Producida por la productora Fábula, la compañía de Pablo y Juan de Dios Larraín y dirigida por Guillermo Calderón, Maquíllame Otra Vez llegó a las salas de cine como un experimento que es una historia pequeña y contenida que raya en el costumbrismo, pero que también enaltece un poco la cultura de clase media-baja con una visión muy femenina.
Diego Calderón está debutando como director con Maquíllame Otra Vez, pero él ya es un multipremiado guionista conocido en Hollywood por cintas como Neruda (2016), protagonizada por Gael García; y El Club (2015), una de las películas que puso en el mapa a Pablo Larraín como un director visionario, pues ambas cintas fueron nominadas a los Globos de Oro como Mejor Película Internacional.
Pero esta cinta no tiene tantas pretensiones. “Es una carta de amor al Ángel de la Independencia” dijo Calderón en el marco del Festival Internacional de cine de Morelia en 2022, donde se presentó por primera vez una versión de la película. Y en la cinta sí se hace mucho énfasis en los espacios y los contrastes urbanos que hay en la compleja CDMX.
¿Qué era lo que buscaban lograr con Maquíllame Otra vez y cómo lo hicieron? ¡Platicamos con Regina Blandón, Paulina Gaitán y Martha Claudia Moreno sobre la película!
Explorando otros lugares de la CDMX
“La película muestra cosas de la ciudad que se salen del típico Roma-Condesa-Polanco” nos comentó Regina Blandón, hablando sobre cómo la mayoría de las producciones mexicanas tienden a centrarse en ese tipo de espacios, ocupados en su mayoría por personas de clase media alta y que es uno de los temas más criticados sobre el cine nacional, ya que otras figuras importantes del medio, como Tenoch Huerta, han denunciado que limitan las experiencias que se representan en las salas de cine y dan lugar a que sus protagonistas pertenezcan a los mismos grupos socioeconómicos.
Para Maquíllame Otra vez, Regina Blandón se convirtió en Rita y Paulina Gaitán interpretó a Ana, dos maquillistas profesionales en bancarrota que tienen que lidiar con la voluble y conflictiva Alexandra (Ilse Salas), quien tiene contactos importantes y puede darles oportunidades laborales muy lucrativas en bodas y eventos especiales.
“Creo que estos personajes vienen de una realidad mucho más tangible” nos comentó Blandón. Y es interesante ver cómo sus protagonistas no sólo desafían estándares de belleza importantes, sino que viven y se desenvuelven cómo personas de clase media-baja: deben la renta, cuentan los pesos para comprarse unos tacos, pero de alguna manera encuentran espacio para ayudarse mutuamente.
Y de acuerdo con Martha Claudia Moreno, eso era lo más importante que buscaba explorar Maquíllame Otra vez.
“El objetivo siempre fue volvernos lo que nos volvimos: amigas. Queríamos explorar cómo las amistades se construyen y pueden sacar a flote la adversidad, porque al final eso es lo único que nos queda en la vida, las relaciones que nos formamos”.
Martha Claudia Moreno, Fuera de Foco
La película en realidad se siente como una mirada costumbrista a la vida de estas 3 mujeres, quienes simplemente están luchando por tener dinero y sobrevivir en la ciudad. Pero definitivamente hay algo diferente en la forma en la que se presenta su imagen, los lugares que frecuentan y las tensiones socioeconómicas que enfrentan a lo largo de la historia.
En el Festival de Morelia, Ilse Salas mencionó que lo que más le gustó de Maquíllame Otra vez fue “poder explorar relaciones de clase, relaciones económicas, relaciones queer bajo un lente que no busca aleccionar, que no busca mandar una moraleja masticada” de manera que buscaban inspirar pláticas y discusiones con base en el estilo físico de sus protagonistas, sus espacios y sus problemas.
El maquillaje como objeto de protesta
Regina, Paulina y Martha elogiaron el trabajo de los hermanos Larraín y el de Diego Calderón para poder construir “una historia que siempre abogue por la comunidad y por la amistad”. Pero algo que toma un significado muy diferente es el maquillaje.
Y es que el maquillaje no es utilizado sólo como el oficio de las protagonistas, es un recurso que sirve para confrontar los estándares de belleza dentro y fuera de la pantalla. De hecho, muchas veces Regina Blandón ha hablado sobre el ejercicio que fue modificar su físico para prepararse. “Fue difícil, porque cuando me quité las cejas fue un tema: ¡Regina se quitó las cenas! Incluso Mario [Altomaro] me dijo: Guácala, déjame acostumbrarme” confesó en otra entrevista.
Pero para Fuera de Foco, Blandón dijo que “le da mucha flojera la idea de que siempre opinen sobre tu cuerpo” y Maquíllame Otra Vez fue, para ella, un ejercicio para conocerse mejor y aprender a desafiar los estándares de belleza.
Paulina Gaitán también nos habló sobre el aspecto político del maquillaje, ya que considera que, desde hace una década, “la cultura del drag es lo que ha elevado al maquillaje como un lugar artístico poderosísimo” y por eso asegura que se ha convertido también en una herramienta de protesta para la cultura queer, cosa que en Maquíllame Otra vez intentaron explorar cómo puede ser utilizado para explorar la psique de una persona.
“Está tomando un lugar que es cotidiano, y lo vuelve muy importante. La película nos dio una oportunidad para mostrar cómo el maquillaje se contiene. Cómo es revelador, cómo hace sentir a una persona. Por eso también es poderoso ver a alguien con el maquillaje corrido.
En la película salimos sin maquillaje, y también es muy poderoso el poder ser así de vulnerable. El maquillaje muestra cómo somos un lienzo en blanco y podemos ser muchas cosas”.
Paulina Gaitán, Fuera de Foco
Maquíllame Otra vez ya está en las salas de cine, y es un retrato de la vida en CDMX desde una perspectiva sumamente diferente que vale la pena ver, ya que aboga por otra forma de hacer homenaje a la cultura urbana mexicana.