Los sucesos del último episodio de The Falcon and the Winter Soldier, redefinirán lo que significa el manto del Capitán América.
Semana a semana The Falcon and the Winter Soldier continua sorprendiéndonos con una narrativa entretenida, que a la par de ahondar en la ficcionalidad del mundo posterior a los sucesos de Avengers: Endgame, se encuentra explorando temáticas que se remiten a diversas problemáticas del mundo cotidiano.
A mi parecer, esto último se encuentra siendo una de las principales virtudes de las recientes producciones de Marvel, para la plataforma streaming: Disney+. Esto primeramente se vio reflejado en WandaVision, donde a través de la historia de su protagonista se explora el proceso psicológico, que acompaña a la perdida de una persona querida: el duelo.
A diferencia de WandaVision que se centraba en un conflicto íntimo, The Falcon and the Winter Soldier se enfoca en una disputa con ecos sociales. En la actualidad, aunque mediante un relato que por momentos utiliza deus ex machina para avanzar en la trama, The Falcon and the Winter Soldier continua en la línea de profundizar en torno a sus protagonistas, y lo que sus actos / filosofía significan en lo simbólico para redefinir a la figura del Capitán América.
Los orígenes del legado
El Capitán América fue un personaje concebido por Joe Simon y Jack Kirby en 1941. Creado como un personaje de historietas infantiles, su figura es un símbolo de su tiempo, es decir un héroe de sentimientos puros que representa a la bondad estadounidense, enfrentándose al gran enemigo mundial del momento: la Alemania nazi.
Esta situación lo hacia un personaje difícil de adaptar para los tiempos posmodernos, donde los grandes relatos y estructuras de poder son cuestionados, sin embargo en el mundo cinematográfico hollywoodense que aún suele mantener la narrativa de héroes – villanos, la figura de un Steve Rogers intachable (Chris Evans) aún encontraba sitio.
Y a pesar de los aciertos que tuvieron los hermanos Russo adaptando al personaje al mundo actual en sus respectivas películas, donde mantuvieron su espíritu bondadoso, pero a la vez lo hacían enemigo del Estado, el personaje aún se percibía anquilosado a un relato lejos de la complejidad de la contemporaneidad.
Por esto resulta interesante la decisión de prescindir del mismo en la nueva fase del Universo Cinematográfico de Marvel, donde se busca explorar a través de sus protagonistas temáticas más profundas y adecuadas al mundo actual.
¿Un futuro maquiavélico?
Lo interesante en The Falcon and the Winter Soldier es la manera en que conscientes de esto, han jugado con el legado del Capitán América y quien será el personaje correcto para tomar el manto del mismo, redefiniendo su figura para el presente.
Y este conflicto parece haber escalado a un nuevo nivel en el cuarto episodio de la serie, pues entre los candidatos a tomar el escudo de Steve Rogers: John Walker (Wyatt Russell) y Sam Wilson (Anthony Mackie), el debate se fundamenta en lo estipulado por Nicolás Maquiavelo en el afamado escrito: El príncipe, del cual el Barón Zemo (Daniel Brühl) extrae la frase: “El fin justifica los medios”.
Ante un mundo posmoderno de realidades y condiciones desiguales como las que plantea la serie, John Walker piensa que el fin si justifica los medios, por lo tanto la brutalidad que vemos desenfundada contra uno de los miembros del Flag Smasher -manchando el escudo de sangre a los ojos del mundo-, es realizada -desde su perspectiva- como una respuesta ante la impotencia de cumplir en vísperas del bien común: salvar la vida de muchas personas, entre ellas las de su amigo Lemar (Clé Bennett).
La respuesta de la líder de los Flag Smasher: Karli (Erin Kellyman) y Baron Zemo es similar, lo que provoca que aunque parten con buenas intenciones, pues en esencia ambos buscan igualdad, sus movimientos se radicalicen.
Sin embargo para Sam Wilson la respuesta es negativa ante el cuestionamiento de Maquiavelo, pues para el mismo, tomar el suero de super soldado u asesinar a los enemigos no le ayudará a salvar más vidas.
Como se enuncia en el episodio: no hay ni habrá otro Steve Rogers, el mundo necesita a alguien que tome su manto, reconociendo la responsabilidad que significa de defender diversas realidades, y el entendimiento de estas desigualdades. Por esto como pudimos observar gracias al conflicto racial planteado desde la figura de Isaiah Bradley (Carl Lumbly), Sam Wilson es el candidato idóneo para tomar el manto y convertirse en el nuevo Capitán América.