La Hija de Todas las Rabias es una película especial. La historia, que gira en torno a María (Ara Alejandra Medal), una niña de 11 años que es abandonada por su madre y cuyo único modo de ganarse la vida es trabajar en una fábrica, es una película que mezcla una difícil ficción sobre las relaciones madre-hija y un profundo análisis sobre el choque de clases.
Su directora, Laura Baumeister, se denomina parte de “la generación que vino después de la revolución” en Nicaragua, quería hacer una película que explorara la maternidad y las decisiones difíciles, pero que también pudiera capturar el contexto que ocurre con sus personajes.
En Fuera de Foco, tuvimos la oportunidad de platicar con Laura Baumeister sobre lo que piensa de incluir mensajes políticos en el cine y el proceso para crear La Hija de Todas las Rabias.
La Hija de Todas las Rabias: ¿Una exploración a toda una generación?
Laura Baumeister creció en Nicaragua pero se graduó de cine en México. Y aunque La Hija de Todas las Rabias es una coproducción mexicana-nicaragüense, esta cinta es de las pocas producciones de ficción que se han realizado en el país nica, y ella ya se convirtió en la primera directora nicaragüense en haber dirigido un largometraje de ficción.
Al respecto, la directora nos dijo que “está consciente de los retos que hay en Latinoamérica para apoyar el cine, especialmente el cine que viene con una carga política detrás”, pero ella prefiere hablar de las temáticas que le interesan y tratar de construir diálogos “sobre la situación que existe y que cohabita en nuestros contextos, pues es la responsabilidad que nos da el tener una plataforma y poder utilizarla para mandar un mensaje”.
Para la directora de La Hija de Todas las Rabias, es importante que las historias que se cuenten tengan una carga política importante, pues el reto de crear cine en Latinoamérica “ya es demasiado grande, por lo que es bueno asumir la responsabilidad de intentar hacer un espejo de lo que ocurre en la vida real y cómo los contextos sociales cambian con el tiempo”.
María, enojada, confundida y abandonada, conoce en la fábrica a Tadeo (Carlos Gutiérrez), un chico que apuesta por la imaginación y la ligereza para inspirar a María a encontrar a su madre. Su travesía es dolorosa, y poco a poco nos vamos dando cuenta de las razones por las que la madre de Maria, Rosa, decidió dejarla.
“Para [Rosa], la decisión de dejarla fue algo práctico. Sin los perritos, ella no podía darle una buena vida a María de todas formas” nos contó Baumeister. “Para ella, ese abandono es una forma de cuidado”. La directora también nos comentó que la historia fue un proceso sumamente personal, que vino de “haber sido hija de la generación que inició la revolución, y que creció mientras las aspiraciones de un cambio eran nuevamente socavadas y rebajadas por fuerzas represoras”.
Entre la naturaleza y la lucha social
Parte de la trama de La Hija de Todas las Rabias gira en torno a una camada de cachorros, que para Rosa significan una de las pocas salidas económicas que tienen. “Es una exploración sobre cómo todos los seres vivos podemos convertirnos en objetos de consumo bajo este sistema” nos explicó Baumeister.
“Pero también era una forma de hablar sobre la relación con la naturaleza y cómo la entendemos” comentó. “La Hija de Todas las Rabias trata de explorar también la empatía y las conexiones, eso nos incluye como humanos, pero también con animales. Para Rosa es una forma de escape económico, pero la vida le demuestra que no se pueden controlar así a los seres vivos”.
Siendo un retrato conmovedor sobre la superación, La Hija de Todas las Rabias muestra con imágenes contundentes la precariedad y las dificultades de las sociedades más marginadas, pero encuentra un balance con sus protagonistas infantiles para también hablar sobre las cosas que hay más allá del sistema consumista rapaz.
Trabajar con infancias no es fácil, especialmente cuando se enfrentan a temas difíciles. Y en La Hija de Todas las Rabias, nadie del elenco tenía experiencia previa en actuación. “Platicar desde la empatía nos ayudó mucho, tuvimos largas conversaciones, intentamos encontrar los canales de comunicación más abiertos posibles” y trabajaron para construir puentes de confianza que ayudaran a abordar los temas más difíciles “como si fuera un juego”.
La Hija de Todas las Rabias es una propuesta interesante, intensa y conmovedora. Ha ganado grandes distinciones en diferentes circuitos de festivales, pero su legado estará siempre en la forma en la que está empujando el cine en Latinoamérica y los temas que busca reflejar.