Novocaine sin dolor, dirigida por Dan Berk y Robert Olsen, es una de esas películas que demuestra el gran potencial que tiene el cine para presentar historias originales..
Con un presupuesto de 18 millones de dólares y una recaudación global de 34 millones, el filme no solo recuperó su inversión, sino que también se consolidó como una de las propuestas originales más rentables del año.
Su estreno en plataformas digitales, tras una ventana teatral limitada pero eficaz, confirmó su poder de atracción más allá de los grandes nombres y universos compartidos.
En Fuera de Foco, tuvimos la oportunidad de platicar con los directores sobre su filosofía al momento de crear una cinta, y el gran recibimiento que tuvo Novocaine Sin Dolor.

Novocaine: Una película pensada para una nueva era
Desde hace una década, el cine de Hollywood se obsesionó con la taquilla del primer fin de semana: se mide de manera casi obsesiva la recaudación de una cinta en aras de determinar si fue un éxito o un fracaso.
Pero para los directores de Novocaine, el éxito de su película se dio porque supieron escuchar a su audiencia.
“Intentamos hacer nuestras películas con la audiencia en mente. No tratamos las películas como una cosa para expresar solamente una historia sobre nosotros” comentó Olsen.
Esa intención se percibe desde los primeros minutos de la cinta, donde la narración se pliega en torno al protagonista, Nathan “Novocaine” Caine (Jack Quaid) y su lucha interna entre la comodidad del conformismo y la urgencia de sentir algo verdadero.
Si algo caracteriza a Novocaine sin dolor, es su voluntad de ser vista y entendida como una obra original en medio del mar de fórmulas prefabricadas.
“No haces películas para que sean económicamente exitosas, populares o ganar premios. Haces películas porque tienes algo que contar, aunque hay un montón de factores allá afuera, creo que nuestra estrella guía son las ganas de contar algo y compartirlo con el mundo”.
Robert Olsen, Fuera de Foco
Aunque los directores confiesan que “checaron obsesivamente el feedback de internet”, también reconocen el riesgo de vivir atrapados en métricas:
“Todo es muy numérico y analítico, pero por eso intentamos hacer estos filmes” nos explica Olsen.

¿El Público sí apoya el cine 100% original?
Convencidos de que “la audiencia es muy inteligente” ellos mezclaron thriller, ciencia ficción y comedia para entregar “algo que la gente no sólo quiera ver, sino también discutir, y volver a ver en otras circunstancias, otros momentos” confesó Berk.
A nivel narrativo, el filme es una reinvención del clásico “chico conoce chica”, solo que esta vez el chico es un agente a sueldo anestesiado emocionalmente por una rutina de violencia.
La cinta juega con los códigos del cine de acción, pero logra innovar gracias a esos detalles de humor oscuro e ironía.
Así, la película transita entre el thriller estilizado y la comedia romántica con naturalidad, con un ritmo ágil que remite al cine indie de los 90, pero con una estética moderna y elegante, y la audiencia respondió de manera muy positiva a su experimento.
“Sentimos esa electricidad, y escuchamos las primeras risas, y los aplausos… esos son los momentos en los que dices: sí, es por eso que hacemos películas”, recordó Berk sobre las primeras proyecciones con público.

¿Un nuevo modelo que será replicado en Hollywood?
Novocaine llega en un momento complejo para el cine original.
“Creo que todos dicen que quieren cosas originales, pero es difícil sacar a la gente de sus casas para cosas originales porque no saben lo que es”, reflexiona Olsen.
Por eso, el modelo híbrido que encontraron—una breve corrida en salas seguida por el lanzamiento en VOD— resulta fundamental para su éxito.
“Es bueno que otras personas tengan la oportunidad de ver esto ahora […] personas que quizás no pudieron ir al cine ese fin de semana.
Es complejo. Hay más ventanas, también parecen menos oportunidades, pero yo creo que lo que siempre funcionará es tener una buena historia”.
Dan Berk, Fuera de Foco
Lejos de competir con las superproducciones, Novocaine sin dolor encontró su espacio en la conversación cultural, impulsada por una audiencia que, poco a poco, vuelve a confiar en el valor de las historias nuevas.
“Creo que la industria está girando hacia la justicia de la manera correcta, la audiencia es quien manda al final”, concluye Berk con esperanza.
Y aunque suene idealista, los números y el entusiasmo del público parecen darle la razón.
Novocaine sin dolor no promete cambiar la industria, pero sí ofrece una alternativa lúcida, entretenida y emocionalmente honesta.
Como bien dicen sus creadores, no se trata de ganar aplausos, sino de hacer películas que valgan la pena ser vistas. Y esta, sin duda, lo es.
