Conversamos con Astrid Rondero y Fernanda Valadez sobre la importancia de la diversidad en el cine.
Astrid Rondero y Fernanda Valadez son dos de las voces más reconocidas por la crítica y audiencia del cine nacional, y esto lo lograron con apenas el estreno de sus respectivas óperas primas: Los días más oscuros de nosotras (2017) y Sin Señas Particulares (2020).
Curiosamente ambos proyectos son resultado de su colaboración artística, y actualmente no se conciben los mismos sin su talento y trabajo en conjunto, pero ¿cómo empezó todo? Astrid Rondero nos brindó la respuesta en una entrevista para Fuera de Foco:
“Nos conocimos en 2008 mientras filmaba mi tesis: En Aguas Quietas, entonces un compañero muy querido me dijo angustiado que no podía acompañarme porque se tenía que ir a trabajar, pero me dijo que me apoyaba llevándome una chica que cursaba su primer año en el CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica), la cual era Fernanda”.
Una conexión inmediata
Astrid menciona que desde ese momento en el set se volvieron muy cercanas: “Había una afinidad muy especial, desde el inicio sentí que podía confiar plenamente en ella”.
Y tras 13 años dichas sensaciones aún se mantienen, para Fernanda Valadez las razones de esto derivan en que ambas “compartimos ideas en lo creativo, sentimos la escritura como parte fundamental de hacer cine, y somos muy complementarias en nuestro carácter y habilidades”.
El cine como plural
Una de las cosas que más llama la atención de la colaboración entre ambas cineastas, es que siempre dialogan de sus proyectos de manera conjunta, lo que sorprende en una industria donde todo el crédito de una película se suele sostener en el elenco o director/a.
Las realizadoras se encuentran conscientes de esta situación, por lo que a través de esos detalles buscan abogar por el reconocimiento colectivo de un filme, tal y como menciona Astrid Rondero:
“Como trabajadoras del cine parecía que una iba a servirle a alguien para que esa persona se llenara de gloria. Ese no es nuestro objetivo, el cine mexicano está lleno de creativos/as en todas las áreas, una película está llena de gente talentosa, y que no todo este centrado en una figura es algo que se ha ido transformando con nuestra generación”.
La susodicha cineasta mexicana piensa que este cuestionamiento a los puestos de poder es aún más claro en “el cine de mujeres y el de la disidencia, del cual Fernanda y yo venimos. Siempre ponemos en tela de juicio quien tiene la última palabra, y creo que las películas la tienen más allá de quienes las hacemos”.
Tras lo anterior la realizadora mexicana reconoce que si bien ella y Fernanda son las caras más visibles de los proyectos, ellas sueñan con que se les recuerde como cineastas que “querían que se le diera más reconocimiento al crew detrás de una película”, por lo que destacó el nombre de diversas mujeres que trabajaron con ellas en Sin Señas Particulares, tales como la fotógrafa Claudia Becerril o la histrión Mercedes Hernández.
Un crew desde la disidencia
Curiosamente en este último filme todo el equipo creativo se encuentra conformado por mujeres o personas pertenecientes a una minoría, y al respecto Fernanda Valadez describe este acto como:
“Una decisión consciente, no en el sentido de ‘Le doy una oportunidad’, sino en el sentido de que me estoy beneficiando de las capacidades y experiencia de estas personas talentosas, a quienes la industria cinematográfica no necesariamente les abre las puertas”.
Para Astrid Rondero la participación de este grupo de personas que provienen desde la disidencia enriquece a todos/as, y menciona que si bien aún falta mucha diversidad en el cine, actualmente “vemos una pluralidad que no habíamos visto antes. Es importante reconocer lo ganado, hacer un análisis de eso, y trabajar para suceda aquello que falta”.
El trabajo del Estado
En voz de la ya mencionada cineasta, para que continúen apareciendo nuevas y diversas voces, la figura estatal debe proporcionar el contexto adecuado para que ello suceda:
“La única forma en la que en México sigan habiendo estas voces es que se hagan más robustos los presupuestos del gobierno en términos del arte. No hay otra forma. Es una cuestión mundial, los gobiernos tienen que garantizar el acceso plural a la cultura de toda la sociedad”.
Según lo dicho por la realizadora mexicana, sin estos presupuestos estatales que financian la realización cinematográfica, tanto ella como Fernanda Valadez “nos habríamos tardado más en realizar una película, o a lo mejor ni siquiera lo hubiéramos logrado. El testamento de estos fondos son las maravillosas voces y películas disidentes”.
¿Un negocio rentable?
Fernanda Valadez concuerda con esta última idea, pues como menciona el “cine independiente siempre ha estado vinculado al financiamiento público en todo el mundo, ya que es muy difícil que sea rentable por todos los monopolios que existen, que antes eran los grandes conglomerados que exhiben cine y ahora se han trasladado a las plataformas streaming”.
