Serpientes y escaleras es la nueva serie de Netflix dirigida por Manolo Caro y protagonizada por Cecilia Suárez, que sigue la historia sigue a Dora López, la estricta prefecta del Colegio Andes San Javier en Jalisco, quien planea maquiavélicamente convertirse en la próxima directora.
Sin embargo, un conflicto entre dos estudiantes amenaza con arruinar sus planes, ya que enfrenta a sus poderosas familias, quienes pondrán a prueba la moral de Dora mientras vemos como toda la ciudad está llena de corrupción.
En Fuera de Foco tuvimos la oportunidad de platicar con Germán Bracco, quien nos contó cómo esta serie, a través de la comedia, se convierte en una sátira política muy interesante que no puedes perderte.

Serpientes y Escaleras refleja lo “patético” del poder
La historia y los personajes de Serpientes y escaleras sin duda dan mucho de qué hablar, debido a que abordan numerosos temas importantes, pero uno de los aspectos más llamativos a lo largo de todos los episodios es cómo utiliza la comedia para hablar de una realidad latente en nuestro país: la corrupción política, la violencia y el abuso de poder.
Al respecto, Germán Bracco comentó que, en muchos casos, la comedia es la única forma de abordar una realidad que, para cualquier persona fuera de México, podría parecer absurda e inverosímil, y es a través de lo patético de los personajes que los mexicanos pueden identificarse.
“Lo patético, para que sea patético, requiere desconocimiento de sí mismo. Es decir, si la persona sabe que es patética, ya no es divertido. El político que se refugia en su juego de poder creyéndose intocable no sabe que es patético. Y creo que la única manera de contar una comedia con crítica es burlarnos de eso y cuestionarlo.”
Germán Bracco
Serpientes y escaleras muestra cómo quien tiene más poder suele sentirse con el derecho de hacer lo que quiera y se ofende cuando eso no sucede. “La crítica que intentamos plantear es que el sistema y el Estado, que se supone deberían protegernos, son inmorales y te obligan a corromperte si quieres pertenecer, básicamente”, agregó el actor.
Germán también mencionó que, si bien la serie no aborda de manera frontal el tema del narcotráfico en Jalisco, sí ofrece un reflejo de cómo políticos y empresarios forman parte de ese sistema de corrupción que desencadena múltiples problemáticas. “El Estado y el narcoestado, en sus respectivos poderes, funcionan con la misma lógica: sé inmoral, no seas ético, no seas empático. Si quieres salir del lugar donde estás, este es el precio a pagar. Tómalo o déjalo.”

La ambición de Dora es un juego entre la ética y el poder
Por supuesto, quien se luce en Serpientes y escaleras es la profesora Dora, interpretada de manera brillante por Cecilia Suárez, un personaje que sueña con convertirse en la directora de la escuela más importante del estado y está dispuesta a hacer lo necesario para lograrlo.
Sin embargo, lo más interesante es que, a pesar de presentarse como una mujer “correcta”, que constantemente se pregunta qué está bien y qué está mal, termina involucrándose en un sistema en el que debe manipular el poder para salir ganadora.
Bracco nos comentó que lo interesante de Dora es que al final no se cuestiona realmente qué es ético o no, sino que utiliza ese discurso para jugar a su favor, sin preocuparse por proteger al sistema, de tal forma que se convierte es una especie de Robin Hood.
Aun así, el actor destacó que la serie explora muy bien cómo un sueño aparentemente simple puede llevarnos a tomar decisiones extremas. “La ambición siempre va a estar. Mientras exista la muerte, sabemos que tenemos una fecha límite para hacer lo que queremos. Entonces, conforme nos sentimos más envejecidos, creo que son factores que incrementan esa ambición.”
