“A veces, la vida y la muerte vienen juntas” es una frase que se escucha en la cinta de Eastern Promises de David Cronenberg, pero que bien podría también explicar la esencia de Días Borrosos, un ingenioso drama dirigido por Marie Benito y protagonizado por Sophie Alexander y Enrique Barruel.
Alexander, con una gran trayectoria actoral, interpreta a Emilia, una bióloga en sus 40 que está buscando embarazarse, a pesar de los riesgos que eso implica. Su ímpetu por la vida es un contraste grande con su vecino Felipe, interpretado por Barruel, quien a sus 80 años acaba de debutar como actor.
Ambos forman una amistad a raíz de la cuarentena provocada por el COVID-19, y la película, aunque oscila en el día a día de ambos personajes, en todo momento tiene bien presente la mortalidad y la fugacidad de la vida.
¿Cómo lograr un balance entre la vida y la muerte que se siente conmovedor y costumbrista? En Fuera de Foco, platicamos con la directora Marie Benito sobre su filosofía para crear Días Borrosos.
Días Borrosos: Integrar la muerte en la vida
“La vida no es sólo un proceso sin final, la muerte es parte central de ella, y la tenemos que aprender a integrar” sentenció Benito en la entrevista y esa idea resuena bien con la idea de sus personajes. Felipe, a pesar de estar en el ocaso de su vida, es quien llena de anhelo y esperanza a Emilia, quien tiene conflictos sobre aventurarse a tener un bebé en el límite de su tiempo fértil. En cambio, Emilia le brinda aceptación y tranquilidad a su amigo rumbo al fin de su ciclo en este mundo.
Días Borrosos se centra en la cotidianidad de sus personajes, y cómo el aviso de la muerte se presenta a veces en tardar en responder a la puerta, o a través de el sonido de la alerta sísmica. “Quería mostrar esta cotidianidad que se siente natural, con gestos y acciones que se repiten todos los días, pero siempre con la presencia sutil de la muerte” nos comentó Benito.
La conexión entre vida y muerte cobra aún más fuerza con la presencia del ajolote, un animal que, además de tener un significado cultural en México, simboliza la regeneración y el renacimiento. Y de acuerdo a Benito, su presencia le da un significado particular a Días Borrosos.
«El ajolote es fascinante tanto visualmente como simbólicamente. En la ciencia, este animal tiene la capacidad de regenerar partes de su cuerpo, lo que lo convierte en un símbolo de renacimiento. En la mitología mexicana, el ajolote también está vinculado a la figura del dios Xolotl, quien se transforma para escapar de la muerte.
Esta idea de la regeneración resonó con el personaje de Emilia, una bióloga que, a pesar de su deseo de ser madre, se enfrenta a los límites de su propio cuerpo. El ajolote se convierte en una metáfora perfecta de la esperanza de que, incluso cuando la vida parece estar al borde de la muerte, hay algo más que renace.»
Marie Benito, Fuera de Foco
Días Borrosos integró estas ideas dentro de su proceso de producción
“Enrique no tenía la experiencia de estar frente a una cámara, pero su presencia física me recordó inmediatamente a Felipe” nos comentó Benito sobre la decisión de escoger a Barruel para protagonizar Días Borrosos. “No necesitaba ‘actuar’, solo debía permitir que su cuerpo hablara. Tuvimos muchas sesiones juntos, con Sophie y eso ayudó a que Enrique entendiera el tono y la forma en que debía moverse, expresarse. Fue un proceso de modelarlo, pero también de adaptarme a su manera de ser”.
La directora nos aseguró que trabajar con Enrique se volvió un proceso orgánico, aunque de cierta manera “tuve la oportunidad de volverlo un modelo y guiarlo hacia lo que necesitaba de él”. Al final, su actuación tan natural y compleja, demuestra la idea central de Días Borrosos: que siempre puede haber comienzos, aún cuando parece que se acerca el final.
La película es un experimento único y conmovedor que te invita a conectar de una manera íntima con las historias de Felipe y Emilia. Y eso es algo que sorprendió a la directora. “Al principio, pensé que era solo una historia personal, pero ahora me doy cuenta de que tiene un poder mucho mayor de lo que pensaba, un poder que llega a las personas de una manera profunda.»
Aún con la buena recepción que ha tenido en festivales, Benito asegura que cintas como Días Borrosos todavía “son de lucha” pues es difícil que un estudio o distribuidora quiera apostar por invertir en promocionarlas. “Aunque las plataformas digitales han abierto nuevas puertas, el cine independiente sigue teniendo dificultades para encontrar su público, especialmente en las salas. Es un cine que requiere un esfuerzo enorme para llegar a las audiencias, y muchas veces es un reto para que se mantenga en la conversación pública.»
Pero al compartir su película en festivales y ahora con su próximo estreno comercial, la directora ha comenzado a ver el impacto real de la historia en las audiencias, quienes parecen encontrar en esta historia una forma de entender temas como la cotidianidad de la muerte, los comienzos y el deseo de vivir.
Con Días Borrosos, Marie Benito no sólo explora los límites del cuerpo y la vida, sino también los de la industria cinematográfica mexicana. La directora, con una mirada autoral única, está dejando su huella en el cine independiente y demostrando que las historias poderosas siempre tendrán un espacio en la gran pantalla.