Alan Moore despotricó nuevamente contra los/as fans de cómics y asegura que esta obsesión «puede tener connotaciones fascistas.»
Alan Moore revolucionó la industria de los cómics para siempre. Con historias como Miracleman, V de Venganza y Batman: The Killing Joke, el escritor hizo que los cómics dejaran de ser considerados una forma de arte menor y se posicionaran como un medio narrativo capaz de contar historias sumamente complejas.
A Moore se le unieron grandes mentes como Frank Miller, Neil Gaiman y Grant Morrison, quienes utilizaron el amor que sentían por los superhéroes para crear historias todavía más profundas y difíciles.
Esa idea permeó muchísimo nuestro entendimiento de los cómics, ya que las producciones cinematográficas, conforme se hicieron también más complejas, optaron por buscar presentar historias “más realistas” sobre estos personajes, como Zack Snyder y su búsqueda por mostrarnos a un Superman fallido con el potencial de destruirlo todo.
Con el paso del tiempo, Alan Moore llegó a odiar esta nueva corriente, criticando a las personas adultas que son fans de estos personajes. Y ahora, él advierte que esta tendencia puede llevar a la gente hacia el fascismo.
¿No es sano ser fan de los superhéroes?
No es nada nuevo que Alan Moore se queje de los cómics y sus fans. En 2011, el escritor criticó duramente a “las personas adultas que todavía leen cómics” porque cree que son demasiado infantiles, además de que su desencanto con la industria en general: “Siempre amaré los cómics como medio, pero la industria y todo lo que hay alrededor es insoportable”.
Y una de las cosas que más le molesta es la idea de gente adulta haciendo fila para ver grandes películas de superhéroes. No sólo porque le parece muy claro que son historias hechas específicamente para niños de 12 años, sino porque esta necesidad de regresar a tiempos más simples “puede ser un precursor del fascismo”.
“Cientos de miles de adultos haciendo fila para ver personajes y situaciones que fueron creados para entretener a niños de 12 años, y siempre han sido para niños, desde hace 50 años.
Porque este tipo de infantilización, esa necesidad de regresar a tiempos y realidades más simples, usualmente pueden ser precursores del fascismo”.
Alan Moore, IndieWire
Moore no es el único que piensa de manera similar, Eric Kripke, el creador de The Boys, ha dicho en varias ocasiones que le parece que la esencia de los superhéroes es “fascista” debido a que su trabajo es “proteger el status quo”, que en palabras del artista: “siempre es representada como la América (Estados Unidos) blanca patriótica”.
¿Los Superhéroes no son tan maduros de todas formas?
En la entrevista más reciente de Alan Moore, dijo que está consciente de que él tuvo un gran impacto en la forma en la que se entienden los superhéroes el día de hoy: “debo levantar mi mano porque tengo una considerable carga de culpa, aunque no fue intencional. Cuando aparecieron cosas como Watchmen, ahí estaban los horribles títulos que decían: Los Cómics ahora son adultos”.
Sin embargo, él dijo que realmente no cree que los cómics se hayan vuelto para adultos. De hecho, ni siquiera piensa que los cómics hayan evolucionado mucho en realidad, ya que a pesar de que el tiempo ha traído grandes historias en las páginas de cómics, su estilo y forma se han mantenido de una manera muy similar.
“Me inclino a pensar que no, los cómics no se han vuelto adultos. Han habido algunos títulos que son más adultos de lo que la gente está acostumbrada, pero la mayoría de los títulos de cómics se han mantenido como siempre han sido.
No fueron los cómics que se volvieron adultos. Creo que más bien más cómics llegaron a la edad emocional de la audiencia…”
Estas sin duda son palabras muy fuertes, especialmente con los estrenos de proyectos como The Batman y The Boys, los cuales se venden como historias adultas que son una representación fiel de un mundo real con superhéroes involucrados, pero seguramente Moore no consume esas historias. ¿Será tan malo el impacto de las cintas de superhéroes en el mundo como augura el escritor mago? Tenemos mucho tiempo para averiguarlo en realidad.