaciones. Y aunque nuevamente la crítica y los fans se mostraron escépticos ante la re-invención, la película recaudó casi 800 millones de dólares.
Un año después llegó la versión live action de La Cenicienta (2015), que parecía mejor recibida por la crítica. Pero El Libro de la Selva de Jon Favreau es hasta el momento, la adaptación live action mejor recibida por la crítica y el público, pues ahora ostenta 94% de aprobación en Rotten Tomatoes y recaudó 966 millones de dólares en taquilla.
La Primera Desilusión
Hasta en el momento, Disney nos había presentado historias que, si bien no eran del agrado de todo el público, buscaban innovar un poco tanto en su historia y sus efectos especiales. Maléfica contaba un cuento de hadas desde otra perspectiva, y El Libro de la Selva se posicionó como una versión más oscura y amenazante de su pasado animado. Y dado el éxito que tenían todas estas películas, parecía que los live action de Disney siempre iban a triunfar.
Sin embargo, cuando se estrenó Alicia a través del espejo apenas un mes después que El Libro de la Selva, las cosas se empezaron a complicar. Este filme no sólo es el peor calificado entre la crítica, (aún ahora tiene apenas 29% de aprobación), sino que solamente recaudó 299 millones de dólares en taquilla, dejando claro que la gente no siempre iba a apoyar los Live Action de Disney sólo por la nostalgia.
Los Live action: ¿De verdad son necesarios?
Después, llegaron La bella y la bestia (2017), Christopher Robin (2018), Dumbo (2019) y Aladdin (2019). Todas estas películas han tenido un desempeño diferente en taquilla, por ejemplo, la película protagonizada por Emma Watson recaudó 1.2 mil millones de dólares mientras que la nueva adaptación de Whinnie Pooh no alcanzó ni los 200 millones.
Pero las críticas dejaron de ser tan duras con estas nuevas adaptaciones, ya que parecía que la actitud alrededor de estos Live Action había cambiado, en lugar de ser historias diferentes y atractivas, ya se habían vuelto una costumbre. La audiencia aceptó que posiblemente estos Live Action no iban a ser tan buenas como su versiones animadas, pero la maquinaría de Disney se sigue asegurando que sean considerados grandes blockbusters y siguen siendo una buena fuente de entretenimiento para el público infantil, por lo que son opciones sencillas y fáciles de consumir.
Aún así, El rey león (2019) ha sido uno de sus Live Action más controversiales. La crítica especializada se quejó amargamente de que esta cinta era una copia exacta de la película estrenada en 1994, pero sin el brillo y luz característicos que habían convertido al filme noventero en un clásico. Sin embargo, a una parte de la audiencia le gustó el diseño de personajes y los efectos especiales encaminados a crear con lujo de detalle todos los personajes. Pero realmente la duda persiste: ¿de verdad son necesarios?
El Futuro de Los Live Action de Disney
Finalmente, hace unos pocos días se estrenó Mulán. Contrario de El rey león, Mulán cuenta con una historia algo diferente a la animada, la trama de la cinta fue justificada con que se quería hacer una más fiel a la cultura china, causando molestia en el publico porque no se contaría con el personaje Mushu ni las emblemáticas canciones. Pero las primeras reacciones de este nuevo live action no fueron muy favorables, tanto críticos como la audiencia alegaban que la historia y las escenas no tienen sentido. Nuevamente, nos estábamos enfrentando a un caso de una adaptación innecesaria.
Como dicen “Nunca le vas a dar el gusto a nadie”, y a lo largo de una década Disney ha optado por diferentes estilos y acercamientos para crear sus versiones live action. Sin embargo, tanto en el caso de copias exactas, como El Rey León, o reinvenciones extremas como con Mulán, está quedando claro que estas adaptaciones realmente no están dejando huella en la historia del cine ni entre la audiencia como lo hicieron sus antecesoras animadas.
Para los siguientes años, Disney ya tiene confirmadas 6 nuevas adaptaciones Live Action, entre ellas Cruella, La sirenita y una secuela de El Rey León. Pero Disney debería de optar por más contenido original, con experimentos diferentes que puedan acercar a las nuevas audiencias al mundo mágico de Mickey Mouse. Porque por lo pronto, estos Live Action parecen indicar que lo que le importa a la compañía realmente es el desempeño en taquilla, no reinventar ni actualizar sus clásicos.