Nómadas de la 57 sigue la historia de Luz de Luna, una mujer que comenzó una vida laboral como camionera luego de salir de una relación violenta, y con el fin de llevar sustento a su propia familia.
Sin embargo, una vez entrado al negocio descubre que la vida de camionero está repleta de explotación, violencia laboral y sobre-exigencias de empresarios que consideran a sus trabajadores mano de obra desechable y no seres humanos, por lo que las condiciones de sus viajes son cada vez peores.
En el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia, tuvimos la oportunidad de conversar con Alberto Arnaut y José María Castro Ibarra, directores de Nómadas de la 57, quienes nos contaron las razones por las qué contar esta particular historia.
¿Nómadas de la 57 es una denuncia?
Nómadas de la 57 recorre más de 15 mil kilómetros de carretera, a la par en que busca exponer las duras condiciones laborales a las que se enfrentan los camioneros de nuestro país.
Por ello, para los directores era vital encontrar una voz que retratara la dimensión del problema, y esa era Luz de Luna.
“La historia de Luz es fuertísima” explicó Alberto Arnaut, añadiendo que les resultaba aterrador descubrir que “ella dejó un matrimonio violento, se quedó sin nada” tan sólo para encontrar “otro infierno que es igual o peor en condiciones”.
“Luz salió de un lugar terrible y entró a otro, y todo lo hizo con el fin de darle un techo y comida a sus hijos” sentenció.
“Esta historia es una denuncia sobre la precarización y las condiciones laborales de los camioneros. Quienes a fin de cuentas, arriesgan su vida constantemente en las carreteras de nuestro país y quiénes ante los empresarios parecieran ser desechables”.
José María Castro.
Desmitificar el trabajo de camionero
Nómadas de la 57 también tiene un objetivo secundario: pues más allá de hablar de las condiciones de los trabajadores de carretera, sus directores también quieren desmitificar declaraciones que se han hecho sobre los camioneros.
En el documental, Arnaut y Castro ponen especial atención a los paraderos, donde los camioneros hacen comidas express, duchas de minutos y siestas breves antes de retomar el camino.
Algunos, sin embargo, se ven obligados a consumir estimulantes y medicamentos como Klonopin y Rivotril para mantenerse despiertos el resto del viaje y llegar en tiempo a sus entregas.
No obstante, los directores señalaron que por mucho tiempo, se señalaba a los camioneros por consumir en su lugar estupefacientes y cocaína para tales fines.
“Queremos dejar en claro que los camioneros no consumen drogas” explicó Arnaut, “Lo que sí tienen que consumir, y como dice una de las personas que aparece en el documental, son medicamentos para mantenerse despiertos y mantener a México en movimiento”.
Una de las razones principales del consumo tiene que ver con los muchos turnos que hay y las pocas personas dispuestas a cubrir los viajes. Pues, como Arnaut y Castro señalan, las condiciones han hecho que cada vez menos trabajadores busquen someterse al negocio.
“No hay suficientes camioneros, y como a los que hay les pagan por viaje, toman todos los que pueden para llevar sustento a sus casas. Eso implica no dormir en días, a veces semanas, con el fin de cumplir una agenda”.
Alberto Arnaut
Asimismo, Nómadas de la 57 señala a las empresas cuyas negligencias también causan accidentes, pues a más de un trabajador y desde las vivencias de Luz, “enfermarse no es excusa, desmayarte tampoco, si no cumples, arriesgas y puedes perder todo”.