Sobre esto último, la susodicha artista mexicana reconoce que la pandemia por Covid-19 agravó la situación para aquellos filmes independientes que quieren encontrar su sitio en las salas cinematográficas, las cuales están siendo cada vez más acaparadas por grandes títulos:
“Que sólo una película se exhiba en muchos de los complejos cinematográficos del mundo, responde a tratar de recuperar o mantener un negocio que se ha visto muy afectado por la pandemia”.
Por lo anterior la cineasta piensa que son importantes los espacios de exhibición independiente y la formación de públicos, pues “si la audiencia mexicana va a salas y la exhibición de películas nacionales es rentable, vamos a tener un negocio más sano que permita un mínimo retorno a películas independientes, el cual se pueda redistribuir a filmes mexicanos con voces distintas”.
¿Y el cine superheroico?
Astrid Rondero concuerda con los anteriores argumentos, y suma que lo ideal sería que películas como Spider-Man: No Way Home lleven a la gente de nuevo a las salas, y “por lo menos un 30% de esas personas salgan a ver otro tipo de películas”.
Repuesta ante la cual cita una reciente entrevista con el cineasta Paul Thomas Anderson, en “donde dice que el cine no pierde nada porque toda la vida ha existido los blockbusters, eso no tendría porque hacer que el cine bueno deje de existir. Ojalá Spider-Man permita que la gente vuelva al cine”.
¿Salas o streaming?
Con respecto al lugar en donde se exhiben sus películas, Astrid Rondero menciona que no “quiero sonar viejita porque una no puede ponerse en ese plan, pero hay algo muy especial que pasa en las salas de cine, es un acto público de convivencia que no puede ser sustituido por la soledad de nuestros espacios, es una experiencia colectiva y de celebración donde la gente va a ver un largometraje en las mejores condiciones”.
A pesar de su cariño por los complejos cinematográficos, la cineasta piensa que “lo ideal sería mantener estos dos espacios (salas y streaming)”, de manera que la audiencia pueda disfrutar primero de la experiencia de ver un filme rodeado de personas, y luego verla desde la comodidad de sus hogares.
Referente a lo anterior, Fernanda Valadez destaca que si bien se aproxima una nueva oleada de la pandemia por Covid-19, espera que la misma no sea grave y las personas puedan continuar volviendo a las salas, pues “el cine es uno de los espacios más seguros”.
¿Cómo narrar la violencia?
Finalmente la conversación se centró en el más reciente proyecto de ambas realizadoras: Sin Señas Particulares, el cual arrasó en la última edición de los Premios Ariel donde levantó 9 galardones -entre ellos el de Mejor Película-.
La cinta nos narra la historia de una madre que busca a su hijo desaparecido, y a lo largo del trayecto vemos de manera no amarillista los diversos estragos que la violencia ha dejado en México. Frente a esa situación, Astrid Rondero menciona que este tipo de narrativa es resultado del tiempo en que vivimos:
“La forma en que contamos la violencia viene de los períodos en que estamos. Quizá en algún momento lo gráfico venía a despertarnos, pero creo que hemos visto muchas tripas y eso no nos ha permitido comprender el horror de la guerra en la que está sumergido México. Eso nos preguntamos para esta película, ¿Cómo contamos lo más terrible que subyace a las tripas?”
Tras lo anterior la susodicha co escritora de este proyecto menciona que sólo el tiempo les dirá si la manera en que abordaron la problemática fue correcta. Y Fernanda Valadez aprovecha la oportunidad para aclarar que desde sus perspectivas no hay una forma correcta o incorrecta de filmar la violencia:
“Astrid y yo siempre estaremos del lado de la libertad de expresión, como creadoras de la disidencia no podemos decir ‘Esto se puede y esto no’. Sería una censura. Pero lo reflejado en la película es lo que creímos más conveniente para la misma en términos humanos y emocionales, los cuales buscamos que tuvieran una congruencia en términos de producción, pero esa es una reflexión que cada equipo de cineastas debe plantearse”.
¿De qué manera terminar con la violencia?
Tras ver las diferentes producciones que abordan la problemática de la violencia en México, Fernanda Valadez comparte una pregunta con la audiencia: ¿Cómo acabar con estos círculos viciosos?, y para brindar la respuesta la cineasta admite que viene de un proceso de inocencia, donde “teníamos la esperanza que con un cambio de gobierno y tomando ciertos dispositivos políticos / económicos, las cosas iban a solucionarse de inmediato, y hemos visto que no es así”.
Tras lo anterior la realizadora mexicana piensa que este es un problema arraigado a un sistema repleto de desigualdades, pero piensa que el primer paso para acabar con las problemáticas sería resolver la impunidad:
“Somos un país donde el 90% de los crímenes quedan impunes, también necesitamos más acceso a bienes sociales como la salud o educación que permitan una sociedad más equitativa, esto más allá de las demagogias y propagandas políticas”.
Por último Fernanda Valadez cree que también es importante “asumirnos corresponsables, pues en nuestra sociedad hay diversos puntos de complicidad. Más allá de los gobiernos en turno: ¿Qué nos corresponde como sociedad?”.