Shimon Hayut, mejor conocido como “El Estafador de Tinder” niega haber estafado a las mujeres que lo denuncian en el documental
Shimon Hayut, quien se hacía llamar Simon Leviev, dio su primera entrevista a Inside Edition desde que se estrenó “El Estafador de Tinder” para aclarar que no es el “monstruo” que se retrató en el programa y «solo era un chico soltero que quería conocer a algunas chicas en Tinder».
El documental de Netflix expuso una investigación realizada en 2019 por la publicación noruega VG en donde se informó que un hombre llamado Simon Leviev “sedujo y estafó a mujeres jóvenes por millones y está prófugo de la justicia en varios países”. Incluso antes del estreno del programa, Hayut ya había enfrentado múltiples cargos en Israel y fue sentenciado a prisión en Finlandia.
Sin embargo, Hayut negó las acusaciones de fraude y dijo que presentaría una demanda por «difamación y mentiras” a Netflix. “Quiero limpiar mi nombre, quiero decirle al mundo, esto no es cierto”, agregó.
¿Todo es mentira?
Para engañar a sus víctimas, Shimon Hayut se hizo pasar por el hijo de un magnate de diamantes llamado Lev Leviev. No obstante, en la reciente entrevista negó esa parte de la historia: «No, no lo soy, y nunca me presenté como tal». En cuanto a su lujoso estilo de vida, explicó que puede financiarlo por ser «un hombre de negocios legítimo», y señaló que en 2011 compró Bitcoin. “No necesito decir cuánto vale ahora”.
A la entrevista se le unió su actual novia para confirmar las declaraciones de Hayut y externó que las afirmaciones hechas por las mujeres son falsas. «Dios mío, ¿cómo alguien puede construir un truco tan falso?». Además, platicó que su novio nunca le ha pedido dinero prestado.
Desde el estreno del documenta, Hayut se unió a la plataforma Cameo, donde actualmente cobra $199 dólares por un video personalizado. Asimismo, firmó con la agente de talentos Gina Rodríguez de Gitoni, debutó con una colección NFT y también presentó un sitio web que vende camisetas en donde se afirma que «una parte de los ingresos se destina al Fondo Mundial para la Infancia».